El Odio es un borracho al fondo de una taberna, que constantemente renueva su sed con la bebida.
Baudelaire
Contrarrestar el odio opositor es tarea casi que imposible, todas las personas con privilegios económicos y sociales saben que su estatus es muy distinto al de la gran mayoría de mexicanos, y lo saben desde niños porque tanto en los medios de comunicación como en la mayoría de posiciones de poder solo ven imágenes como la suya. Y saben también que el único motivo por el que la mayoría de las personas están ausentes de esas prerrogativas es porque la desigualdad social y económica en México es real.
Se saben en una situación privilegiada, no lo desconocen, la mayoría solo lo niegan, y, en un mecanismo de defensa, quienes decidieron ser opositores tienen animadversión por todo aquello que les hace pensar que extender los beneficios sociales a la mayoría de ciudadanos atenta contra su forma de vida.
Cuando se habla de polarización, no hablamos de aquella de la diferencia de opiniones, tampoco de la que tan solo ubica y contextualiza el lugar que ocupa socialmente cada uno; la única polarización efectiva es aquella que ha establecido una economía sobrada de recursos de toda índole para un grupo muy minoritario mientras que en contraparte ha creado una gran mayoría de personas pobres, con carencias de educación, vivienda, salud y esparcimiento. Cualquier persona que quiera entender la tarea de la 4T y del presidente López Obrador bien puede partir de una conclusión semejante. No hay forma de juzgar el proceso transformador en que vivimos si se parte de la ceguera frente a la realidad del país.
Lo realmente triste es que todavía hay personas que, a pesar de ver el país que convirtieron en 36 años de neoliberalismo, prefieren creer que es conveniente un regreso al pasado para proteger su estatus, su clase, su privilegio o su preeminencia sobre la riqueza pública. Eliminar los prejuicios de los enemigos del cambio, en torno a que los llamados –con una intención peyorativa que acabó por convertirse en timbre de orgullo- chairos queremos el comunismo, la dictadura y que le vaya mal al país requiere apenas de una mínima sensibilidad ética y social que cabría esperar en cualquier grupo discrepante en una democracia, al día de hoy no se ha encontrado esta.
Sin embargo, y dado que han sido intereses de élites económicas y cúpulas partidistas quienes han cooptado lo que debiera ser un sano antagonismo democrático para dar paso a un bloqueo sistemático a los proyectos y decisiones de gobierno, queda en el lado de la 4T hacer sentir el beneficio colectivo de sus resultados. Los medios tradicionales no lo harán, los partidos políticos minimizados votación a votación tampoco, los odiadores por convicción o conveniencia no serán capaces de una toma de conciencia, de una renuncia a inmerecidos privilegios, y, mucho menos a convertir sus cánones de clasismo y racismo en algo más cercano a la fraternidad. Queda entonces a la 4T quitar el velo de ignorancia, deslealtad y malquerencia o simple indiferencia a quienes hoy se sienten lejos al proyecto lopezobradorista.
La CuatroT es para todes, ¿por qué?
Porque tiene el potencial de cambiar la vida no solo de quienes menos oportunidades tienen sino de todo aquel que busque transformar la realidad actual (aunque suene redundante) para que los recursos públicos se utilicen en las necesidades de todos y no de unos pocos. Porque, aunque ha sido un largo y tortuoso camino hacia el cambio, el presidente ha vencido en una narrativa que pone por encima al “pueblo” por sobre las cúpulas económicas y de toda índole, y la ha ganado porque le habla a las mayorías y resuelve asuntos de las mayorías.
Porque sin endeudamiento en los 4 años transcurridos, la mitad de ellos en medio de una pandemia que arrasó con la economía del mundo, las acciones ya realizadas marcan un radical antes y después; los cambios a los salarios, los apoyos sociales, los proyectos de infraestructura, el combate a la corrupción van goteando en cada familia de este país, en todas. Paso a paso se ha ido construyendo una politización que ha provocado que la ciudadanía se involucre y participe en las decisiones del poder. Veo muy difícil que a este país lo vuelvan a trasquilar como lo hicieron los gobiernos pasados, los ciudadanos están empoderados, es el mayor logro de la 4T, el cambio de conciencia en todos.
La peculiaridad de la política cuatroteista consiste en que en el transcurso de apenas cuatro años se convirtió en un mapa, en un radar, en una guía nacional, hoy ya nadie está exento de su alcance, a algunos les gusta y a otros no, pero no hay impasibles como sí los hubo en las últimas décadas porque no había nada que hacer, porque ya todo estaba decidido, porque el que era pobre lo seguiría siendo al igual que sus hijos y sus nietos. Ya no es así, ya no se siente así, hay oportunidades nuevas, hay una visión distinta y hay un sentimiento amoroso a la mexicanidad que antes fue pisoteado y mantenido oculto porque lo importante era pretender en vez de ser.
Así pues, para mí, el país de hoy, de ayer y de anteayer se superpone e integra en mi imaginación; -haciendo a un lado los seis sexenios de saqueo y tragedia- somos privilegiados, ricos en recursos y gente; y no hay nada que pueda hacer para evitar creerlo; las condiciones esenciales, el sentimiento nacional es profundo a la vez que distinto; la 4T es para todos porque no excluye, todos estamos invitados. Todes en igualdad de circunstancia.
Nota: Aprendí a escribir en lenguaje femenino/masculino, entiendo la polémica y la necesidad de usar uno inclusivo por quienes no se sienten representados en la costumbre. No tengo un juicio al respecto precisamente porque a mis 60 años lo he hecho de la misma forma, sin embargo al revisar lo que opina la RAE que dice que: «…es innecesario”, dado que “el masculino gramatical ya cumple esa función», me doy cuenta que esta institución está caduca. Así que en protesta ahí les va mi todes por esta ocasión.