Los guerreros victoriosos ganan primero y luego van a la guerra, mientras que los guerreros derrotados van a la guerra primero y luego buscan ganar.
Sun Tsu.
¿De qué forma trabajaran todos los partidos, Morena y aliados como fuerzas ganadoras y la alianza de PRD, PAN y PRI como perdedores en lo general aunque con importantes triunfos en algunos municipios y gubernaturas? ¿Podríamos hablar de una conciliación de ambas partes que se sustente en un arreglo con visión de Estado?
Hace dos semanas concluyeron las elecciones y en los días subsecuentes las fuerzas políticas conocieron cuál es la nueva realidad con la que tendrán que enfrentar los próximos tres años.
¿Qué sigue?
Después de unas elecciones tan ruidosas como las que fueron las pasadas podría caber la posibilidad aquella que dice que “… en política, hasta los ríos regresan” y que la oposición se empiece a ver como un grupo representante de una parte de la sociedad, un grupo minoritario pero fundamental en el país, trabajando de la mano de la 4T para sacar adelante los cambios constitucionales propuestos y los proyectos de obra que están en ejecución.
Creo que la pregunta a hacernos es si la conveniencia de rearticular la vida política en el siguiente trienio pasa por la necesidad de hacer un “arreglo” entre el proyecto 4T y los partidos aliancistas.
Un dato es que para hacer cambios constitucionales, al requerir de mayoría calificada se tendrá que negociar con otros partidos, al igual que en los 3 años anteriores se requerirá del voto de algunos diputados opositores; nada nuevo en el panorama porque así se ha hecho en este gobierno y claro ejemplo son las Reformas de Extinción de dominio, de Guardia Nacional, Educativa, de Prisión Preventiva, de Paridad entre géneros, de Reconocimiento a pueblos y comunidades afromexicanas, entre otras; y de manera destacada la de Consulta popular y revocación de mandato de la que, por cierto, estaremos hablando en las siguientes semanas. ¿Se requiere un “arreglo” o basta con el entendimiento propio de las iniciativas que se presenten y que acerquen ciertas posiciones de manera natural?
El apoyo a las obras como Tren Maya, Refinería, Aeropuerto y otros está protegido por Morena y partidos aliados al tener mayoría absoluta en el congreso y por lo tanto tener el control de la asignación de recursos para que avancen y concluyan estos proyectos. Para este fin presupuestal no se requiere ningún apoyo adicional de otros partidos.
El gran problema que me parece que se presenta es que hay dos posiciones muy encontradas: por una parte la posición ganadora 4T profundamente agraviada por las mentiras, el dinero externo que entró a la elección y el clasismo con el que se condujeron y conducen los representantes de la alianza del Sr. XGonzález; y por otra la visión de esta misma alianza de presentarse como ganadora, independientemente de la falsedad de su dicho, y por lo tanto no reconocer necesidad o capacidad alguna para encontrar mecanismos de encuentro con el gobierno del presidente López Obrador.
Con quién tendría que sentarse a dialogar la 4T, ¿con el Sr. XGonzález, jefe de la alianXa, o con los presidentes de partidos que actúan como delegados del empresario? Creo que la mejor solución ante algo que parece tan poco claro es que sean las fuerzas políticas en los congresos las que establezcan los diálogos correspondientes; porque no podemos olvidar que al 6 de junio se llegó con PRI, PAN y PRD bajo el mando del dinero del personaje del que ya hablamos, de intereses extranjeros, de compromisos mafiosos con la delincuencia organizada; y es por ello que difícilmente tendrán los funcionarios y partidos opositores la libertad de decidir por sí mismos. Muchos de los que obtuvieron puesto y fuero quedaron comprometidos y no sabemos de qué manera, no es deseable tampoco que comprometan su seguridad si es que a tal nivel quedaron expuestos en sus obligaciones aceptadas.
En todo caso debe haber un mínimo de congruencia de la que debe responsabilizarse la 4T en caso de intentar alguna conciliación y es que debe dejar sobre la mesa la imposibilidad de siquiera sentarse a dialogar si antes no hay un desagravio por parte de la oposición ante el clasismo que expresaron y provocaron entre sus seguidores en contra de la gran mayoría de la población; una vez más caer en narrativas de superioridad en base al color de piel, de supuestos estudios o grados académicos, de condición económica, de preferencia sexual, de “código postal” solo ahonda, esto sí, la polarización mediática y real que lastima a los electores, y muchos que no lo son, que prefirieron la opción de Morena y partidos aliados.
Este clasismo de la oposición me parece la barrera que puede ser infranqueable si es que se desea un “arreglo”.
Por otra parte, el gran evento político que sigue y que volverá a dividir al país en dos grandes grupos es el del 1 de agosto próximo con la Consulta para determinar con un SÍ o un NO si se enjuicia a los expresidentes en caso de tener razones jurídicas para hacerlo. Se entiende que PAN y PRI (y por consiguiente su escudero PRD) quieran rescatar del juicio social y legal a sus figuras que saquearon y dañaron al país durante los últimos cinco sexenios. ¿Podría la oposición ofrecer un “arreglo” a cambio de cancelar tal evento? Podrían intentarlo pero tendrían que recordar que no solo fue promesa de campaña sino que se votó de forma mayoritaria para que se pudiera hacer esta consulta y que la Corte intervino y aprobó su ejecución a pesar de los pretextos del INE para lograrla.
Una base para sí negociar es si todas las partes estuvieran de acuerdo en lo que decía Confucio: “En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza. En un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza”. Los que ya gobernaron dejaron pobreza, eso habla de su trabajo realizado, es hora de dejar a otros que lo intenten
En resumen, o estamos ante un “huevo de la serpiente” o ante un periodo de consolidación de la 4T. Las semanas y meses venideros nos lo dirán.