4T, AMLO, Censura, México, Periodistas, Política

Presidente censurado

¿Por qué no te callas?

Rey Juan Carlos I a Hugo Chávez.

La información es poder. Tal vez los medios de comunicación siguen siendo el cuarto poder, pero a diferencia del pasado la censura a ellos ya no es por parte del gobierno, sino de los mismos medios de comunicación (accionistas y editorialistas), de poderes fácticos como la delincuencia, élites económicas y de grupos que representan intereses extranjeros. Hoy, debido a la gran fuerza e impacto de las redes sociales, es más difícil censurar pero es más fácil desinformar.

El INE ordenó al presidente Andrés Manuel López Obrador no promocionar la consulta de revocación de mandato y le exigió que «se abstenga bajo cualquier modalidad o formato de realizar manifestaciones o comentarios sobre la misma o cualquier información que pudiera influir en las preferencias de la ciudadanía».

El PAN en San Lázaro, informó que buscarán  prohibir las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) durante los periodos electorales.

En el INE, PAN y PRD urgieron a que el presidente López Obrador se abstenga de difundir las obras del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, previo a la consulta de revocación de mandato. PRD: «Lo advertimos, señor presidente: respete la ley y la Constitución, deje para después la inauguración y la propaganda de ese aeropuerto.

Traduciendo a estos actores políticos: que se calle el Presidente, no queremos que hable para que la ciudadanía no se entere del trabajo que hace el gobierno, ¿qué, por la veda electoral no se puede inaugurar el AIFA? ¿Prohibirle las mañaneras es lo que les permitirá que las mentiras y noticias falsas en sus medios sean lo que prevalezca?

El presidente no se puede quedar callado, ante la diaria y uniformada infodemia a cargo de la oposición, es obligación del gobierno presentar sus proyectos, sus avances, sus políticas y su visión del país. Y, no menos importante, es que debe hacer un ejercicio reiterativo del por qué llegamos a donde estamos, qué sucedió en el pasado que dio pie a que la situación económica, política, social y de seguridad, sea la que es hoy. Los hechos y circunstancias originarias tienen nombre y apellido y no es con la prohibición de hablar de ellas como se resolverán los múltiples problemas del país.

Desde el inicio del gobierno del Presidente López Obrador, aquella “institucionalización” del pago a la prensa por parte del gobierno terminó, cayeron como dominó uno a uno los “famosos” periodistas que solían alabar al gobierno en turno a cambio de dinero y esto, en contraparte, impulsó el fin de la censura dado que dejó de pagarse para la adulación y abrió a la expresión libre de cualquiera lo que quisiera decir del gobierno. No es de sorprender que, como nunca, al gobierno actual le lluevan las críticas sesgadas y falsas de los mismos medios y periodistas que solían halagar a los anteriores.  Y, lo que sí sorprende por su bajeza, pero se entiende dado el enojo causado por ese cambio fundamental que transformó la relación de los medios y el poder, que al presidente y su familia se les insulte de manera grosera, burda y personal. A diferencia con el pasado, incluso en este caso, no pasa nada, nadie pierde su trabajo y nadie es perseguido o encarcelado. Hoy Carmen Aristegui, por sus personales razones, confronta al presidente de la mano de tristes figuras y no pierde su trabajo.

La conquista de la libertad de expresión y de la libertad de prensa no es cosa actual, estas surgen de la simbiosis y al mismo tiempo parasitismo con los gobiernos en turno, por lo que por mucho tiempo hubo una correlación entre ser cómodos al poder y beneficiarse de ello y, por el contrario, ser incómodos y ser castigados (silenciado, encarcelado, desaparecido, asesinado). En la época más reciente el castigo paso a ser algo más sutil, se desplegaba con la pérdida de la fuente de empleo de periodista incómodo (Aristegui); del uso de sindicatos para acabar con las estructuras directivas (Excélsior/ Scherer 1976); del control del papel para impresión (monopolio de PIPSA en la primera mitad del siglo pasado) y de muchas otras formas de presionar (obligar) a que lo que se publicara o dijera fuera favorable al régimen en turno. A cambio, los periodistas y medios cómodos fueron enriquecidos con contratos y “chayote” que fomentaron una distorsión entre realidad e información accesible al público. Fundamentalmente, una de las razones de la magnitud de la corrupción en el país se debe a que los medios de comunicación que conocieron y participaron de ella, prefirieron callar. Es de recordar al ex presidente José López Portillo que dijo: “no pago para que me peguen”.

La oposición ha intentado, por todos los medios, plantear su narrativa de crítica al gobierno, utilizan a los medios y pagan millonarias cantidades en redes sociales con el fin de conseguirlo; sin embargo, por una parte es tan fuerte el arraigo y popularidad del Presidente López Obrador, sus políticas y su trabajo social, que les ha sido imposible lograrlo y por otra, el efecto de las conferencias mañaneras en las que se presenta avances de obras, datos económicos, datos de salud, precios y se exhiben las mentiras opositoras; les corta cualquier viso de éxito. Han tirado dinero por el caño ante la realidad que ve y vive la mayoría de la ciudadanía (alrededor del 70%), así que lo que les queda es intentar silenciar al presidente, se cuelgan de extremos o interpretaciones de ley y apelan a cambios constitucionales, lo dicen abiertamente: queremos que el presidente no hable, que se calle.

Son los nuevos censores, ya no el gobierno, ahora ellos.

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2022, 4T, AMLO, México, Oposición

¡Todos quietos!

No se fíe del narrador sino de la historia.

Cuando se es parte de un proyecto ganador, es común que aparezcan los padrinos  que se presentan como “creadores”, “fundadores” o “dueños”, usurpando derechos que nadie les ha otorgado sobre el devenir del mismo.

Al interior de la 4T hay voces que quieren correr en direcciones opuestas ¡pero colgados de ella!, hay gemidos y hay aspavientos; a algunas personas públicas que ocupan cargos importantes, entenados y carga maletas de los anteriores, la auto asumida realeza hereditaria de la izquierda (sic), puristas de la teoría, acomodaticios del presupuesto, cercanos y lejanos al poder pero con foto vigente junto al único jefe de jefes. A todos ellos les digo (no expreso “decimos” porque no me arrogo más que la representación de mí mismo), ¡quietos, todos quietos!

La trascendencia de la 4T, su logro principal, es que unió a la mayoría de la sociedad en un proyecto común, uno que le dice adiós a las políticas neoliberales fomentadas en las décadas anteriores y que construye una sociedad más igualitaria; se dice fácil pero su implicación es tal que, en su camino, este movimiento revolucionario deconstruye el imaginario social anterior y crea nuevas formas de percibirnos en la sociedad. Este logro es  de todos, no de unos.

Dado lo anterior, creer que para alguien es posible un “quítate tú para ponerme yo” o una repartición de puestos y prebendas como se hizo durante el prianismo para contentar a tirios y troyanos*, o más aún, la creación de tribus para el prorrateo de canonjías como aquella que entre otras cosas llevó a la destrucción del perredismo; es ingenuo, ocioso e insolente. Por lo mismo, es de extrañar que algunos críticos y políticos supuestamente de gran experiencia política, no se den cuenta que plantear el futuro del movimiento de la misma forma en que se acostumbraba manejar los movimientos sociales y partidos políticos hasta hace algunos años es un error, un grave error.

En este trienio de cosecha de resultados en el que estamos, uno de los más extraordinarios es haber dejado sin discurso propositivo a la oposición política; su arenga se convirtió en la de la derrota, sin alternativas y opciones. La oposición mexicana, hoy ya se puede considerar como de las peores de todo el mundo, es irresponsable, entreguista, ignorante, soberbia, corrupta. Tener el apoyo de ella es condenarse al fracaso venidero. ¡Es tiempo de lealtades!

Ya no se puede volver la vista al pasado y me parece que es lo que algunas personas dentro del movimiento están haciendo; lo único cierto es que es tiempo de lealtades; porque en todo lo demás no hay certezas sino solo enigmas. Tocqueville decía: “el pasado ya no ilumina el porvenir, sino el espíritu humano camina entre tinieblas”.  La 4T es un movimiento que se construye día a día y que debe avanzar en la idea del bien común como forma de gobierno, a manera de como lo plantea Hanna Arendt: la política en tanto que disciplina que tiene como su telos un fin práctico: la conducción de una vida buena y justa en la polis. **

En este movimiento estamos trabajando, apenas se sentaron las bases del proceso de transformación que vive el país, en los próximos tres años disfrutaremos la profundización del impacto social positivo de este proyecto, este mismo año se concluyen dos obras emblemáticas: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la Refinería Dos Bocas, y el siguiente el Tren Maya y el corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Todas estas obras han sido boicoteadas por todas las vías posibles por la oposición, y sin embargo, la voluntad política de este gobierno y, sobre todo, el apoyo popular, las está sacando adelante. Si en este momento alguien cree que puede distraer al movimiento con sus elucubraciones de candidaturas futuras, se dará cuenta, más temprano que tarde que apenas le servirá para cavar su tumba política; ¡es tiempo de lealtades!

Este sexenio que marca el inicio de la transformación es para disfrutarse, ojalá y haya altura de miras por algunos quienes hoy parecen escuchar cantos de sirenas desde el odio de la derecha, no es tiempo de declararse “…ista”, ni de abrir facciones, es tiempo de cerrar filas, los leales de siempre eso hacen.

Muchos en este movimiento estamos viviendo acompañados de un gobierno por el que esperamos toda la vida, para muchos es la primera vez que tenemos al presidente por el que votamos, cito al mordaz y sabio caricaturista Antonio Helguera: “… si la caga pues sí, pero no me voy a poner a atacar a lo pendejo a un gobierno que esperé toda mi vida”

Cierro con una idea: los movimientos políticos los hacemos los ciudadanos, menospreciar al hombre y a la mujer común, como lo ha hecho y hace la prepotencia conservadora, es lanzarse al vacío. Yo veo un sentido de fraternidad y camaradería en la mayoría de la sociedad que no veo cómo alguien, que se diga parte de la 4T, pueda intentar romper el proyecto sin estar muy pronto fuera de él. La salida fácil y el cambiar de chaqueta por la búsqueda del puestito, es para los intrascendentes, todos los conocemos; en la 4T el camino es prolongado y solo resistirán los leales, porque no estamos hablando de un sexenio, esto que estamos viviendo es de largo aliento.

GRITAMOS, BERREAMOS, MOQUEAMOS, CHILLAMOS, MALDECIMOS
PORQUE ES MEJOR LLORAR QUE TRAICIONAR
PORQUE ES MEJOR LLORAR QUE TRAICIONARSE.

LLORÁ
PERO NO OLVIDES***

* El origen de la expresión se encuentra en la terrible rivalidad entre las ciudades antiguas de Tiro y Troya por la hegemonía en el Mediterráneo.

** Hanna Arendt. La condición humana. Editorial Paidós.

***Hombre preso que mira a su hijo, de Mario Benedetti

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4T, AMLO, Cosecha social, Cuarto año, Esperanza, Futuro, Resultados

4T Hora de cosechar

“Un buen día, echando la vista atrás, se dará usted cuenta que estos años de lucha han sido los más hermosos de su vida”

Sigmund Freud.

En esta nueva temporada de videos y columnas estaré hablando de los frutos de la decisión mayoritaria del 2018 y dejaré a un lado lo que hasta ahora vine reiterando; que la oposición es pequeña, corrupta, frívola, ignorante, y que por más resultados y datos que se les presenten permanecen en su odio. Al igual que en las elecciones que hubo este 2021, en las que habrá el próximo año y en la presidencial del 2024 cosecharán el encono que sembraron y que bien se han ganado.

Los periodos de gobierno de seis años por lo general se caracterizan por un primer año de organización, el segundo y tercero de siembra de proyectos, políticas y leyes; el cuarto y quinto de cosechar  y el último para consolidar y entregar a la sucesora.

A partir de este 1 de diciembre iniciamos el cuarto de año de gobierno y es hora de cosechar: el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería Olmeca en Dos Bocas se inaugurarán a partir de los siguientes meses, un año después el Tren Maya; los grandes proyectos sociales como Sembrando vida, Jóvenes escribiendo el futuro, Pensiones para personas con discapacidad y para adultos mayores, avanzan consolidándose.

Y aunque todo esto es importante el principal resultado en este periodo de vendimia es un nuevo espíritu que recorre a la gran mayoría de la población, podrá sonar cursi pero, ahora como nunca, los ciudadanos en su mayoría,  se sienten esperanzados, representados y satisfechos con el trabajo que viene realizando la 4T encabezada por López Obrador. Decía el colombiano Carlos Arturo Torres -político liberal que sirvió también a su país como funcionario en gobiernos conservadores- : “Es necesario regresar al optimismo, es necesario creer en la patria, en su potencialidad, en su porvenir y en la alteza de sus destinos”. Y eso está pasando en el ánimo nacional.

Hace apenas un par de días, en el tercer informe de gobierno, al llamado del presidente, respondieron cientos de miles de personas que de manera libre se organizaron para acudir al Zócalo y viajaron desde diversas ciudades, gastando sus propios recursos y su tiempo. Como en los mejores tiempos de campaña política, a tres años de gobierno se repite el fenómeno de querencia de la ciudadanía hacia López Obrador, al mismo tiempo que las encuestas lo ubican con una aceptación mayoritaria que se incrementa a cada medición; ¿qué si no es la confianza por el trabajo realizado y la esperanza de un mejor futuro lo que logra esta movilización?

A lo largo de este trienio se han realizado cambios constitucionales sobre muy diversos asuntos fundamentales que abarcan decenas de artículos de la Constitución Política que nos rige, todos ellos de gran sustancia, veamos: Se creó la Guardia Nacional que aunque está en un proceso de formación y consolidación, modifica el esquema de actuación de la autoridad para atender y resolver la Seguridad que es tarea aún pendiente; ésta Guardia Nacional sí es solo un escalón, pero ineludible, para poder solucionar la grave situación que se construyó durante décadas.

Se modificó la Constitución para establecer la Paridad de Género, ¡que ya es vigente! más allá que el gobierno la haya implementado desde su inicio. Este es uno de aquellos temas en que cuando se acusa al presidente López Obrador de supuestamente no ser feminista responde por sí mismo.

Y se reformó el 3º Constitucional en materia educativa, algo que maestros y trabajadores venían solicitando históricamente. Y se estableció también la Extinción de Dominio para recuperar bienes mal habidos producto de la delincuencia.  Y se modificó el Fuero Constitucional que protegía de ser juzgado por diversos delitos a funcionarios públicos, particularmente al presidente de la república. Y se amplió la prisión preventiva para delitos relacionados con materia electoral, corrupción y robo de energéticos.

Y sin embargo ni las obras de infraestructura y los cambios a las leyes son tan importantes como lo es el cambio de mentalidad que la sociedad está viviendo. Más allá de que futuros gobiernos pretendan modificar leyes ya avanzadas no habrá forma de apagar la conciencia que a lo largo de estos tres años despertó en la mayoría de los ciudadanos.

Una sociedad con esperanza, asumiendo que un mejor futuro espera a sus hijos es una sociedad que por consecuencia se vuelve más solidaria, más justa y menos dispuesta a regresar al pasado; y esta es la lectura que algunos no están sabiendo hacer; que la idea fundamental de que un mejor México es posible ha sido sembrada en una gran parte de la población, la misma que durante años y décadas fue viendo cómo se empobrecía mientras unos cuántos se quedaban con la mayor parte; la misma que fue viendo que sus vidas cada vez eran más frágiles, que sus hijos cada vez se alimentaban peor y que sus enfermos no podían curarse. Y no porque México fuera un país que no tuviera la riqueza suficiente para salir de su postración sino que la costumbre obligada de la pobreza y marginación hacían parecer como normal la enorme situación de desigualdad.

El gran Eduardo Galeano, citaba una frase de Fernando Birri: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”

¿Cuál es la diferencia entre un antes y un ahora? Que ha permeado una idea fundacional distinta, que engloba una nueva forma de vernos unos a otros, una idea que en su momento fue autófaga porque, haciendo un símil con el mito griego de Erisictón, había una casta de élites  que construyó un sistema de leyes escritas y no escritas que benefició a muy pocos –insaciables de poder y riqueza– en detrimento de las mayorías. Y, esos pocos poderosos lucharon, y lo seguirán haciendo, denodadamente para que no hubiera esa nueva forma de pensar pero olvidaron que bajo la figura de una personalidad como la de López Obrador, a esta idea trascendente le pasaría lo que a los papalotes; que se elevan cuando es mayor el viento que se les opone.

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Voy derecho y no me quito…

…si me pegan me desquito.

Cuando las encuestas te dicen que las decisiones tomadas son aprobadas por la mayoría de ciudadanos, cuando tus detractores no aciertan a establecer una narrativa que explique el porqué de cambiar de rumbo, cuando en cada elección se refrenda el impulso y crecimiento de las fuerzas que te llevaron al poder, y cuando las variables macroeconómicas dan razón a las políticas públicas de tu gobierno ¿es hora de cambiar? No.

Schopenhauer nos puede dar una buena pauta para entender el carácter tenaz -terquedad podrán decir algunos- que se suma a la ética y valores del presidente López Obrador. El conocido como filósofo del pesimismo, explica que “la voluntad es la sustancia de todo cuanto existe”, y nos plantea que «adquirir carácter» no significa otra cosa que alcanzar un íntegro autoconocimiento mediante nuestro trato con el mundo durante una vida entera, es decir por la experiencia cotidiana y permanente. Y por otra parte, y para redondear la idea de la formación de la personalidad del presidente López Obrador, la conjunción de carácter con “autodominio” en función de la felicidad personal (propio de la búsqueda de cada persona) le ha desarrollado el mismo tipo de destreza requerida para obrar justamente. *

Una figura como la de López Obrador que reúne ambas características: carácter y sentido de justicia (además de felicidad por lo que hace) tiene, por necesidad argumentativa, que ser consecuente con su historia, va sobre la misma línea y parece que su discurso se repite una y otra vez, y así es, no cambia, mantiene el mismo discurso fundamental una y otra vez.

Esta es la razón del porqué del apoyo popular al gobierno actual, las encuestas, incluyendo las de los medios que le odian, indican que conforme pasa el tiempo cada vez más ciudadanos se sienten satisfechos y sobre todo representados (algo inédito en la ciudadanía mexicana respecto a sus presidentes) por López Obrador. Y es meramente porque se percibe su firmeza ideológica y que su sentido de valores no cambia a pesar de tener la posición más preciada en la política mexicana. El presidente no tiene necesidad alguna de cambiar, a algunos les parecerá terquedad, a otros lógica conclusión.

El presidente supo entender dos cosas: por una parte los intereses comunes que pueden reconstruir el tejido social mayoritario y por otra la gran amenaza que representa la desigualdad extrema, y a resolver eso es que ha dedicado su tiempo, los esfuerzos públicos y el presupuesto. Y esta dedicación del presupuesto a los fines planteados a lo largo de los últimos 18 años por lo menos pero de manera puntual como promesa de campaña del 2018, es la razón del enojo y golpismo blando de las élites y partidos contrarios. No hay otro factor más importante, que no sea el interés en el manejo del presupuesto, que aglutine el odio opositor alrededor del proyecto de la 4T.

Hay una anécdota del expresidente de Costa Rica Ricardo Jiménez Oreamuno que cuenta que éste recibió una carta de un campesino donde le reclamaba porque el tren le había matado una vaca y exigía que el Estado se la pagara. Don Ricardo respondió: “Dígame una cosa, estimado amigo: ¿Fue que la vaca se atravesó en la línea, o fue que el tren se metió al potrero?”.

Sirva el cuento para insistir en que el presidente López Obrador va en la vía de su tren de ideas, políticas y programas que considera son las que requiere el país, de ahí no lo moverán. Meterse en el camino de la 4T es inútil, el modelo de transformación es un hecho y en poco tiempo más será irreversible.

Los partidos opositores con prácticas del pasado, los medios de comunicación tradicionales acostumbrados a vivir del “chayote”, los abajo firmantes, los tele intelectuales, las cúpulas empresariales que representan tan solo a quienes buscan evadir el pago de impuestos, las clases aspiracionistas (que no aspiracionales), los acostumbrados al saqueo de los recursos públicos, las fuerzas de la delincuencia organizada, los clasistas y racistas y en general todos aquellos que añoran una vuelta al pasado están en el camino del tren, les arrolla porque estorban su paso.

La 4T se conformó con un movimiento de muchos, de ciudadanos de diferentes partidos y de diversas clases sociales; está representada por una mayoría (más allá de las y los esquiroles que dicen que son pero que en realidad no son) que refrenda su compromiso lopezobradorista ante cada elección y ante cada consulta; esta es la tragedia para la oposición que no haya dónde encontrar una fórmula electoral que revierta la situación actual. Hoy, hay una mayoría de ciudadanos corrientes que fue, ya sea por acción o por omisión, casi tan responsable del estado en que se encuentra el país como definitivamente lo son los dirigentes de los gobiernos anteriores y las élites; pero esta ciudadanía actuante en la 4T finalmente dijo ¡basta!, y esto no lo está viendo la oposición. La práctica actual (porque cambia cada semana) de los antagonistas es simular adoptar causas de la izquierda: afirman luchar contra la corrupción los que saquearon al país, se pretenden ecologistas los que enajenaron el territorio y las aguas a las compañías mineras, se vuelven defensores del feminismo los patriarcas misóginos y machos,  protectores de la UNAM los que la llamaban nido de porros, revoltosos y huevones. ¿Les sirve de algo? No, son los mismos haciendo lo mismo, pero disfrazado.

Mientras el camino sea meterse con el tren del cambio nada bueno habrá para los usufructuarios del pasado, sería deseable que construyeran una propuesta y una narrativa de por qué y para qué quieren volver. Qué difícil la tienen cuando se enfrentan a un López Obrador sin poder mantener una sana discrepancia y con la única arma del insulto y la mentira frente a un «concepto bien armado, lógico y moralmente estructurado». Mientras no resuelvan el abismo ideológico entre el proyecto 4T y el embuste que representan irán reduciendo sus posibilidades de regresar al poder; me parece que en esta generación afortunadamente ya no sucederá.

Convendría, y mucho, que los caciques y dueños de las élites mexicanas leyeran a Maquiavelo para entender las necesidades del país y darse cuenta en qué fallaron mientras gobernaron: “Las victorias nunca están aseguradas sin cierto grado de respeto”, y dice en un fragmento que la mayoría de los estudiosos suele pasar por alto; “sobre todo, respeto a la justicia”.

*Cf. Schopenhauer, A., El mundo como voluntad y representación, v. I, Aramayo, R. (trad.), Madrid: FCE, 2005.

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El dictador

«Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran.»

Voltaire

Decir que el Presidente López Obrador es un dictador es una de esas afirmaciones sustentadas en la ignorancia y esquizofrenia de quienes creen que con frases estridentes pueden despreciar la legitimidad de sus actos de gobierno.

A un gobierno que, le guste o no a la oposición, cumple con las promesas electorales (como ninguno otro en las últimas décadas) y con el plan de gobierno a que se comprometió desde el primer día de su mandato al que llegó por la vía democrática, no tiene cabida política, jurídica, o coloquial siquiera que se le pueda conferir cualquier actuación de tipo dictatorial.

Lo que los dictadores sí hacen es cometer crímenes, torturar, reprimir, eliminar la democracia, limitar las libertades de prensa, reunión y asociación; precisamente todo lo que es más cercano a las características y formas de gobernar de la derecha. No hace mucho, hace un par de sexenios, tuvimos a alguien en el poder con características dictatoriales: Traidor, sanguinario, megalómano, usurpador y corrupto, pero como a los 6 años entregó la estafeta no le llamamos dictador. Si algunos voceros de la oposición del PAN y PRD principalmente y en menor escala del PRI y MC vociferan de la supuesta dictadura a que nos conduce este gobierno es  tan solo por la reiteración del discurso de mentiras que mantienen aunque los hechos vayan en sentido contrario. El propósito de los antagonistas a la 4T al expresarse así es continuar en el círculo perverso del que no salen y que consiste en intentar que la máxima goebbeliana que dice: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad” se cumpla.

Lo que hoy se vive en México no es una dictadura sino una gran transformación histórica que, por cierto, ya es estudiada en universidades y think tanks de todo el mundo. Una evolución del modelo neoliberal de saqueo y corrupción a uno que de manera pacífica busca mayor igualdad, justicia y oportunidades para todos y que pone por encima de intereses propios a la soberanía y el bienestar nacional. Hay una clara diferencia entre un dictador y el hiperliderazgo de López Obrador y esto sí que es un raro fenómeno entre los políticos mexicanos que les diferencia del actual presidente.

Noam Chomsky, el conocido lingüista politólogo y filósofo explica en su libro ¿Quién domina al mundo? que: “La amnesia histórica es un fenómeno peligroso no solo porque socava la integridad moral e intelectual sino también porque sienta las bases para los delitos que aún están por venir”. A esta amnesia es a la que apela la oposición mexicana cuando, con el fin de confundir a sus huestes, usan palabras –en este caso dictador- con la finalidad de distorsionar la realidad. Hablarle así a sus oyentes para que a su vez lo repitan, mintiendo y falsificando el sentido del lenguaje no es más que decirles y tratarlos como aquello que dice la canción del compositor José José: “Pobre tonto, ingenuo charlatán”.

La lista de dictadores en el mundo es larga, en todas las épocas y en todos los continentes; la gravedad de sus actos de barbarie y de la consecuencia de sus actos de gobierno marcó profundamente la historia de sus países. Si López Obrador es un dictador ya quisiera el mundo tener dictadores así.

  • La dictadura impuesta por el rey belga Leopoldo II en Congo cobró la vida de la mitad de la población, 10 millones de personas que fueron usadas como mano de obra esclavizada.
  • Dos millones de camboyanos fueron exterminados durante la dictadura de Pol Pot.
  • Durante la dictadura de Porfirio Díaz, en las plantaciones tropicales los trabajadores vivían como esclavos; lo mismo sucedía en las plantaciones de henequén en Yucatán, con los madereros de Chiapas y los tabacaleros de Oaxaca.
  • Idi Amín el dictador africano de Uganda ordenaba torturas y asesinatos a sus opositores diariamente y guardaba los cráneos de sus enemigos en su palacio. Sus víctimas se calculan en unas 300 mil.
  • Etcétera, etcétera y más etcétera.

Sin embargo, siempre hay un sin embargo, si por dictador se quiere entender la acepción de aquél que maneja los hilos de los políticos del país, pues ya es otra cosa. El presidente tiene la capacidad de tener a los partidos políticos y sus representantes, incluyendo voceros, corifeos y abajo firmantes, en alerta permanente de sus dichos y hechos. Maneja a la perfección los ritmos sociales y electorales y hace que incluso parezca que se divierte provocando las más diversas reacciones. Un día levanta el cadáver político del ex candidato y hoy fugado Ricardo Anaya con tan solo mencionarlo; al día siguiente zangolotea a la senadora Lily Tellez, antes a periodistas chayoteros, a Krause y Camín, al expresidente Calderón y al bufón de Fox. A cualquiera que, de vez en vez, sirva para recordarnos a todos la pequeñez de antagonistas que tiene enfrente y que destruyeron y saquearon al país. Podría llamarse la dictadura del sarcasmo, y es que de todos los políticos y ex funcionarios del pasado que intentan regresar al poder no se encuentra uno que represente seriedad y programa alternativo, así que lo que el presidente López Obrador hace es pitorrearse de ellos, sin decírselos y sin que parezca que lo hace. Este dictador no ejerce de dictador, es un demócrata que tiene en la lona a sus contrincantes y que por más aire que les echa no atinan a levantarse.

Charles Chaplin escribió el final de la película «El gran dictador«, la gran parodia de Hitler. La idea de esta película surgió después de haber visto aquel documental de 1935 de Leni Riefenstahl «El triunfo de la voluntad«, que no era otra cosa más que un panegírico del movimiento nazi ; todo un atrevimiento por parte de Chaplin en aquellos años de pleno auge del nazismo, cierra la película diciendo:

«Pero… yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres«

¿Ya nos vamos entendiendo?

¿Andrés Manuel dictador? Pamplinas.

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El mundo al revés

“Leemos el mundo al revés y nos lamentamos de no comprender nada”

Rabindranath Tagore

Entre febrero y marzo en algunas ciudades de México, como pasa en otras del mundo, se celebra el Carnaval. El origen de esta fiesta se remonta al medioevo y en su práctica incluye: bullicio, música, desorden y sátira. Uno de los elementos del carnaval es el disfraz; esa careta, ropaje o máscara que “engaña” aunque sea por un momento a la realidad. Así el pobre se viste de rey, la mujer de hombre, el hombre de mono y cualquier otra composición que oculte la verdadera identidad.

En el carnaval permanente de los políticos opositores mexicanos su disfraz es el lenguaje. Enmascaran la realidad con su charlatanería inversa, con la antípoda de la palabra precisa que sirva para interpretar y comprender el momento social. Su “logro” es que aquellos de sus seguidores que les escuchan, viven un mundo al revés.

¿No les sucede que cuando intentan mantener un diálogo con quienes se oponen a la 4T y al presidente López Obrador, muchas veces (siempre hay las excepciones que nos dan un gratificante respiro) se enfrentan a alguna de estas situaciones?

  • Los que para no argüir sobre a qué se oponen y qué defienden, dicen que es mejor no hablar de política, están en contra pero mejor no hablar de ello dicen. No saben de qué, solo saben que están en contra, es más “nice”, menos “chairo”, les mantiene en un punto medio para parecer que no están ni con dios ni con el diablo.  Estos indiferentes o medias tintas: juegan con una “neutralidad” –que a primera vista pareciera puramente pasiva pero que, realmente, lleva implícita la traición como conducta: traición a principios, traición a uno mismo y al otro, traición a la historia.  En fin de estos hay poco que decir, si no quieren participar en el momento tan trascendente actual no hay nada que hacer. En el Infierno dantesco hay un especial lugar para ellos, ¡aparten sus lugares!

Y:

  • Los que tienen como único argumento repetir cualquier opinión de:
    • Ex funcionarios, columnistas y medios de comunicación  -notorios y reconocidos como ¡anti amlo!- entre ellos principalmente los que recibieron millones de pesos para hablar bien de gobiernos priistas, panistas o perredistas en turno y que ahora que no reciben chayote su enojo, casualmente, les hizo “opositores”.
    • Lo que el amigo, primo, o primo del amigo oyó en una conversación o le dijo una “fuente” muy enterada de lo que pasa. Los típicos que dicen: es que no conoces la realidad…

Y entonces, estos ciudadanos “opinan” meramente lo que escuchan de esas voces que como en carnaval les disfraza con palabras la realidad. Loret, Riva Palacio, Hiriart, López Dóriga y ralea afín suben una columna o un mensaje en redes y estos enemigos del proyecto 4T la replican y citan como su fuente; no importa que esté demostrado que estos periodistas recibieron millones de pesos para hablar bien de quien les pagara, fuera este Salinas, Fox, Calderón o Peña Nieto, fuera cualquier gobernador o funcionario a cual más corrupto uno que el otro. La premisa que les ha sembrado la televisión y los telectuales que admiran es: AMLO no sabe gobernar, no sabe manejar la economía, no sabe de geopolítica, no sabe de salud, es igual que los demás políticos, es naco…

Si el presidente o alguien de su gobierno dice algo, si algún dato oficial se presenta, si se muestra un nuevo proyecto o una nueva ley, si se habla del avance de la obra pública, si se informa de noticias que afectan a todos, y estos no convienen a la narrativa de los odiadores del presidente; de inmediato se desata una campaña que dice exactamente lo contrario: desdeña las obras, engrandece los problemas, minimiza los éxitos, niega la información real, en resumen contrapone con cualquier elemento mediático insulso y vano para que sea la respuesta a los datos reales e importantes.

Y estos ciudadanos poco conscientes, muchos de ellos ciegos, sordos y perdidos entre la ignorancia y desinformación porque tan solo se alimentan de los datos, chismes, dimes y diretes que les provee la campaña de desinformación en contra de la 4T, son quienes han vivido con todas las mentiras que a lo largo de los años les han dado, les dijeron que la pobreza en México era un mito, que el problema de Chiapas lo resolverían en 15 minutos, que se combatía a los narcotraficantes, que las reformas que privatizaron los bienes nacionales le convenían a los mexicanos, que…

Mientras la fuente de información de esta parte de la ciudadanía sea la que les abastece la delincuencia organizada y la corrupción en voz de aquellos medios y comunicadores del pasado, será difícil que la sociedad mexicana dialogue. Mientras la fuente informativa sea las personas que vivieron de la corrupción y privilegio del pasado y que añoran canonjías pretéritas, no hay posibilidad de entendimiento social.

Lo que hoy hay es un diálogo de sordos entre un México viejo, obsoleto, ruin y saqueador en los términos que imponen los caciques económicos, políticos e intelectuales que se niegan a retirar y un México emergente, fresco, que intenta hacer las cosas de otra manera, que busca abatir la pobreza y la desigualdad social, que busca empoderar a mujeres, indígenas y excluidos históricamente. En el carnaval de la mentira política el disfraz del lenguaje solo le sirve a los poderosos, es vergonzoso que muchos que poco tienen se presten a escuchar su canto de sirenas. El país va a cambiar, los hechos ya lo están demostrando; aunque muchos ciudadanos están en ello, otros no, es natural que coexistan ambas opciones, lo que no se vale es que entre estos últimos su vivencia sea un carnaval disfrazado de lenguaje que les dice que vean el rojo cuando en realidad es negro; son materia fácil, carne de cañón porque así como nunca vieron el México violentado y secuestrado por poderes fácticos, tampoco ven dónde está la responsabilidad y el origen en la debacle estructural del país.

Y lo repiten, y así dialogan, esta es su historia.

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Ni pichan, ni cachan, ni dejan batear

“No que me hayas mentido, que ya no pueda creerte, eso me aterra”

Nietzsche

Tercer informe de gobierno y el presidente da datos: Crecimiento económico, avances vacunación covid, combate a la corrupción, aumento en recaudación de impuestos, congelamiento de cuentas de delincuentes y ex funcionarios corruptos, reformas en el Infonavit, avance de obras de aeropuerto, tren, canal interoceánico, parques industriales, carreteras y un largo etcétera. La oposición: ¡esdeke nocierto!

En cualquier democracia el tener diversas opciones políticas le da sustento a la participación ciudadana.

Por mucho años el PRI fue el partido dominante (no importa aquí las razones); en 1946 con la ley electoral de ese año además de a este partido se le dio registro también a PAN y al Partido Demócrata Mexicano y más adelante, se incorporaron otros partidos, entre ellos el PCM Partido Comunista Mexicano. Muchos partidos se han formado y desaparecido, algunos dieron paso a otros como sucedió con el PRD en 1987 (formado por diversos partidos de izquierda que existían en ese momento). También desde 1990 existe el PT (partido del trabajo), PVEM (Partido Verde Ecologista), Movimiento Ciudadano MC fundado en 1997 y MORENA fundado en el 2011.

Parecería entonces que hay una diversidad de opciones en el espectro político, sin embargo la enorme fuerza de López Obrador y MORENA que ganó las elecciones del 2018 hizo que en realidad se agruparan los partidos en dos fuerzas principales antagonistas. No se puede hablar de un agrupamiento ideológico por parte de la oposición porque lo que sucedió es que se juntaron el agua con el aceite; partidos tan disímbolos como lo eran (por lo menos en el papel) PAN, PRI y PRD unieron sus intereses tan solo para oponerse frente al lopezobradorismo y MORENA.

Así las cosas, llegamos al tercer año de gobierno del proyecto 4T con un partido mayoritario  en el gobierno y los tres otrora importantes partidos unidos en contra del primero. Por parte de la oposición, al no ser una unión de ideas y doctrinas comunes lo que hay es una fuerza contrincante frente a cualquier acción, política o idea que plasme el gobierno actual. Su único interés visible es afectar al gobierno en turno.

Como nunca antes algún presidente, en las elecciones del 2018 López Obrador fue popular en todos los estratos sociales, la escolaridad de sus votantes en su mayoría es de escolaridad de universidad, el rango de edad principal fue de los de 26 a 35 años, y contra todo lo que se pensaba uno de los votos fuertes que lo llevó a la presidencia con más del 53% fue el de la clase media.  Por cierto, esa idea, que de manera discriminatoria está en la cabeza de los sectores de derecha en México, que dice que solo los pobres y sin educación votaron por López Obrador, es falsa; los datos reales y duros les contradicen. La 4T es un movimiento transformador que abarca a toda la sociedad y tantos elementos sociales, económicos, políticos y culturales que sería ingenuo hablar de ello en una pequeña columna, baste decir que no es un proyecto que se agote en una sola actividad o una sola política pública; es más bien un entramado que abarca todos los ámbitos que afectan a la sociedad.

Y esto ha sido tan contundente que los antagonistas al gobierno se han quedado sin discurso posible: no han podido construir un mensaje coherente que explique por qué quieren volver al poder mientras que el gobierno acciona proyectos y políticas nuevas diariamente; no aportan frescura de ideas o propósitos sino que su único planteamiento es la vuelta al pasado; no argumentan en el legislativo tan solo gritan y bloquean; no construyen diálogo, insultan.

Les aplica como “anillo al dedo” la frase de: ni pichan, ni cachan ni dejan batear. El país no se merece eso pero es lo que hay y no se ve que pretendan cambiar de actitud por lo menos hasta las elecciones del 2024.

Estos partidos políticos en vez de ofrecer una oferta política se han dedicado a hacer propaganda en contra del presidente; han gastado, dilapidado habría que decir, enormes recursos en atacar al gobierno actual y se olvidaron de proponer algo distinto a la ciudadanía. Mientras tanto el presidente mantiene su ritmo de trabajo, continúa recorriendo el país y al pendiente del avance de las obras principales para que se completen en tiempo; las libertades se amplían y como nunca antes en el país, se respeta la libertad de expresión y de asociación.

Que la oposición tenga un comportamiento majadero y cretino sí es un problema para el país y para la sociedad que ya no cree en sus dichos y agravios diarios al presidente López Obrador aunque, como ya se ha visto, afortunadamente su proceder no detiene ni al presidente ni a su gobierno; y no se ven visos de que en el corto plazo los partidos antagonistas se comporten democráticamente. Norberto Bobbio (1909-2004) analizaba que en la suma de principios democráticos hay matices que relacionan de diferente manera los valores de igualdad, libertad y justicia y que al no existir una fórmula precisa en su mezcla, la oposición política es necesaria, indispensable.

Pero pues eso es lo que hay, esta es su historia.

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AMLO: ¿moda o convicción?

Al nopal solo se le arriman cuando tiene tunas.

Refrán popular

Qué ironía escuchar cómo algunos usan como tesis para criticar o mostrar la animadversión que tienen al Presidente López Obrador, el cuento de: yo voté por él pero…, yo voté por AMLO pero…, yo siempre lo apoyé pero… Y a partir de ese pero lo que sigue es la crítica usual y el mismo discurso que usa cualquier franco antagonista al gobierno actual.

Aquí planteo, tan solo como una forma de caracterizarlos, que las personas que están en desacuerdo con la administración lopezobradorista se dividen en dos grupos:

 a) las personas que abiertamente y sin ambages dicen que están en contra de su proyecto y

b) las que se apenan de su conservadurismo e infieren lo que creen es una historia de vicisitudes que les ha hecho cambiar de opinión y que dicen: yo voté por él pero…

De estos últimos escribo hoy, de los taimados, blandos, convenencieros, falsos, tartufos y demás hipócritas a quienes les cuesta exhibirse en su realidad opositora, conservadora, a veces traidora pero siempre, eso sí, convenenciera.

A tres años de distancia de aquel triunfo y aunque el presidente mantiene más de un 70% de aprobación, encuentro que parte de esos votantes fueron de “ocasión”, la moda era votar por López Obrador y a eso se sumaron, no por convicción sino porque la tendencia que marcaba las encuestas indicaban que ganaría y, para  ese grupo derrotado históricamente sin entender el porqué ¡qué mejor que estar con el ganador! . Y así, sin convencimiento alguno pero montados en la ola de un proyecto ganador otorgaron su voto a la 4T. Gracias por ello.

No importa si es la ignorancia, el no leer y no informarse, el simple desinterés o la comodidad lo que da formación a este grupo: el no entender las razones de las circunstancias que ha vivido el país y todo aquello que llevó a la enorme desigualdad, violencia y carencias en que vive la mayoría de los mexicanos, agota en su inmediatismo de intereses tan solo su propia conveniencia, principalmente económica. Estos votantes “arrepentidos”, generalmente de clase media, hoy se sienten frenados al ver que van cayendo aquellos elementos con los que tradicionalmente “aspiran” a ser de ese 10% que es realmente rico y poderoso. Sus cuates que les daban chambas, funcionarios que conocían y les daban concesiones y contratos, becas porque tienen los contactos adecuados”, participación en la vida social porque el primo del amigo se ha enriquecido a costa del erario etc., hoy son prácticas que se van acabando y que incluso se ven mal. Se han quedado huérfanos en esas posibilidades.

Esa forma de vivir la vida bajo la moda de turno es la explicación de su voto en el 2018, es lo mismo que les hace de vez en vez ser ecologistas, preocuparse de causas sociales (si son de otro país mejor y son de causas tan amplias como el calentamiento global aún más); usar pulseras de color que signifique apoyar alguna lucha por algo o de alguien. No son consistentes, no tienen ideología, si fuera ropa sería un “fast fashion” para usarse un par de veces y después cambiarla por otra.

Es en esta representación que tienen del mundo en donde se puede hallar algunas de esas voces que hoy se dicen arrepentidos. Porque no hay secretos, el presidente siempre dijo lo que haría, explicó sus políticas claramente, dijo que combatiría la corrupción (no lo entendieron así), dijo que por el bien de México primero se atendería a los pobres (no lo entendieron así), que acabaría con el influyentismo (tampoco lo creyeron) y que se rodearía de gente que tuviera amor por el país (¡y tampoco le creyeron!), votaron por moda, no por convicción. Y si no han tenido la capacidad de comprender la realidad actual y su porqué se van a volver locos a partir de ahora en que veremos movimientos que sacudirán a la clase política y a la sociedad para preparar el cierre del sexenio y se dejen amarrados los puntos fundamentales que hagan irreversible la vuelta al pasado (sobre esto escribí en mi columna anterior: «¿Hora del manotazo?»)

El reciente caso de la escritora Brenda Lozano que fue nombrada como agregada cultural en España es un ejemplo que nos explica esa línea de pensamiento: en sus redes sociales y en sus artículos de opinión la autora es una crítica del gobierno actual, del proyecto 4T y en particular del presidente López Obrador de quién se burla constantemente, entonces, ¿por qué alguien con esas características, debe representar a este gobierno? Pero, a pesar de lo anterior, cuando se le cuestiona y critica por haber aceptado ese puesto dice: es que yo voté por AMLO. Haber votado por AMLO no es patente para abandonar el proyecto si se pretende el privilegio y responsabilidad de su representación. Tiene todo el derecho a estar en contra de López Obrador y su proyecto, esa es su libertad; la 4T tiene por su parte el derecho de ser representada en el mundo por afines.

La 4T no es una moda y el presidente no es un showman, la 4T es un proyecto de gran profundidad que intenta cambiar las malas prácticas del país; es obvio que hay a quienes no les conviene que eso suceda y lo dicen abiertamente y hay también estos otros: los que votaron por moda. Y esta es su historia.

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¿Hora del manotazo?

«La acción no siempre trae felicidad … pero no hay felicidad sin acción». 

Disraeli

Estamos por llegar a los tres años de este proyecto 4T encabezado por el Presidente López Obrador. ¿Es hora que el presidente de un “manotazo” sobre la mesa que sitúe a cada quién en su lugar? ¿O se debe seguir dando trato de demócratas a quienes son meros golpistas blandos?

Los opositores al proyecto lopezobradorista han intentado bloquear todas las obras púbicas, propuestas, leyes y programas que el gobierno –electo por una mayoría superior al 53% representada en más de 30 millones de votos, ganando con votaciones hasta del 79% en algunos estados y siendo primera fuerza política en casi la totalidad de los estados– ha presentado.

Con el margen de acción que el triunfo de Morena y sus aliados obtuvo, se ha podido hacer cantidad de cosas: en obra pública destaca la construcción del nuevo aeropuerto (cancelando el elefante blanco en Texcoco), el tren maya y la refinería de Dos Bocas;  se ha construido un nuevo entramado legal con más de 60 reformas constitucionales y cambios en leyes; tenemos al primer presidente en 80 años que privilegia la atención a grupos históricamente olvidados a través de programas de becas, pensiones, subsidios, proyectos de empleo temporal; créditos financieros y precios de garantía para campesinos; respecto a la economía se firmó la renovación del TMEC y los acuerdos paralelos, las finanzas atienden responsablemente las variables macroeconómicas: valor del peso, inflación y e inversión extranjera directa; ante la epidemia de COVID y frente a un sistema de salud devastado por los gobiernos anteriores se procuró una respuesta rápida para construir y habilitar hospitales, aumentar las camas disponibles y comprar equipos médicos y se logró negociar con los fabricantes de vacunas las cantidades necesarias para cubrir a toda la población.

Pero sin duda alguna, la cereza del pastel, es el frontal ataque a la corrupción que se lleva a cabo, nombres como Lozoya, Duarte, Ancira, Collado, García Luna, Medina Mora, Torres López. Herrera Pegueros, Lastiri, Elías Beltrán, Karime Macías, Romero Deschamps, Zerón de Lucio, son apenas algunos de los investigados, encarcelados, perseguidos o fugados. Esto acompañado de fondos congelados a través de la UIF en miles de cuentas bancarias por miles de millones de pesos y de dólares.

Y sin embargo…

¿El ritmo que se lleva en la gestión de gobierno será suficiente para lograr un modelo irreversible que impida volver a prácticas del pasado que saquearon los recursos del país y que aumentaron las enormes desigualdades? En este momento aún es incierto, no se ve tan claro cuando todas las decisiones del ejecutivo se ven frenadas, o por lo menos retrasadas, por disposiciones de jueces a modo, que amparan a todos los que se dicen afectados por el nuevo rumbo del país, decenas, cientos de amparos:

Los empresarios que se niegan a pagar impuestos lo siguen intentando, los monopolios entre empresas que se coluden para aumentar precios de medicinas y de gas encuentran los mecanismos para seguir haciéndolo, los concesionarios siguen encareciendo sus tarifas en base a contratos leoninos firmados en gobiernos pasados. 

Y el poder judicial entre la complicidad y el “nomás milando”. El INE tomando parte en los procesos electorales a favor de la oposición, el TRIFE en medio de una descomposición interna arrebatándole a la 4T puestos de elección ganados .

Los medios de comunicación, ahora con recursos de gobiernos estatales y empresarios en franco ataque al presidente y su gobierno, como nunca, la grosería, el clasismo y el racismo es promovido por aquellos que dejaron de recibir “chayote”.

Exfuncionarios, expresidentes y sus familias,  paseando por el mundo en medio del derroche. Calderón y Fox boquiflojos sabiéndose protegidos por el poder judicial.

Todos estos, incluyendo a esa nueva casta de «progres viudos del presupuesto», actúan al unísono contra todo lo que sea 4T, están desesperados por cancelar todos los obras en ejecución porque saben que una vez concluidas se les complicará aún más desprestigiar al gobierno.

¿Y nosotros?

La Fiscalía General de la República se ve reumática y anquilosada, actúa pero no acierta a dar los golpes contundentes que pongan un alto a la impunidad, los delincuentes de cuello blanco y exfuncionarios saben que el tiempo es su mejor aliado; mientras se arman las investigaciones y a punta de amparos se frenan las que se logran, continúan despreocupados. Se  entiende que el mamotreto que le dejaron a Gertz Manero sea difícil de enderezar pero el tiempo va pasando y no se vale un: lo intentamos pero no pudimos.

En el partido MORENA se empiezan a ver ataques soterrados entre grupos o facciones, algunos muy adelantados acuerpando próximos candidatos que no están entendiendo que lo importante son los siguientes dos años, si no cuidamos la 4T y la ejercemos a plenitud no habrá ni Claudias ni Marcelos para contar la historia. No puede perder la brújula la dirigencia que a veces parece pasmada y callada, poco ejecutiva y sin el carisma que aglutine al lopezobradorismo.

Los secretarios actuando en sus responsabilidades pero en algunos casos con poca visibilidad, la tarea de comunicación de algunos de ellos se las está ganando la prensa odiadora. No acaban de construir su fortaleza y dependen del abrigo presidencial para lucir.

El manotazo

El gobierno cuenta con la fuerza que le da la ley y la Constitución, la fuerza que le da la mayoría de la población, me parece que es hora de poner las cartas sobre la mesa a todos los que no van al ritmo del proyecto de transformación y hacer los cambios necesarios, si fuera el caso, aplicar la mano dura que la ley le permita para resolver los pendientes.  No podemos seguir agachados a los poderes fácticos que se niegan a ceder sus privilegios mal obtenidos. Este no va ser, no puede ser, un sexenio de: lo intentamos.

¿Hasta dónde será paciente el Presidente López Obrador? Mi opinión es que se le acaba la mecha y pronto veremos que tirará un cañonazo como apretón de tuercas que ocasionará gritos y sombrerazos (por decir lo menos)

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AMLO y el mundo en la 4T

“¿No que no tronabas pistolita?”

Es lógico que no lo soporten, es lógico que al verlo intentando cambiar las cosas y hacer que se respete la soberanía y la no intervención en asuntos de otros países lo rechacen, es lógico que cuando advierten que México recupera la tradición de asilo a perseguidos políticos se crispen. Es lógico porque es la forma que tienen los conservadores mexicanos de negar su incuestionable mentalidad de colonizados y su noción cultural de inferioridad en que se ven frente a otros países.

La historia de la diplomacia mexicana durante el siglo XX y lo que va del XXI reúne importantes  eventos que bien se pueden agrupar en tres formas de relacionarse con el mundo. Cada una de ellas bajo las propias circunstancias de la geopolítica del momento, de la realidad que nos presenta la vecindad con Estados Unidos y de la personalidad de los presidentes y secretarios de relaciones exteriores y los embajadores mexicanos, todo esto con el apoyo de un gran grupo de personal de carrera que independientemente del gobierno en turno defiende los intereses del país .

De manera muy breve esbozo algunos de estos momentos de la diplomacia que han marcado a México:

En un primer grupo de eventos durante el periodo postrevolucionario y hasta el inicio del neoliberalismo en la década de los 80, México, bajo la idea fundamental heredada de Benito Juárez que encierra en su conocida frase «… el respeto al derecho ajeno es la paz», se caracterizó por hacer valer su soberanía y no intervención en los asuntos de otros países, usando como instrumento la Doctrina Estrada que se promulgó en 1930 y que dice en esencia: El gobierno mexicano no califica ni precipitadamente, ni a posteriori, el derecho de las naciones para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades. En 1931 en que México se incorpora a la Sociedad de las Naciones (antecesora de la ONU) el país estableció su posición a favor del derecho internacional, del principio de no intervención y del derecho de autodeterminación de los pueblos y siempre apoyó el principio de resolución pacífica de diferendos internacionales, así como rechazó el uso de la fuerza en las relaciones internacionales.

La política de Asilo a perseguidos políticos como fueron los casos de Trotsky, de Menchú, de Cámpora, del Shah de Irán y de Hortensia Bussi entre otros, son emblemáticos del papel que ha jugado México en los asuntos internacionales.

El activismo de Gilberto Bosques, cónsul en Francia nombrado por Lázaro Cárdenas como  su enviado personal en Europa al inicio de la segunda guerra mundial y que fue capaz de otorgar más de 40,000 visas y salvoconductos para que perseguidos del fascismo se refugiaran en México (por lo que se le conoce también como el Schindler mexicano) y que alquiló dos castillos en Marsella para esconder a hombres y mujeres (principalmente españoles) y evitar así que fueran capturados por los nazis, lo que le costó ser apresado junto con su familia por la Gestapo hasta 1944 en que se le permitió regresar al país (Por cierto, qué corta memoria la de la monarquía y partidos de derecha españoles)

En 1948 México se incorpora a la OEA y participó en ella activamente en la construcción de un sistema de resolución de conflictos en Latinoamérica.

En 1967 México firma bajo la conducción del canciller mexicano Alfonso García Robles, el Tratado de Tlatelolco que proscribe las armas nucleares en América Latina y el Caribe, por este éxito diplomático García Robles recibió en 1982 el Premio Nobel de la Paz.

Es también fundamental la participación de México a principio de los 80 en el establecimiento de la paz en Centroamérica como miembro del Grupo de Contadora junto con Venezuela, Colombia y Panamá al margen de Estados Unidos.

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En un segundo grupo, se podría llamar el de los vende patrias y traidores, a partir de la segunda parte del gobierno de de la Madrid -ya inmersos en el neoliberalismo- y hasta el gobierno de Peña Nieto, México plegó los intereses del país a los del mercado y a la política que le marcaban los dictados norteamericanos y los grandes grupos empresariales del mundo que se beneficiaron de la repartición de las empresas nacionales.

En este periodo neoliberal México no solo dejó de hacer valer la importancia de su independencia diplomática sino que aquí encontramos la mayoría de escándalos en el servicio exterior: los gastos suntuosos del embajador Carlos Flores, nombrado por su amigo Fox,  en la OCDE, que gastó a costa del erario mexicano miles de dólares en almohadas y colchones para su casa y más de 1,3 millones de dólares en una casa en París.  O en el gobierno calderonista el caso del embajador Trejo Nava que en la embajada de Arabia Saudita tenía un expendio clandestino de alcohol en un país en donde su ley prohíbe su tráfico y consumo.  O el caso de Francisco Arroyo, embajador ante Uruguay en el gobierno de Peña Nieto que escondió fondos por más de 1 millón de dólares en Andorra.

Y como olvidar el ridículo de la comitiva de Vicente Fox en China ya con Jorge Castañeda como secretario de relaciones, tocando las estatuas y posando junto a los guerreros de terracota en el Museo de Guerreros y Caballos de Terracota, considerados como la Octava Maravilla del mundo y donde tenían prohibido su ingreso. Y el mismo Fox y su esposa «Martita» haciendo turismo al vaticano para lograr la anulación de sus matrimonios previos.

Estos escándalos y eventos grotescos a nombre del país tuvieron su epítome en el famoso “comes y te vas” que le endilgó Fox al presidente Fidel Castro para que no se enojara el presidente Bush por su presencia en México. Pero unos años después se subió la vara de vergüenza con la conducta del presidente Peña Nieto y sus cancilleres José Antonio Meade y Patricia Espinoza de derroche y ostentosidad en los viajes turísticos por todo el mundo en el invendible (por caro) avión presidencial que costó 218 millones de dólares, acompañado de la actriz que fungía en el papel de su esposa «la gaviota» y sus amigos, familia, maquillista, peinador y demás garrapatas del erario.

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Y finalmente en una tercera etapa, ya en el lopezobradorismo, en el que se recupera la política de asilo (el de Evo Morales es un claro ejemplo), la no intervención en las decisiones de otros países, mayor cooperación para el desarrollo con los países de Centroamérica, acciones en beneficio de las personas migrantes, y un radical cambio en eso de ser alfil de las empresas de armamento con el pretexto de la iniciativa Mérida y programas como Rápido y Furioso que inundaron al país de armas. Y es ahora que hay un alejamiento de la OEA tras convertirse esta en un organismo golpista como lo fue en el caso de Bolivia y en un momento en que su secretario general Almagro se ha decantado por actuar a favor de la ruptura democrática en el continente.

El papel de gestión diplomática de México en el mundo se reactiva, Noruega propone a México para que aquí se realicen conversaciones de mediación entre Venezuela y la oposición, lo que ya está sucediendo en este mismo momento. También el país, de la mano de su cancillería, ha realizado una gestión exitosa tanto en conseguir vacunas covid de todos los fabricantes en el mundo como en donar cientos de miles de ellas a países con menores posibilidades económicas. La relación con Estados Unidos, siempre complicada, ha sido sorteada con posiciones claras que ponen en la agenda asuntos que le interesan a México y que sin confrontar marcan un contraste con el yes sir, yes sir al que se doblegaron los gobiernos priistas y panistas. Y en la relación con España, uno de los socios comerciales más importantes, se puso un rotundo alto al saqueo instrumentado por algunas empresas de ese país en colusión con ex funcionarios; este último punto explica el enfriamiento de la relación entre la monarquía y los grupos de extrema derecha españoles con México (tendrán que entender en España que la circunstancia ya no es la misma, ya no hay espejitos que les sirvan)

Lo anterior, entre otras cosas, ha llevado al Presidente López Obrador a ser evaluado entre los tres mejores presidentes del mundo desde el 2019.  Nada mal para el hombre que dicen que “no habla inglés”

Así que sí, se entiende y es lógico que no lo soporten, que lo odien incluso. La independencia, dignidad y soberanía no están entre los afectos de los conservadores que antes que hacer algo por su país de origen preferirían ser colonia norteamericana. Y esta es la historia.

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Ciudadanos y vasallos a Consulta

Te voy a decir qué es la libertad para mí: No tener miedo.

Nina Simone

¿Por qué habría que dejar en el olvido para que las generaciones presentes y futuras desconozcan muchos de los hechos que provocaron que México no sea un país rico como podría serlo y que, por el contrario, tengamos tantas carencias económicas, y que nuestros hijos, nietos y bisnietos no sepan por qué seguirán pagando adeudos por préstamos con el exterior que fueron vilmente robados y repartidos entre ex funcionarios del pasado y que hacen que el presupuesto sea insuficiente para las necesidades del país?  

¿Por qué habría que dejar pasar el origen de los crímenes y desapariciones que aún hoy difícilmente se pueden contener y que han ocasionado dolor en familias a lo largo de todo el país? ¿Y por qué no recordar que el desmantelamiento de empresas productivas del país fue decisión de una élite de sátrapas que solo actuaron de acuerdo a su propia conveniencia?

¿Por qué no hacerle frente al hecho a que a lo largo de las últimas 3 o 4 décadas, prácticamente todos los funcionarios de los gobiernos federales y estatales en los tres poderes de gobierno, se enriquecieron a su paso por esas administraciones?

Esto es lo que busca resolver la consulta ciudadana de este domingo 1 de agosto, que se pueda hacer un recuento de los delitos que se cometieron por los funcionarios que tuvieron la responsabilidad de gobernar. Como bien dice Santiago Nieto, el hoy titular de la Unidad de Inteligencia Financiera: “Muchos de los delitos que hubieran cometido los ex presidentes se encuentran prescritos. Por ello, la consulta busca esclarecer los hechos del pasado. Un mandato claro para una «Comisión de la verdad» en temas de corrupción en México”

La oposición, una vez más, manifestándose en contra del interés del país en favor de la democracia y la participación popular, de manera despreciable pide abiertamente no participar en la consulta; por una parte menosprecian este primer esfuerzo que prospera en el país gracias a la ciudadanía organizada y por otra se exhibe en su papel de señorío feudal ordenando y dirigiendo a sus vasallos a la no participación; ¡su cobardía les impide decir que voten NO, prefieren decir que no salgan a votar!

 Para este fin de desmotivar la participación, los expresidentes, principalmente Fox y Calderón (quienes así muestran el miedo que tienen de ser enjuiciados), y que ya se sienten en el banquillo de los acusados, califican con insultos a aquellos que promueven la participación democrática de este domingo. Se acompañan, además de sus compinches en raterías y delitos,  de los “intelectuales” y abajo firmantes de siempre, de los medios de comunicación de siempre, de los columnistas de siempre, y del INE que desde hace tiempo es parte de su bando; este último, el INE,  organizando de manera obligada la consulta a que le obligó la Suprema Corte de Justicia, entorpeciéndola con poca promoción, con pocas mesas de votación y confundiendo a la población en voz de sus consejeros.

He leído artículos de algunos afamados abogados opositores a la consulta, que expresan su punto de vista a manera de encubrir esta nueva forma de enfrentar los hechos del pasado (debo decir que después de leerlos me doy cuenta que son meros leguleyos tramitadores, rábulas se les llama en latín) diciendo no a la participación porque: ¡la consulta cuesta dinero! (sí, la democracia cuesta dinero y si no lo sabían bien podrían informarse de cuanto nos cuesta el INE) y que “la ley no se consulta, se aplica”.  Este tipo de “especialistas (sic)” en leyes, quieren enmendarle la plana a la SCJ porque olvidan que es precisamente ¡esta Suprema Corte de Justicia! la que avaló la legalidad de la consulta y, por otra, no encuentran diferencia alguna, ¡en un país como México! en la distinción fundamental entre ley y justicia. Porque…

Con el uso de la ley, Salinas repartió entre sus amigos y familiares muchas de las empresas productivas del Estado; con la ley de por medio, Zedillo convirtió deudas privadas de algunos bancos y empresarios en deuda pública a pagar por todos; con el recurso tan mentado de la ley, Fox traicionó la democracia interviniendo en las elecciones y él y su familia se enriquecieron con negocios ilícitos; y con más ley, Calderón inició el drama de la guerra cruel a que está sometido el país al tiempo que participaba en el bando de una de las pandillas de narcotraficantes de la mano de García Luna; y también bajo la ley, Peña Nieto elevó a la máxima potencia la corrupción política y empresarial del país. Ley, ley, ley, todo, de la mano de la ley.

Una diferencia entre ley y justicia, que de manera personal recuerdo, se remonta a finales de 1976 en que mi padre, abogado, actuando como representante de un grupo de mujeres trabajadoras de la industria textil que habían sido despedidas de manera injusta (pero apegada a la ley del empresario que podía pagarla), logró revertir, no el despido pero sí la liquidación económica correspondiente a cada una de ellas y que se negaba a pagar el patrón. El contexto es aquel en que al final del gobierno de Luis Echeverría cuando el Secretario del Trabajo era Gálvez Betancourt y el El Subsecretario de Previsión Social Agustín Alanís Fuentes -este último es quien después fue nefasto y represor procurador en el DF haciendo dupla con el jefe de policía Arturo Durazo-; la ley favorecía a los patrones que de manera indiscriminada irrespetaban derechos sociales laborales, los despidos sin pagos justos por liquidación eran cosa de todos los días y las juntas de conciliación (actuando en función de ley) se limitaban a ratificar los deseos y dichos patronales. En este caso, una vez que las trabajadoras ganaron su demanda y recibieron lo que les correspondía, mi padre se negó a cobrarles sus honorarios, su argumento (porque no es que en casa no se requiriera el ingreso económico que generaba por su actividad) se basó en que era de justicia tuvieran lo que la ley les había negado en una primera instancia: que recibieran completo el fruto de su trabajo. Ley y justicia. Y, hasta de niño, a veces, escuchar estas cosas, tan sutiles si se quiere, marca para entender que hay diferencias en conceptos que se pueden confundir.

En el día a día, en la confusión de los mensajes inmediatos en redes sociales, en las opiniones con sesgo político, parece olvidarse, por parte de quienes debieran saberlo (esto es, los políticos opositores) el concepto de justicia de los pensadores que sustentan el periodo civilizatorio en que vivimos, desconocen a su conveniencia a los clásicos Hobbes, Montesquieu, Kant y Rousseau, pero también se olvidan de los más recientes, de Kelsen, Abbagnano, Gregório y Camino. En vez de hacer un trabajo informado prefieren apelar a la ignorancia de sus vasallos que ciegamente les siguen, a sembrar el odio en contra de la 4T y del presidente López Obrador. El tiempo, una vez más, le da la razón a este movimiento transformador lopezobradorista al que no atinan a enfrentar con argumentos.

Cierro con esta frase de Montesquieu: “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”

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¡Es que no habla inglés…!

“Usa el idioma que quieras, nunca podrás decir nada más que lo que eres”. 

Ralph Waldo Emerson.

Las críticas al Presidente López Obrador por parte de la oposición se dividen en tres:

  1. Argumentativas: No se les conocen hasta el momento.
  2. Negativas: No importa lo que haga o diga el Presidente, para los antagonistas todo está mal.
  3. Clasistas: En este rubro encontramos una amplia variedad de diatribas que con una intención de ofensa le han lanzado: Naco, provinciano, solo tiene dos trajes, sus zapatos están polvosos, flojo, moreno, tardó varios años en terminar la licenciatura, vive de manera austera, estudió en Universidad pública, no habla inglés…

Es obvio que esta columna trata, como su nombre ya lo dice, de la circunstancia atroz (para ellos) de que el Presidente ¡No habla inglés!

La explicación por parte de los opositores al cuestionamiento de esta pregunta es sugiriendo que cómo se podrán conducir los asuntos internacionales sin dominar el uso de la lengua inglesa. Decir directamente que es de nacos no saber inglés (aunque lo piensen) se les dificulta porque no podemos olvidar que no solo son clasistas sino también hipócritas.

Y no mencionan otros idiomas porque su foco de atención es su Tío Sam, en su reduccionismo de la historia y valores lo único que pueden considerar es su aspiracionismo a la visión estadounidense del mundo feliz, esa dulce ironía que choca con la realidad.

En contra de la visión tecnócrata de que los funcionarios y presidentes mexicanos deben salir de prestigiadas universidades estadounidenses o europeas y que se empalma con la perspectiva del  “wannabe”  clasemediero que solo entiende por riqueza y valor de las personas los símbolos exteriores, la ostentación y el blof que muestren, todo al ritmo del yes sir, yes sir, es muy bueno recordar que -solo por mencionar algunos-: Luis Videgaray, Cesar Duarte, Javier Duarte, Emilio Lozoya, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Anaya, Vicente Fox, Georgina Kessel, José Antonio Meade, Carlos Salinas tienen en común que estudiaron en reconocidísimas universidades mexicanas y extranjeras y que ellos sí: hablan inglés. Entonces, todos estos no nos robaron el país, sino que: they just stole and disgraced the country, o sea fue en inglés que nos chin…

El presidente López Obrador ha dirigido la política exterior sin tener que hablar inglés; como es elemental y obvio para cualquiera con una mínima inteligencia, las relaciones bilaterales entre países y las multilaterales entre grupos e instituciones se conducen con intérpretes profesionales y documentos que son traducidos a las partes; esta situación real les rompe el simplismo de considerar el desconocimiento del idioma como una dificultad para ejercer su trabajo. El Presidente instruye al Canciller Ebrard en la política a seguir y este es quién la ejecuta; no es el idioma quien guía las relaciones entre Estados y Organismos. Por cierto, hoy además, se privilegia la doctrina tradicional de la política exterior mexicana como es el respeto a todas las naciones y la no intervención en sus asuntos.

Decían estos clasistas opositores que no se imaginaban cómo el Presidente podría comunicarse con el Presidente de Estados Unidos por ejemplo. Muy poco tiempo pasó para que recibieran el primer balde de agua, los gobiernos establecieron comunicación, se reunieron, tuvieron agenda y la vida siguió. ¿El ex Presidente Trump habla español? quién sabe, es irrelevante para su función de gobierno como lo es para la del mexicano. López Obrador ha mantenido comunicación con los presidentes Trump y  Biden, con la vicepresidenta Harris, con los presidentes Putin, Xi Jinping, Macron, Trudeau, Merkel, Abe, Sánchez, Castro, Morales y demás presidentes latinoamericanos y lleva su agenda internacional sin tropiezo alguno. Pero, siempre les sonará una crítica válida decir: es que no habla inglés.

¿Y qué significa en realidad este tipo de críticas? Todas las características, con ánimo clasista, que se le atribuyen al Presidente López Obrador son las mismas de la gran mayoría de mexicanos, el color de piel, la forma de hablar según su localidad de origen y la austeridad en el vestir por ejemplo. Intentar agraviar ad hominem al Presidente por sus características físicas y de identidad es insultar a gran parte, a la inmensa mayoría de la sociedad. Y por esto, aquellos partidos, grupos y personas que así se expresan nunca tendrán apoyos mayoritarios; tantos estudios, tantos viajes, tanto blof en sus vidas para que acaben en esta tara de clasismo y racismo.

La oposición conservadora se acostumbró a lo que plantea la fábula del Rey desnudo: de aquellos presidentes prianistas que adoran y extrañan les encandiló su hermoso ropaje, aunque este no existiera.

El neoliberalismo, en su accionar sobre la identidad nacional, dejó como consecuencia que México viva una distorsión cultural y social de enorme magnitud. Marx, tan mentado y tan mal leído actualmente decía: “A medida que se valoriza el mundo de las cosas se desvaloriza, en razón directa, el mundo de los hombres”

Los conservadores bien consolidados en los grupos panistas y su más reciente derivación frenista, con eco y recursos en los medios de comunicación no acaban de entender o, más bien, no les interesa entender que la discriminación por clase, como lo es también la de raza y sexo, es una construcción social, no una característica genética, y que como tal, puede construirse a partir de decisiones personales, públicas y de cultura social. En vez de entenderlo así, asumen una superioridad que, aunque a todas luces es falsa mantiene ese cimiento de clasismo –que se suma por lo general con racismo- como una serie de prejuicios y discriminación con base en la pertenencia a un nivel socioeconómico.

La polarización en México es real, no es la que inventan columnistas y medios para atribuirla a López Obrador, la polarización es la plasmada en la desigualdad social y económica y en la visión clasista que el conservadurismo tiene sobre la mayoría del país. Y lo más sorprendente, hay una cantidad numerosa de personas que hacen la crítica de clase aun siendo y teniendo las mismas características, a ellos les cabe la pregunta de: ¿y ya te viste en el espejo?

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4T, El péndulo mexicano

La buena noticia: nada es para siempre. La mala noticia: nada es para siempre.

Ningún régimen político piensa en su fecha de caducidad, durante su momento de gestión se ve a sí mismo como imprescindible y le es más importante su visión de presente que la de futuro. El mundo moderno, actual, en que cada día las personas vivimos con más incertidumbres y estamos en un alejamiento constante de dogmas de toda índole: familiares, morales, religiosos, económicos; los gobiernos son los únicos que se aferran, a decir de sus partidos políticos, a que su planteamiento e ideología es y será para siempre.

Si algo nos ha enseñado la historia es que así como en la vida de mujeres y hombres todo es pasajero, en la política también.

Bien decía Maquiavelo en El Príncipe: “La naturaleza de los pueblos es muy poco constante: resulta fácil convencerles de una cosa, pero es difícil mantenerlos convencidos”.

Y nada más falso que la permanencia, el mundo, las sociedades, los países cambian de formas de gobierno cada cierto tiempo: así como la Revolución francesa llevó a Francia de una época de absolutismo y feudalismo a un radical cambio hacia la soberanía popular o así como España rompió con una férrea dictadura franquista para dar paso a un gobierno electo democráticamente y con un giro hacia políticas socialdemócratas como las que representó el triunfo de Felipe González de la mano del PSOE en 1982.

Así el ejemplo de la historia de México rompiendo de manera muy radical y nada tersa con esquemas previos de organización social en su Independencia de España que la libera del dominio de este país; en la Reforma que modifica en leyes la relación con la Iglesia y da pie a la Constitución de 1857 y plasma el triunfo de los liberales sobre los conservadores; y en la Revolución que como resultado incorpora nuevos derechos sociales en el Constituyente de 1917. Y, más recientemente, en el giro histórico que representó el triunfo (tan amplio que esta vez no pudo ser robado) de López Obrador y Morena.

Este aprendizaje y experiencia que nos da la historia lleva a la 4T y al gobierno del Presidente López Obrador a tenerlo muy presente y, en consecuencia, a encaminar a que la transformación que se lleva a cabo, quede bien anclada en leyes, formas de operación, cambios constitucionales y reorganización administrativa pensando en que esto también pasará algún día. Que a la manera de un péndulo el país podrá moverse hacia otras ideas políticas y que se debe proteger que cualquier cambio no implique un retroceso al pasado de corrupción, saqueo, crimen y desigualdad en que se condujo al país por los gobiernos pasados, particularmente desde Salinas pasando por Zedillo, Fox, Calderón Peña Nieto.

Así hoy la 4T que avanza, entre otras cosas aunque de manera principal, en lograr cambios profundos que provoquen mayor igualdad de oportunidades para todos, reconstruir el tejido social que la polarización real ocasionada por la enorme desigualdad económica en que vive el país ocasionada por las políticas neoliberales seguidas en los últimas tres décadas, resolver la inseguridad que ocasionó la guerra sin sentido y estrategia del calderonato, acabar con la corrupción que ha permeado a todos los gobiernos priistas y panistas sin excepción y  enmendar de alguna manera las formas clasistas y racistas que aprendió e hizo propias buena parte de la población conservadora; debe, por necesidad dejar estructuras sólidas que hagan imposible o por lo menos dificulten un retorno a las causas de la tragedia en que vive gran parte de la sociedad. El trabajo de los siguientes dos años por parte de las Cámara de Diputados y de Senadores se vuelve fundamental por lo que Morena debe tener a los mejores y más leales legisladores al frente de las comisiones, representaciones y coordinaciones y, no ceder ningún espacio que no sea estrictamente obligado a los partidos opositores por razón de amabilidad política.

Los vividores del pasado que acechan recuperar privilegios seguirán intentando embaucar a quienes les escuchan y siguen para obtener en algún momento los votos que les regresen el bastón de mando y, sobre todo, las arcas presupuestales con las que se enriquecieron.

A cada cambio de ley, proyecto de obra, estrategia o decisión política que el gobierno actual ejecuta e implementa; la respuesta opositora invariablemente ha sido el intento de bloqueo por la vía judicial, cientos de amparos se han presentado ante cada decisión y aunque con el paso de los días y meses estos instrumentos van cayendo y se resuelven dando la razón al presidente López Obrador, nos muestran el terror que causa en la Oposición ver que los cambios son profundos, sustentados y que revertirlos será tarea titánica. Le apuestan a cambio de gobierno, le apuestan a un régimen que les regrese al poder; su apuesta la perderán si el anclaje de las políticas de la 4T es sustentada en la ley y la Constitución.

Henri Bordeaux, el escritor francés que en su obra literaria hablaba recurrentemente sobre la lealtad decía: La política es la historia que se está haciendo, o que se está deshaciendo”.

 El avance de la sociedad hacia nuevas formas de organización y nuevos gobiernos no debe dar pie, en el caso mexicano, a volver a un pasado reciente con las consecuencias bien conocidas por todos, aunque algunos se nieguen a interpretar en su causalidad.

A este gobierno le quedan tres años, cortos porque el tiempo se agota, es deseable y muy probable que el que le siga continúe y consolide lo realizado hasta ahora pero no puede haber confianza de por medio, la oposición irá por todo, se juntará una vez más el agua con el aceite, no se puede olvidar que van por sus intereses y prerrogativas y no por lo que le conviene a la mayoría del país;  hoy se construye el anclaje del péndulo, no en la elección del 2024.

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Para leer a AMLO

“El que no tiene opinión propia, pero depende de la opinión y el gusto de los demás, es un esclavo”. 

Klopstock, poeta alemán.

La oposición tergiversa todo lo dicho por López Obrador respecto a prácticamente todos los temas, ¿por qué el lenguaje no es común para todos y así todos poder entender lo mismo más allá de estar de acuerdo o no?  Precisamente es por lo que implica el primer verbo que uso en este párrafo: tergiversar (dar una interpretación errónea o forzada de las palabras, en muchas ocasiones con voluntad de hacerlo).

La opinión pública se nutre de la información que recibe a través de los medios de comunicación, las redes sociales y el boca a boca. Hace no muchos años, sin redes sociales, lo que sabía la generalidad del público era aquello que los medios de comunicación decían, era muy difícil contrastarlo con otros datos. En México fueron largos años en que unas cuántas  empresas de comunicación controlaban y difundían la “verdad” que el gobierno en turno les indicaba o permitía.

Al triunfo de la 4T, han sucedido algunas cosas: aquellos medios de comunicación acompañados de multitud de comentaristas, analistas y columnistas han dejado de recibir “chayote” para decir lo que el gobierno quiera; las redes sociales invaden los espacios de información y llegan a cada vez más ciudadanos y, el gobierno lleva a cabo un ejercicio de comunicación todas las mañanas a donde acuden a cuestionar al Presidente cualquier periodista o medio de comunicación que lo desea.

La oposición ha encontrado en la desinformación y la mentira la forma de contrarrestar el flujo de esta información que se encuentra al alcance de casi cualquier persona, la forma en que lo hace es abusando del simplismo argumental para que sea fácilmente entendido por sus seguidores, por los malquerientes del gobierno y por quienes requieren oír frases fáciles que les den una “clara” idea de las cosas. Los opositores no quieren que se lea ni se escuche a AMLO.

Decir por ejemplo: “están dejando morir a los niños con cáncer por falta de medicinas” es de un facilismo vulgar cuando la realidad es que el desabasto de medicinas existe desde hace décadas, que se ha avanzado en su solución y que parte principal del problema es la enorme corrupción de las farmacéuticas que surtían al gobierno de estos medicamentos. Pero, esta explicación es larga, requiere el sustento documental, la información precisa y de fuentes fidedignas y hay muchas personas que prefieren quedarse con el dicho inicial y con la escenografía que les montan de vez en vez de “marchas” de padres de niños… sin saber que la mayoría de los que acuden son personas pagadas y sin razón de estar ahí.

Decir por ejemplo que el presidente “agravia a las clases medias al reclamarles su aspiracionismo”, suena fácil en un país en que hay una importante cantidad de personas de esa clase;  cuando la realidad de lo que se dijo en la explicación completa que está registrada en videos y documentos, López Obrador habla de lo manipulables que son muchas personas partidarias del régimen de corrupción, de privilegios y de salir adelante ganando como sea, sin escrúpulos morales. A esto es lo que se refiere ese aspiracionismo que no conviene a nadie pero que a la oposición le conviene usar a modo de crítica sustantiva a la clase media. No, el presidente no dijo eso, él habló de un tema de fraternidad  mientras daba una cátedra de ética y humanismo; y el discurso de sus odiadores lo convirtió en un mensaje en contra de una gran parte de la sociedad.

Hay una fábula antigua de China de Jiang Ji que dice: Había una vez dos hombres que discutían a propósito de la fisonomía del rey. – ¡Qué bello es! – decía uno. – ¡Qué feo es! – decía el otro. Después de una larga y vana discusión, se dijeron el uno al otro: – ¡Pidámosle la opinión a un tercero y usted verá que yo tengo razón!

 La fisonomía del rey era como era y nada podía cambiarla; sin embargo, uno veía a su soberano bajo un aspecto ventajoso y el otro, todo lo contrario. No era por el placer de contradecirse que sostenían opiniones diferentes, sino porque cada cual lo veía a su manera.

La fisonomía de las personas, la belleza en su amplitud, es un asunto de opinión; la realidad política, los hechos, los datos NO. Estos pueden no gustar, ser criticados, incluso detestados, confrontados con otras mediciones, argumentados, pero no manoseados a manera de juicio o valoración. Los datos son los datos, los hechos son los hechos.

El presidente utiliza un amplio lenguaje muy cercano a la mayoría de la población, conoce a los ciudadanos y sabe cómo comunicarse con ellos, quien le escucha le entiende perfectamente. La diferencia de opinión está cuando hay un filtro que pasa por aquellos comunicadores y medios dolidos por la pérdida de privilegios económicos y que a como dé lugar hablan mal, mienten y falsean la información real con estos argumentos breves y sintéticos pero alejados de la verdad.

¿Y cómo se comporta la opinión pública? Hay varios tipos, uno de ellos es el que se decanta por ciertos periodistas y medios tradicionales y lo que ellos digan es la única verdad, se acostumbraron al facilismo de no tener que pensar, si les dicen que no hay vacunas, no hay vacunas (aunque las haya y ya estén vacunados); si les dicen que los hijos del presidente tienen Lamborghini, los tienen; si les dicen que los presidentes anteriores no saquearon al país, no lo saquearon; si les dicen que el presidente es dictador, es dictador y  así cualquier cosa; tan solo repiten lo que escuchan de esas vacas sagradas a quienes siguen.

Otra parte de la opinión pública se rige por aquello que confrontaba Napoleón I, “No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla”, son los que callan y ven pasar; se acomodan al momento y circunstancia para quedar bien con cualquiera, a veces a través de su silencio.

Y otra parte del público, bajo el planteamiento de que “su opinión no es la realidad” evita escuchar a los comunicadores tradicionales que por décadas ocultaron la verdad del país; se informan con datos y con la información directa de las fuentes, comparan peras con peras y manzanas con manzanas y entienden la historia del país, la gravedad de sus problemas y se permiten tener argumentos más consistentes y elaborados en vez de frases hechas.

En resumen, para leer a AMLO lo único que se requiere es tener ojos bien abiertos, no tener mala leche, querer al país y tener conciencia del pasado reciente; no hace falta saber de física cuántica ni  tener un manual para dejar de ser manipulados, tan solo hace falta tener buena voluntad.

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El entramado

“La multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras que perder privilegios provoca rencor”

Arturo Jaurteche

¿Cómo saber si vamos bien o vamos mal? ¿Cómo plantarse ante la discusión mediática en que para los odiadores y malquerientes al presidente López Obrador todo está mal sin importar lo que opine la sociedad mayoritaria?

Hablar de bien y mal en cuanto al estado del país no es el camino de una línea recta inamovible; no hay absolutos porque no puede haberlos y es falso aseverar lo contrario, si en algo no existe blanco y negro como únicas opciones es en la gestión de gobierno. Los resultados de cualquier mandato político no se explican más que en la gradualidad que da el tiempo en el que se desarrolla un proceso de gobierno. El Presidente López Obrador tiene una tarea que cumplir en un plazo de seis años y al cabo de este sexenio se podría decir lo hizo o no lo hizo. Sin embargo, decir que hasta finalizado el plazo se puede evaluar también es falso porque las políticas y programas públicos se construyan durante un espacio de tiempo, entonces al año tercero, como es el caso, se puede saber si se está trabajando en tales o cuales políticas y programas.

Una pista de la opinión más generalizada sobre el proyecto 4T y el gobierno de López Obrador, es el que da el resultado de las elecciones pasadas en donde Morena y sus aliados ganan la mayoría de la cámara de diputados y la mayoría de gubernaturas y municipios votados. Baste la realidad del dato duro anterior tan solo para decir que la sociedad, en su mayoría, aprueba la gestión actual.

Como marco de referencia considero para este brevísimo análisis que debe caber en una columna, tres aspectos: a) Las promesas de campaña. B) El contexto mundial y C) La comparación con gobiernos previos.

Promesas de campaña (las más relevantes): Cambios a la figura presidencial, Lucha contra la pobreza, Desterrar la corrupción, Combate a la inseguridad, Reforma energética, Cambios profundos en la Educación.

En todos estos compromisos de campaña hay un claro avance en cada uno de ellos. El presidente ya no vive en los Pinos, se acabó el lujo y boato para su persona, se desapareció el Estado mayor que con miles de personas cuidaba a amigos y familiares del presidente en turno, se acabó la partida confidencial para uso del mandatario, se acabó el derroche en viajes, aviones, alimentos e invitados. Se dio soporte de  ley y se ampliaron los programas sociales. Se combate la corrupción como nunca antes se había hecho y se persigue a gobernadores y ex funcionarios de primer nivel y pronto,  muy posiblemente, a expresidentes. Se creó la guardia nacional y se acabó el que el presidente y su secretario de seguridad fueran a la vez jefes de mafia. Se legisló para contrarrestar el daño que causa la reforma energética del PRI, PAN y PRD del gobierno de Peña Nieto y se litiga en juzgados ante el freno a su aplicación por parte de empresarios y jueces coludidos. Se hacen cambios en el sistema educativo para que este sea público, gratuito y de calidad.

Contexto mundial: Primero la caída de precios del petróleo que afectó desde el 2019 a México  y después el impacto económico de la pandemia del COVID provocó la caída de todas las economías del mundo al punto que al final del año pasado el mundo (total) disminuyó en un -4.2% el producto interno bruto, la zona del G20 un -3.8% y la Eurozona un -7.5%. Por países, en las economías más importantes, algunos de los más desarrollados (Estados Unidos, Rusia, Japón, Alemania p.ej.) disminuyeron su PIB en niveles de -4 a -5%; les siguieron Francia, Italia, India y México en niveles de -9%  y después España, Reino Unido y Argentina en niveles de -11 a -12%. Es decir que México llegó con una muy importante caída al cierre del 2020 pero lejos de las peores que enfrentaron países con economías mucho más sólidas. En el 2021 la proyección de crecimiento de México es de un +6% lo que la pone en un contexto de franca de recuperación con la ventaja de que prácticamente no incurrió en nuevo endeudamiento con el exterior.  La pandemia planea grandes retos a todos los países pero México logró mantener estabilidad y variables económicas controladas y ahora tiene la tarea de recuperar empleo.

Comparación con gobiernos previos:

En una situación de crisis como la originada por COVID, México no se endeudó, reconstruyó y rehabilitó cientos de hospitales, adquirió equipo médico y compró millones de vacunas. En gobiernos pasados los recursos se despilfarraron, se contrató deuda con el pretexto de cualquier evento, se calcula que por “corrupción” el 20% de los presupuestos se perdía. Se han mantenido y extendido todas las libertades, la prensa ataca e insulta al presidente día a día sin mayor consecuencia que la réplica pública. Se dejó de pagar a medios y periodistas miles de millones de pesos vía chayote y publicidad para que hablaran bien de los gobernantes. Se construye la obra pública sin pedir prestado, sin recibir “mordidas” y sin sobrecostos, todo lo contrario a las obras faraónicas o inconclusas de los gobiernos previos.

En resumen: El país tiene grandes retos, la pandemia incrementó el número de pobres a pesar de los programas sociales; los estudiantes tienen más de un año de no asistir a clases; al gobierno le falta avanzar en las reformas constitucionales que se requieren y a las que algunos empresarios, mafias y opositores se oponen; la inseguridad disminuye no con la velocidad que se requiere, pero:

Que el país avanza: sí. Porque se hace lo que se ofreció.

Que el país va bien: sí. Porque las variables macroeconómicas y la paz social se mantienen y consolidan. No hay punto de comparación entre la cantidad de políticas sociales segmentadas en cada estado de la República que se hacen hoy (p.ej. caminos rurales, mejoramiento urbano, reforestación) y la gestión de elefantes blancos del pasado reciente.

Que los opositores criticarán cualquier actividad, política o resultado positivo de este gobierno: sí. Porque su rencor, clasismo y odio no les permite lo contrario.

Que los opositores representados en la alianXa que se construyó para intentar acabar con el gobierno del presidente López Obrador, no reconocerán nada positivo de este gobierno, ni antes, ni ahora, ni nunca: sí. Porque los intereses económicos ahí representados necesitan mantener su narrativa que apela al pasado que les privilegió.

No hay análisis que sustente la burda grosería de que el país va al comunismo, a la venezuelisación, al desastre; la opción de cualquier ciudadano con un mínimo de buena voluntad o interés por el país, es allegarse de datos por fuentes que no sean las del periodismo pagado, manipulado por el dinero y manipulador de aquellos que lo permiten.

Dos pastorcillos, Zang y Gu, salieron juntos con sus rebaños y perdieron sus ovejas. Cuando el patrón preguntó a Zang qué había estado haciendo, contestó que leyendo. Cuando interrogó a Gu, dijo que jugando a las damas. Estuvieron haciendo cosas diferentes; sin embargo, ambos, por igual, perdieron sus ovejas.  Jiang Ji (siglo 2)

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