Corrupción, México, Política, Silencio, Omerta

La ley del silencio…

«Nunca abras la boca a menos que estés en la silla del dentista» (ley de la mafia)

La complicidad que permitió la corrupción y componendas en México se rigió por reglas y tiene sus normas y la que hoy en día aún exista seguramente también las tiene. El arreglo necesario para corromper instituciones, políticos y funcionarios; los acuerdos entre burócratas y civiles para saquear los recursos públicos a través de prestanombres, empresas fantasma y facturaciones falsas; la impunidad como garantía de tranquilidad futura; todas estas formas que atentan contra el país se manejan bajo reglas establecidas entre los participantes.

Para poder llevar a cabo sus actividades cualquier organización requiere normas de funcionamiento y operación. Una vez establecidas estas, todos los actos rutinarios se rigen por ellas pudiendo existir jerarquías para su cumplimiento de una forma u otra.

En ese entorno se acuerda la actividad de cada participante, cuánto se reparte a cada miembro, cómo se ocultan los bienes, como se esconderá o falseará la documentación necesaria, a qué personas se utilizará para que coparticipen activa o pasivamente; en fin, se organiza una estructura criminal que atiende a las necesidades de cada tema. Estas estructuras son de muchos tipos, algunas de dos o tres personas (que tienen a su alcance, por sus actividades, el poder hacerse de ciertos recursos gestionando trámites o desviando fondos) y, otras más amplias horizontalmente (por la necesidad de involucrar a plantillas completas de empleados que hacen un trabajo que se encadena y pasa por muchos) ; otras más a manera de cadena vertical (como el policía que “muerde” para dar su cuota al jefe en patrulla que a su vez le da a su comandante de zona, que a su vez le da a su secretario o encargado) o (el alto funcionario que se colude con las grandes empresas para recibir enormes cantidades de dinero que se reparten con su más inmediata superioridad sea este incluso el mismo presidente de la república).  En esta diversidad de opciones caben, por lo mismo, infinita cantidad de tipos de “acuerdo”, algunos o muchos de ellos cerrados en medio de comidas y alcoholes entre políticos, burócratas y empresarios con cuentas a cargo de la tarjeta de gastos del gobierno o institución en que trabajen.

En la operación de estas estructuras criminales cualquier error puede descubrir su organización y puede derrumbar su esquema de negocio por lo que vuelve necesarísimo el cumplimiento a las formas que se acuerden de manera explícita e incluso de manera tácita; hay una hostilidad latente en la relación entre sus miembros que solo se resuelve por la más importante de todas las reglas: el silencio.

En las mafias de muchos países  como: la cosa nostra, la camorra y  la ndrangheta de Italia, las mafias rusas, turcas o israelíes, los cárteles mexicanos, la mara salvatrucha o la 18 de Centroamérica, la yakusa y la mafia china de Asia etc. se repite la norma que, sin duda, en el caso italiano permitió su auge y consolidación y que en las pandillas políticas mexicanas de los últimos 20 años convirtió en el seguro de “vida tranquila” de los funcionarios y presidentes. La norma del silencio.

Hay un término, OMERTA, de origen italiano que aplica en el  glosario de palabras que tienen que ver con la mafia. Es la palabra que significa la ley del silencio, la que dice que está prohibido incriminar a otros en caso de ser descubierto en los delitos realizados. El que es descubierto debe pagar por sí mismo y a cambio de ese silencio se protege a su familia y se le ayuda en su proceso legal, y si no lo hace pueede pagar incluso con la muerte.

La Omerta es lo que se acabó en México con el cambio de régimen. El conseguir que funcionarios corruptos accedan a incriminar con información comprobada a autores intelectuales, copartícipes y beneficiarios es lo que permite intentar que la corrupción no sea el motor y lazo de unión de los grupos políticos.

Para los funcionarios corruptos y corruptores el beneficio de disminuir sus penas de prisión, de mantener parte de sus bienes aunque fueran obtenidos de manera ilícita, de mantener a sus familiares (a quienes involucran a manera de prestanombres o favorecidos) fuera de los litigios judiciales ocasionó que les “convenga” romper ese silencio y exhibir a sus socios. El estado debe protegerlos en custodia porque los «enemigos» que se crean al romper el pacto de silencio intentarán que no logren su cometido.

Es lo que permite que un tipo como Lozoya hable y presente pruebas que involucran a otras autoridades e instituciones pares y superiores (Ricardo Anaya, Luis Videgaray, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, PRI, diputados y senadores de diferentes partidos); que Duarte (el de Veracruz) ofrezca datos que involucran al expresidente Peña en la estafa maestra; que Emilio Zebadúa aporte datos que acaben de hundir a la exsecretaria Rosario Robles de quién fue su mano derecha y a otros secretarios, rectores  de universidades y, otra vez, a Peña Nieto.

Es lo que permite que se conozca vía Lozoya el enlace entre el gobierno de Calderón y el de Peña Nieto en el asunto de Etileno 21 ejecutado con Odebrecht y el grupo de hábiles tecnócratas tipo José Antonio Meade.

Ese mecanismo de uso común en la justicia de Estados Unidos es el que permitió detener a García Luna al romper el silencio el narcotraficante Villarreal Barragán «El Grande» y que hoy es la bala en el gatillo que apunta a Calderón y sus secuaces. Y es el mismo mecanismo que se usó para enjuiciar al Chapo Guzmán con el que sus anteriores socios como el Vicentillo Zambada, el rey Zambada y Dámaso López «el licenciado» lo incriminaron a cambio de beneficios en sus condenas.

Es de tal magnitud el cambio de paradigma entre esa forma de callar y no exhibir al “otro” a cambio de su complicidad y protección vs. el favor legal de obtener beneficios por sí hacerlo, que puede ser la novedad que hacía falta para una nueva forma en el actuar político.

Estamos cerca de cumplir dos años de este gobierno, quedan 4 más, sin duda caerán más omertas que marquen el fin de régimen de PRI-PAN y sus satélites y comparsas en el ámbito federal, estatal y municipal. Tic, tac, tic, tac, tic…

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Clasismo, México, Política

Soy totalmente Palacio (nacional)

Como dice Saramago en El evangelio según Jesucristo: Perderás la guerra, no tienes otro remedio, pero ganarás todas las batallas.

Escuché de alguien decir que no quiere a este gobierno porque el presidente es un naco, así de simple su argumentación, por naco.  Para esta persona y quienes piensan como él hay un vasallo en Palacio que no merece estar ahí.

Confirmé también cuando con orgullo dijo que no lee libros pero que las noticas de televisión y sus amistades le confirman su pensar y que aunque no sabe cuál es la política del gobierno sabe que este es una administración que busca que seamos Venezuela y comunistas; así todo tan a botepronto que ni tiempo tuve de reír, mucho menos de explicar. Como bien dijo Unamuno “Quod natura non dat, Salmantica non præstat”

Con esto vivimos y es lo que tenemos, la educación, capacidad de raciocinio y entendimiento de la cultura del país están completamente desligadas del ir  al a escuela y de tener capacidad económica.  Se odia a un hombre por “naco según dice” la persona en cuestión porque no tiene buena presentación, es medio moreno y habla como “costeño” (así dijo). Pienso yo que le gustaría un Maximiliano o una corte francesa, al fin que él tan blanco y distinguido.

Se pierde esta persona de entender y conocer al presidente que hoy tenemos y que es un hombre de una gran sofisticación intelectual que tiene a sus opositores sin entender como paso a paso va transformando este país, estos contrincantes aún en el marasmo intentan a trompicones encontrar un camino que les ubique y les dé sentido.

Hace apenas unas semanas apareció uno más de los grupos anti amlo, anti 4T (otro más de los que invariablemente niegan ser anti amlo o anti 4T) otra BOA o  Frenaaa  más pero hasta ahora sin tiendas de campaña huecas y voladoras, aunque en lo de huecas sí que hay alguna similitud.  No sorprende, ya nada sorprende, que los principales organizadores son el traficante de influencias Gustavo de Hoyos de Coparmex y el insufrible Claudio González hijo.

En cuestión de días los partidos PAN, PRD, PRI y MC aceptaron hacer causa común con ellos (pero no es un movimiento anti amlo ni anti 4T, no piensen mal) y ahora van en un nuevo chiste de «proyecto» para -siéntense porque esto es una novedad novedosa, de gran originalidad, nunca antes vista y de enorme singularidad en el discurso político- ¡atender las causas de la ciudadanía, crear un México más justo y por combatir a la corrupción! Ante tan novedosos planteamientos políticos solo cabe decir cáspita, por más en desuso que esté el término, incluso ¡recontra cáspita!; pero bueno ya hemos dicho que es lo que hay de oposición así que sigamos.

Una tras otra estos opositores (partidos y personeros que más bien son enemigos de la razón y la decencia) hacen un pasticcio de ideas y agrupaciones para intentar socavar el proyecto del gobierno; por lo mismo no es novedad que también participe en esta tan poco circunspecta comparsa el autollamado grupo Chalecos México (sí el de la señora histérica), la Fundación Carlos Abascal, la vacilada de Futuro 21, Magna coalición de líderes provida y la Red de líderes católicos, no tardarán en llegar los calderones y más…  Y lo seguirán haciendo en su afán desestabilizador del gobierno actual.

Muchos de estos partidos, agrupaciones y personas van sumando temas y traiciones que intentan escalar conflictos que perjudiquen a la administración actual aún sabiendo que al hacerlo lesionan al país. Les da igual, parten como ya he dicho muchas veces de su odio por el frontal ataque a la corrupción que les hace víctimas, por su clasismo y su pequeña visión de camarilla mafiosa que considera que el país les pertenece.

Que se junten no es extraño, que finalmente los empequeñecidos e insustanciales partidos políticos les acompañen sí. Se da en los hechos lo que ya el presidente les había dicho: para qué tantos partidos, hagan uno solo que al fin son iguales.

Y, como en el mensaje del cuento, esto también pasará. Al rato tampoco se recordará este movimiento y habrá uno nuevo y otro más y así hasta que se topen con la realidad otra vez de que la mayoría en este país es mucho más que su suma y que entiendan que todas las mayorías de los diferentes estratos votaron por este gobierno, tanto de género como por estudios, por ingreso y por edades. Que este es un gobierno legítimo votado por el mayor número de personas en la historia de México, y que eso debe ser respetado.

Ninguna caterva por más financiada que esté será capaz de cambiar el modelo en el que estamos; no por ahora, posiblemente tampoco por varios sexenios más y con suerte por un par de generaciones, pero algún día sí ganarán y sabemos que volverán por sus fueros perdidos; los regímenes y formas de gobierno son pendulares en el tiempo, tarde o temprano ganarán y nosotros perderemos, para ellos el mensaje: hoy nosotros ganamos y ustedes perdieron, así que asúmanlo y vivan con ello, déjennos trabajar.

Y sí, como dice Saramago: Perderás la guerra, no tienes otro remedio, pero ganarás todas las batallas.

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4T, México, Política

Ignorancia, perversidad y razón

… un burro puede fingir ser un caballo, pero tarde o temprano rebuzna.

Recientemente dijo el gran expresidente de Uruguay, José Mujica: “En política no hay sucesión, hay causas y los hombres y mujeres pasamos”

He estado escribiendo y mantengo que buena parte del encono en contra del proyecto 4T y del presidente López Obrador tiene como fundamento la ignorancia. La ignorancia que niega, por desconocimiento, la historia del país, la que confunde ideologías, gobiernos y proyectos porque algún medio o periodista lo dijo sin importar si tiene o no sustento en la realidad. Si para la causa de la ignorancia -alimentada por odio- suena bien decir que AMLO es comunista pues se repite una y mil veces, si se dice que es abortista también se dice, si se dice que quemó pozos en Tabasco se corea, ¿que es chavista? -se oye golpeador el tema- así que a refrendarlo. ¿Por qué? Porque alguien en los medios o en las conversaciones lo dijo y se asume sin razonamiento alguno.  Para estos opinadores se permite sesgar o inventar la historia dado que de oídas les cayó, no razonan, no contextualizan y no se dan cuenta que en la misma oración o concepto medianamente elaborado que emiten se encuentra su contradicción.

Es ignorancia que se escucha y lee de personas que a veces incluso estudiaron, profesionistas en algunos casos, que tuvieron la oportunidad de prepararse en alguna rama o actividad, que en algunas cuestiones son líderes en sus actividades pero que tienen un serio problema de uso de lógica y no se diga de gramática y que tienen un muy básico entendimiento de los asuntos nacionales; estos son los idiotas selectivos.  En ellos, la animadversión latente contra todo lo que suene a López Obrador y 4T les da el punto de partida para aceptar el comentario insulso, ofensivo, frívolo o clasista que se acomoda a su pensamiento.

¿Es importante o grave esto?  Por una parte esa conversación gira y se sustenta entre sus pares, igual de preparados anímicamente, para recibir el mismo tipo de mensaje,  así que tan solo refuerzan sus ideas a manera de teléfono descompuesto y en este sentido su importancia es que no aportan nada positivo en un momento en que se requiere (dado que es la conversación que habla del país en su conjunto), que se aíslan de los grandes temas nacionales y que en su entorno profundizan la desinformación en la que actúan.

La gravedad se incrementa proporcionalmente a la influencia que tengan en hacer llegar a otros ese mensaje que expande la tontería, la vulgaridad y el oscurantismo; esa es la medida del daño que hacen. Un claro ejemplo de esta ignorancia es el grupo Frenaaa (Frente nacional antiamlo) que tiene un “plantón” de casas de campaña voladoras en la plancha del Zócalo. Si no fuera porque se atreven a hablar de país sería divertido escuchar las sandeces y frases inconexas que vierten cuando se les pregunta su razón de estar ahí.

Ellos (frenaaa) son un claro ejemplo de que no solo es la ignorancia la que construye el lenguaje de rencor y antipatía por el nuevo modelo transformador de la 4T y el presidente sino que se incorpora en su caso el otro elemento al que me refiero a continuación: la perversidad.

Detrás de esta organización hay claros intereses de facciones empresariales, religiosos y de comunicadores (Gilberto Lozano, Pedro Ferriz padre e hijo, Rafael Loret de Mola, Juan Bosco Abascal y Pedro Luis Martín Bringas entre otros), cuya pretensión en realidad tiene que ver con un golpismo “suave” que suma a esa perversidad la ignorancia antes comentada. Esta camarilla patrocina y usa a personas mal informadas que se alimentan de datos falsos y análisis vacuo para canalizar su mensaje de rencor y odio en contra del presidente y su gobierno; su intención no es construir sino destruir.

Hay muchos otros actores en este componente de perversidad en relación a la 4T y AMLO al igual que diversos factores; a diferencia de la ignorancia ya no es un elemento que se desarrolla de manera orgánica sino que incorpora en esencia mala voluntad y  la frustración y enojo por el privilegio perdido.

De este componente perverso es que han salido las falsedades como: – Los médicos cubanos sustituyendo a médicos mexicanos, el hugochavismo y la venezuelisación del país, el dólar a 25 al llegar amlo al gobierno, el Ferrari del hijo el presidente, el desabasto de alimentos, el quitar recursos públicos a las universidades, la revocación como reelección, los hijos del presidente de compras en las tiendas Ferragamo y Chanel, el yate de amlo, los gatos de palacio nacional que se sacrificarían, el pacto de impunidad con epn (a veces con fox, a veces con calderón), el cierre de estancias infantiles para quitar ayuda las madres, morena pretende controlar las mentes del pueblo, la exigencia de otorgar honores a amlo en los eventos escolares, el súper departamento que se mandó construir en palacio nacional, el apodo de su hijo menor como chocoflan, el mismo hijo estudiando en la american school, la cancelación de los fideicomisos como acto de venganza y no de combate a la corrupción, amlo muy enfermo atendiéndose en Houston, y la mejor de todas y que no cumplieron: si gana nos vamos a otro país. Y muchas más que están documentadas en periódicos, redes sociales y sobretodo en la conversación de los representantes y comediantes que las transmiten de vez en vez.  

Entre todos estos actores están los dolientes del privilegio perdido en todas sus variantes: el aviador que se quedó sin su paga mensual; el “entreperneur” que se quedó sin la concesión que recibió de su cuate o compadre; el funcionario que perdió prebendas, choferes, guaruras, comidas, viajes y demás; el comunicador que perdió la “tradición del chayote”, los privilegiados que sufren del soborno perdido y de la repartición en efectivo, el empresario que se vio obligado a pagar impuestos, entre otros.

¿Estos son importantes?  Maquiavelo decía que la política no tiene relación con la moral. Solo bajo esa perspectiva es que no lo son, pero sí lo son en cuanto al ruido y polarización que generan.

Y, para terminar, y hay que hablar de ello: están los críticos que razonan sus opiniones. 

Ellos están en contra por el simple hecho de pensar distinto; porque su planteamiento es que los gobiernos anteriores fueron “mejores”; porque eligen la opción de políticas de determinado tipo que son contrarias al proyecto actual; porque el argumento de la corrupción constatada del PRI y el PAN  es preferible a las estrategias de transformación del país de la 4T; porque preferirían seguir en el estado de cosas conforme iban sucediendo (por lo general en su beneficio); porque el regreso al pasado les es añorable; en fin por cualquier cosa que la razón y su conciencia les sugiera.  En este caso esas razones, por más que choquen con lo que pensamos muchos, parten de una forma distinta de deliberar; no necesariamente están sustentadas en odio o en perversidad, tan solo en la manera en que algunos ven el mundo.

Sin embargo, en este caso sí hay los peligrosos y de los que políticamente sí hay que cuidarse: son los tibios, de los que son pero no son, de los mediastintas, los que se acomodan al evento o circunstancia para dar una opinión y que prefieren no ver el bosque sino tan solo el árbol de su inmediatez. Son peligrosos porque: un burro puede fingir ser un caballo, pero tarde o temprano rebuzna.

Y bueno, todo eso es parte del México multifacético. Es lo que hay y con eso hay que trabajar.

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4T, Corrupción, México, Política

Los Soprano de México

Primero un beso por aquí, otro por allá, después la punta y poco a poco y parafraseando a Taibo: nos la acabaron metiendo doblada.

Imaginemos que vamos a elegir un gobierno y este nos dice que su guía de acción será la corrupción, que creará todas las estructuras institucionales que permitan que los funcionarios de los primeros niveles se enriquezcan haciéndolo parecer como si fuera de manera legal porque al mismo tiempo se torcerá la justicia para tener mecanismos que creen un laberinto en la normatividad y permitan la confusión, el encubrimiento y la nula o escasa posibilidad de que las actividades delincuenciales que realice puedan ser perseguidas o investigadas por futuros gobiernos. Que ese enriquecimiento permeará también a mandos menores conforme beneficie al objetivo de esos altos niveles y que de tal forma, como en Fuenteovejuna, en caso de ser descubiertos se pueda responder: fuimos todos, es el sistema, así funciona…

¿En este hipotético caso se elegiría ese gobierno? La respuesta obvia es no.

Si además nos explica que esa guía de acción requerirá que todas las instituciones del estado serán laxas en el cumplimiento de sus responsabilidades, que el gobierno participará y/o encubrirá todos los delitos de sus personeros afines, sin importar su gravedad, bien sea narcotráfico, trata de personas, pederastia, feminicidio, desaparición forzada, asesinatos, cohecho a periodistas y medios de comunicación entre otros.

¿Con esta más amplia explicación se elegiría ese gobierno? Se mantiene la obviedad de la respuesta: no.

¿Y si nos dicen que el resultado de esa forma de gobernar derivará en privatizaciones de los bienes y empresas públicas, de un mínimo crecimiento económico, de desempleo creciente, salarios insuficientes, aumento del número de pobres y aumento en la desigualdad?

¿Se elige? Indiscutiblemente no.

Entonces:

a) ¿qué es lo que hizo posible que el país haya vivido por décadas esa guía de acción con esas y otras consecuencias? y

b: ¿por qué en estos últimos veinte meses en que un gobierno diferente y con una intencionalidad radicalmente distinta encuentra, no solo una mediática y económicamente poderosa oposición (que es absolutamente entendible porque la consecuencia de un nuevo régimen es la pérdida de privilegios de este grupo) sino también, una estridente queja plañidera de grupos aspiracionales conformada por personas de precaria o  baja y mediana economía?

  1. A lo primero se responde interpretando a Noam Chomsky en su artículo sobre estrategias de manipulación mediática. Ahí Chomsky explica cómo  “para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos”  En otras palabras, esa guía de acción que siguieron los gobiernos (particularmente los del periodo neoliberal de 1982 a 2018: de la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto) fue aplicada de manera gradual, poco a poco.  Un año algo, al siguiente otra cosa, después algo nuevo, en el otro gobierno un poco más, y así una más y otra más y otra más, hasta que la suma iba convirtiendose en mecanismos y formas orgánicas. Primero un beso por aquí, otro por allá, después la punta y poco a poco y parafraseando a Taibo: nos la acabaron metiendo doblada.
  2. Para lo segundo hay que conjugar por una parte también a Chomsky cuando habla de “mantener al público en la ignorancia y la mediocridad” en el sentido de no dejarlo tomar decisiones y darle un giro a la situación actual permaneciendo en la borregada  y de “estimular al público a ser complaciente con la mediocridad promoviendo que crea que es de moda ser estúpido, vulgar e inculto”. Y conjugarlo con ese tan latino aspiracionismo clasista y elitista de buscar acceder a una jerarquía social por la capacidad económica obtenida no importa de qué forma.

Preocupa que estos grupos aspiracionales caracterizados en el párrafo anterior tengan una concepción del país tal que promueva el regreso a formas del pasado, no solo incidiendo en la vida pública actual sino transmitiendo esa forma de pensar a la siguiente generación. Será muy difícil sacarlos de su pequeñez intelectual y lógica y sobre todo de la soberbia que les impide reconocer la gran equivocación en que han vivido.

Veinte meses es muy poco tiempo para que se logre comprender y hacer viable el camino que rompa definitivamente con las estructuras construidas en tantos años y sobre todo para que más allá de nuevas políticas públicas se eduque en una visión distinta que no incorpore a la corrupción como un elemento “normal” en la relación del gobierno con los ciudadanos.

Es tarea de muchos el poder  avanzar en todo lo que tiene de tarea este gobierno, mejor hacerlo nosotros que dejarlo en las manos del pasado.

Dejo el poema del pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892-1984) que hoy han puesto en el discurso en los medios tanto el presidente como, aunque no locrea, el cínico sr. Calderón, que cada quién lo haga suyo.

«Primero vinieron por los socialistas,
y yo no dije nada, porque yo no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas,
y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos,
y yo no dije nada, porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí,
y no quedó nadie para hablar por mí»

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4T, México, Política

De futuro y cucuruchos

El hacia dónde vamos, desde mi punto de vista, es a construir un modelo de fraternidad.

¿Hacia dónde vamos y cuál es la intencionalidad del movimiento 4T?  

Una aproximación es lo que se dice en los libros escritos por AMLO y de los que se pueden extraer algunas ideas fundamentales que se repiten: austeridad republicana, combate a la corrupción, acabar con la política de endeudamiento indiscriminado, fin y reversión de medidas “neoliberales” como el desmantelamiento del aparato industrial del estado (PEMEX, CFE) en beneficio de élites de poder, respeto a los derechos humanos bajo un criterio de igualdad, estrategias distintas para combatir la violencia etc. En pocas palabras: transformar el modelo de desarrollo económico seguido en las últimas 3 décadas que generó un aumento en la desigualdad económico-social y, desarticular políticas públicas que han procurado la inmensa corrupción que hermanó el poder político con el poder económico.

Creo que estos cuantos conceptos de un proyecto político, si bien muy importantes, no plantean en amplitud el espacio o momento al que se quiere llegar.  El hacia dónde vamos, desde mi punto de vista, es a construir un modelo de fraternidad.

La fraternidad por definición tiene la connotación de ser algo por alcanzar, es un concepto aspiracional  que se contrapone a la ambición y que habla de hermandad y amistad. Es un concepto tan utópico que en su misma construcción social se encuentra su imposibilidad. 

Ni en la historia del poder económico o político; ni en la institucionalización de las religiones, sobre todo las monoteístas; ha sido posible encontrar la realización de esa idea, indefectiblemente se topa con la intolerancia y el egoísmo, “natura humana”.

Entonces, si el camino de la 4T tiene como fin construir un modelo de fraternidad pero al mismo tiempo ese modelo es meramente utópico, ¿cuál es el sentido del proyecto en el que estamos inmersos, cuál es su futuro? Mi teoría es que asumiendo esa aspiracionalidad lo que queda es sentar la plataforma que sine qua non, le dará sustento a la utopía. Esa plataforma se basa en los otros dos conceptos, que además del de fraternidad, expresados por Robespierre en 1790 se convirtieron en lema de la república francesa: igualdad y libertad.

La libertad:

El estado es quién debe garantizar que las personas seamos libres. En teoría, mujeres y hombres debemos tener la libertad de expresión, reunión, de asociación, de participar con el voto en la selección de los gobernantes; pero en la práctica las relaciones de producción que se generan entre los más fuertes y los más débiles hacen que el resultado de la libertad sea que pocos detenten los recursos económicos y muchos detenten carencias y pobreza. Ese es el modelo de libertad del liberalismo económico y que en realidad es la competencia entre el corredor con dos piernas y el corredor cojo; uno tiene mayor ventaja que el otro.  En abstracto la libertad es igual para ambos.

La libertad que se pretende construir es una libertad justa. Una que se sujete a las leyes y que necesariamente implique que la libertad de uno termina donde empiezan los derechos del otro.

La igualdad:

De una manera simplista es la no discriminación de ninguna razón de la condición humana, llámese religión, género, raza, ideología. Es el derecho que todos tenemos de ser tratados de igual forma ante la ley, es la garantía de que todos contemos con los mismos derechos y obligaciones. Y sin embargo esta simpleza, tan de texto escolar, no explica como en este país hay unos más iguales que otros, hay minorías agravadas que buscan derechos que otros sí tenemos y por lo tanto hay un fundamento esencial de la vida democrática que no se cumple: en México no hay igualdad.

La igualdad se construirá acercando oportunidades a todos, empezando por los más pobres, reconstruyendo el sistema de justicia, generando nuevas formas de distribución de riqueza y recuperando los bienes nacionales para su aprovechamiento por la sociedad entera.

Si se resuelven estos dos puntos (libertad e igualdad) aunque sea sentando sus bases sólidas e irreversibles, sería ese el logro trascendente de la 4T; yo con eso me conformo.

Como todo momento transformador, la circunstancia en que se lleva a cabo es determinante. A favor para el proyecto está la voluntad de la gran mayoría de ciudadanos de entre los que votamos de ser parte de la iniciativa de cambio y que sabemos y asumimos que será un camino largo, tortuoso a veces, difícil e incluso contradictorio. En contra está la minoría ruidosa y furiosa que intenta frenar el avance social, como dice Virgilio en la Eneida: ¿Tantaene animis caelestibus irae? (¿tanta ira en el ánimo de los dioses?) por perder privilegios mal habidos o por decir lo menos, injustos.

A estos “contras” les iría bien el uso de cucurucho de penitentes y tienen dos opciones: ser los Gestas que reclaman con alharaca; que saben de su mezquindad y por el hecho mismo de serlo creen que lo merecen todo, o ser los Dimas que reflexionan y cambian; a unos y otros así les irá. 

El país y la sociedad cambian, el movimiento 4T es transformador, es innovador, conceptualmente es algo que no se ha vivido y se desconoce, ojalá y se convierta en el camino hacia la fraternidad de las siguientes generaciones.

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4T, México, Política

El tiempo que nos tocó vivir

México 2020, cuando las palabras no se refieren a lo que nombran: legalidad, democracia, justicia, feminismo, país, comunismo… cascarones de un México pasado que hoy encuentran un nuevo significado.

Sacudidos después del embate que representó la llegada de un nuevo gobierno, personas y grupos de diferentes ámbitos no atinan aún a entender el nuevo país en el que estamos; siguen interpretando y juzgando el México de hoy en los mismos términos en que lo hacían años atrás, no existe en su esquema mental esa capacidad de cambiar y actualizar su visión hacia distintas formas de pensamiento.  Se mantienen inmovilizados en posiciones que aprendieron, aprehendieron y no alcanzan a deshacer.

Es preocupante que  ese pensamiento lateral, divergente, del que habla Edward de Bono por ejemplo, no encuentre cabida en el discurso opositor actual,  la creatividad, ingenio y perspicacia en la elaboración de pensamientos no existe, trabajan únicamente con conceptos e ideas fijas y de ahí su limitación a entender nuevas formas que suceden y que les avasallan. Sumado a esto el manifiesto clasista y de menosprecio con el que ven a cualquiera que apoye la 4T les mantiene alejados de la circunstancia de hoy.

Decía Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia…” con toda esa carga que plantea la vivencia cotidiana de lo real y con esa intencionalidad de resolver la vida misma. El modelo de oposición política que tenemos hoy en México no asume esa causalidad, se ha quedado sin futuro por no adoptar la segunda parte del aforismo orteguiano: “…y si no la salvo a ella no me salvo yo”

Se habla de comunismo sin saber el significado del concepto, se “cree” algo, se “oyó” algo pero suena bien usar el término con tufo de años 50 y guerra fría para referirse al gobierno actual. Lo que es cierto es que hoy hay un grupo de mequetrefes conservadores, de arcaicos ultracatólicos, de ignorantes consumados que usan el término como planteamiento de sus quejas en contra del proyecto actual. Un grupo ruidoso encabezado por algunos empresarios del Bajío y Nuevo León y con una vocería golpista a través de medios y comunicadores, que, indignados por dos temas: uno económico, la reforma fiscal (que no es tal) que les obliga a pagar impuestos que evadieron históricamente, la incorporación del etiquetado de alimentos y la recuperación de la educación por parte del estado; y otro religioso/social que es el avance y articulación de derechos de diferentes tipos en la legislación (aborto, sociedades de convivencia, derechos laborales para trabajadores domésticos, movimiento LGBT); les significa un ataque a sus creencias y modos de vida que les lleva a manifestar en sus carros y tiendas de campaña entonando el himno guadalupano y lanzando loas a cristo rey.

Se habla también de democracia y añoran una que solo en sus cabezas existió, a esta oposición se le ha olvidado la historia de los últimos 80 años en este tema en México. Hoy, en medio de su cinismo, no entienden cómo la consulta popular se incorpora a ella y a cambio se le mira como “imposición del dictador AMLO” (no importa que el concepto se haya incorporado a la constitución desde el 2012 (artículo 35), no importa que a través de medios como este o el referéndum o plebiscito, se definen políticas públicas en muchos países occidentales. 

Se habla también de legalidad, del legalismo de abogado que tradicionalmente ha beneficiado a pocos, al que puede pagar por justicia y en cambio no se concibe el nuevo ánimo social que dice no, eso no es legalidad, no más ley guiada por el algoritmo de libro y componenda. Legalidad y justicia será recuperar la memoria histórica reciente y juzgar lo que se hizo mal.

Se habla de feminismo por parte de esta oposición con la gran desfachatez que conlleva ser quienes han agraviado histórica, sistemática y bajo políticas públicas a la mujer, quienes se han opuesto a sus causas y que hoy se asumen como los defensores del género. ¿En qué cabeza cabe (sí, en la de estos) que los conservadores están o en algún momento han estado a favor de las mujeres? Pero, sí, también hablan ahora de feminismo vaciando el término de su realidad.  ¡En tiempos de revisionismo de doctrinas morales los cínicos hombres y mujeres “de bien” hablando de feminismo!

Se habla de país. Qué paradoja, se atreven a hablar de país los que han ninguneado y saqueado el territorio, sus bienes y los gravámenes que genera, quienes han escupido en los esfuerzos y sudores de campesinos, obreros y profesionistas, los que se avergüenzan del origen indígena, negro, mestizo y criollo y se asumen superiores, los que han ocupado puestos públicos de los que se han servido en vez de servir; todos estos hablan de un país sin decir que está devastado por ellos mismos, que la suma de sus actos es el país de hoy.

¡Si no cambian, hoy el país no los necesita, ya fueron, ya hicieron!

Hoy el concepto de País que se intenta construir es distinto, es uno que habla de igualdad, de hermandad, de oportunidades para todos los que aquí habitamos, esquemáticamente es una tabula rasa para construir en esta transformación que se ha planteado y de la que se burlan e ironizan.

Cada paso que ha dado este gobierno ha sido criticado, sea lo que sea, con razón o sin razón, esta oposición ha usado todos los medios y recursos a su alcance; ¿ha logrado permear su mensaje?  No en quienes adoptamos el proyecto como un esfuerzo a construir, sí en quienes se consideran descobijados de sus prebendas históricas y sí en los cortoplacistas.  La polarización es real, nunca lo había sido tan claramente expresada, de un lado los que han saqueado el país, del otro los saqueados. Y como en el infierno de Dante, los indiferentes e indecisos en el ante infierno, corriendo desnudos eternamente.

Y hoy la oposición por no entender ya el lenguaje y no tener capacidad de darle un nuevo significado es que es insustancial, ya se les dijo moralmente derrotados, hay que decirles también que ya tan solo representan la tristeza de tiempos pasados.

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4T, Corrupción, México, Política

¿Acostumbrarse a la corrupción de la canalla?

Los grupos políticos mexicanos de los últimos 30 años debieron encontrar un punto de enlace que les permitiera gobernabilidad.  

Sus herencias históricas les estratificaban en “castas”: por origen, color, ascendencia social y riqueza, sus derivaciones políticas las definieron los compadrazgos, la cercanía con el poder, el linaje político y, a veces, una precaria movilidad social.

¿Qué es lo que hizo posible que convivieran estos diferentes grupos que con muy distintas visiones se alternaron y repartieron el pastel del estado mexicano?

En el conjunto de eventos e historia política en México acabó siendo lo mismo ser el tradicional priista postrevolucionario, el insidioso priista de los sexenios de Salinas de Gortari y Zedillo, el torpe y conservador panista del tiempo foxista, el criminal y traidor panista del calderonato o el delincuencial priista de los 6 años de Peña Nieto, no solo en el gobierno federal sino también en sus derivaciones estatales y locales. De igual forma en el caso de gobiernos estatales y municipales -incluso los que se definieron como de izquierda-, instituciones “autónomas” y amplios sectores económicos sociales y empresariales y en primerísimo lugar los medios de comunicación, ese enlace o punto de unión nunca se trató de principios o de formas de gobierno, de procesos de estado o de búsqueda de solución de los problemas nacionales. 

El principio de gobernabilidad, el más poderoso, el realmente unificador y que permitió cierta armonía de apariencia democrática es la corrupción.

En 2014, Peña Nieto dijo: “la corrupción es cultural…” Y en todos los foros muchos dijeron y pensamos que era falso porque le dimos un sentido de valor cultural en cuanto a historia y tradiciones, si en vez de eso hubiéramos entendido “cultural” en cuanto a forma de vida de la clase política y su permeabilidad hacia la sociedad, tendríamos que haber dicho: cuánta razón tiene este impoluto y guapo hombre.

Hay una definición -entre muchas otras- de tipologías de corrupción, me parece que es la de Salvador Camarena la que dice que hay de 3 tipos: blanca, gris y negra. La blanca siendo la “aceptada normalmente” como la mordida al policía, la gris ese limbo que divide opiniones y que es más de la empresa privada y de búsquedas personales de canonjías y aviadurías y que se acerca a la negra que es la que se considera (por supuesto por quienes no participamos de ella) despreciable.  Esta corrupción negra es la de las élites políticas y económicas, es lo que ha hermanado la gobernabilidad de los 30 años anteriores al régimen actual.

El fenómeno de la corrupción es muy espinoso combatirlo, partamos de que su medición es incierta por lo que el alcance del éxito en su combate es difícilmente identificable. Recientemente los datos de INEGI decían que el 14% de lo que gasta una familia se canaliza a corrupción, y en el caso de las familias más pobres ese número alcanza el 33%.

Hoy en día se habla de polarización bajo la estratagema de establecerla como generada por la continua crítica del presidente López Obrador a medios, ciertos empresarios e instituciones, cuando la polarización del país está realmente entre la pandilla que roba y ha robado por tres décadas y los robados. Y en esos dos grupos cabe de todo, en el primero: los beneficiados de manera ilegal de los recursos públicos vía comisiones, desviaciones de recursos, concesiones de servicios y recursos naturales, contratos amañados, nepotismo, improcedentes exenciones y devoluciones de impuestos, pagos a medios y periodistas para dar o callar información y dichos, dádivas para legislar en uno u otro sentido. Y en el segundo grupo, el de los robados: de manera muy resumida todos aquellos que vemos como nuestros impuestos se traducen en beneficios personales de funcionarios y los que carecen de servicios elementales de salud, educación, acceso a la justicia, luz, agua y alimentación.

Soluciones fáciles no las hay, seguir como se siguió en esas 3 oscuras décadas no es camino, intentar una en donde la cabeza del proyecto diga expresa, pública y reiteradamente que su propósito es barrer de arriba hacia abajo y que se muera en el intento a través de severo enjuiciamiento a políticos y funcionarios que se niegan a salir del entorno de gobierno, de establecer políticas públicas de corto, mediano y largo plazo, de exhibición pública de podridos personajes de la historia reciente y de intento permanente de judicializar los procesos que les descubran , les haga pagar por sus actos y les obligue a devolver parte de lo robado; me parece que ese a pesar de todas sus implicaciones y tortuosidad sí es el camino a seguir, tal vez el único que tenemos en esta etapa en que ese enorme grupo de políticos,  funcionarios y vividores del erario que se sienten agraviados, se han convertido en agresivos o taimados odiadores del proyecto 4T.

Los resultados positivos de esa nueva forma de entender el servicio público serán a mediano y largo plazo, lo único que no debemos permitir es acostumbrarnos a que así como ha sido, siempre tiene que seguir siendo.  Los niños y jóvenes de hoy, todos sin excepción, han vivido su vida completa en ese entorno, viendo cómo funciona el gobierno, viendo cómo cualquier funcionario de incluso bajo y medio nivel se enriquece repentina e inexplicablemente y que el servicio público representa la forma “legal” -en contraposición a la ilegalidad de la actividad de la delincuencia, particularmente el narcotráfico- de enriquecerse pronto.

La visión generacional de una nueva forma de relacionarnos y que la gobernabilidad política sea cohesionada por ideas y no por el robo de recursos públicos, en mi opinión representa el ideal del futuro político.

No nos podemos acostumbrar a la canalla.

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4T, México, Política

No entienden que no entienden.

Pasan los meses y se va consolidando el modelo de la 4T sin oposición seria o trascendente alguna, no hay oposición, tan solo antagonistas. El hecho de que no la haya no es precisamente lo mejor en una democracia, pero es lo que resultó después de la descomunal ola con que arrasamos en las urnas pateando el proyecto neoliberal construido en los más de 30 años anteriores. Y en la reconstrucción del país herido los contrincantes no atinan a comunicar un discurso articulado de propuestas distintas al proyecto actual del gobierno.

Ha pasado poco más de 20 meses y no han podido consolidar una idea congruente que se contraponga al propósito de esta transformación que nos tocó vivir, ninguna representación estructurada de esbozo de proyecto para enfrentar la desigualdad, la carencia de justicia, los problemas ecológicos, la violencia contra las mujeres, la corrupción o cualquier otro de los grandes temas nacionales; y mientras esto no suceda podemos dar por seguro la continuidad de este movimiento por varios sexenios más.

La pandemia de COVID vino a exhibir en toda su magnitud el subdesarrollo real que en el tema de salud tenemos en México, afloró el obvio desvalijamiento hospitalario, la carencia de médicos, la rampante corrupción en la adquisición de medicinas – todo envuelto en la inmoralidad de ser el país #1 en obesidad infantil- y en uno más de los actos viles de esa desarticulada “oposición” se pretendió decir que eran causa de la labor de este gobierno. En racimo emergieron las grandes críticas acompañadas de novedosas ideas para combatir la crisis de salud nada más y nada menos que por los mismos responsables que dejaron el desastre

Y de la mano de la tragedia del COVID, la desventura del regreso a clases. La aparentemente simple diferencia entre los niños con y sin internet y sus correspondientes implementos electrónicos mostró la real e infame situación de pobreza y sobre todo de desigualdad en México, mostró al verdadero México subdesarrollado que se pretendió desaparecer del discurso oficial.

Y solo estos dos momentos, covid y regreso a clases envueltos en una precaria situación económica ocasionada por el primero, serían suficientes para que fuera importante escuchar propuestas inteligentes de políticas que enriquecieran los trabajos actuales de gobierno.   

En su momento la derecha estaba representada de intelectuales que se alimentaban de las lecturas de Unamuno, Heidegger, Vasconcelos, del mismo Borges, filosóficamente se nutrían de Nietzche y Gadamer. En su encuadre mental de catolicismo se atrevían a discutir la Populorum Progressio y la Rerum Novarum; en su crítica al marxismo oponían a Ortega y Gasset y algunas veces a Schopenhauer. Por muchos años la oposición de derecha y conservadora fue representada por el PAN fundado en 1939, desde 1929 los herederos cristeros se conformaron para tomar eventualmente el poder político, tuvieron muchos temas a qué oponerse, las nacionalizaciones, el anticlericalismo del estado, el apoyo del gobierno mexicano a las fuerzas republicanas españolas que se oponían al franquismo. Los representantes y fundadores de este partido Gómez Morin, González Luna, Calderón Vega, Fernández Cueto, Preciado, Samperio, etc. podrán ser tildados de conservadores y mochos, racistas, machistas, misóginos, intolerantes, xenófobos, homofóbicos, pero no de delincuentes como los dirigentes actuales. Aquellos pensaban, tenían ideología, proyectos con visión de país, los representantes actuales son meros administradores de los recursos y prerrogativas del estado, intelectualmente se alimentan de cómicos, cartonistas y “youtuberos”. Hoy ideológicamente parten de esa misma visión conservadora de sus fundadores, pero le suman la ignorancia y un odio incomprensible que busca desestabilizar al gobierno.

Esa desviación de la derecha que ya gobernó el país por 12 años y que lo dejó devastado en violencia, pobreza y fraude institucional no representó el cambio que ofreció y rápidamente se transformó en una maquinaria delincuencial que hoy no atina verse sin el control del presupuesto de gobierno. Hoy ese movimiento dividido y desvanecido entre sus restos y los grupos calderonistas que en busca de fuero y recursos les disputan la plaza, más los movimientos de extrema derecha como Frenaa, organizaciones empresariales tipo Coparmex, rémoras de otros partidos que fueron de izquierda  como el PRD, medios de comunicación, “intelectuales” (así se autonombran) que perdieron privilegios y enormes cantidades de dinero que recibían a cambio de su voz o de su silencio, grupos delincuenciales de todo tipo acostumbrados a saquear los recursos del estado y en connivencia con este, aviadores de antaño, negociantes de concesiones públicas, exfuncionarios enriquecidos que no se aceptan sin los lujos que mamaron del poder; esa suma y mezcla de todo lo anterior es la oposición a gobierno, de ahí que no puedan tener un discurso sólido, unificado, elaborado y congruente. Su autocomplacencia, falta de autocrítica y alejamiento de las causas sociales, su contemplación de la pobreza desde lejos, con mucha, demasiada distancia hace que este “pasticcio” de grupos distintos, tan solo unificados en su búsqueda de recuperar privilegios y su odio al presidente y gobierno como cohesionador, no sea un referente propositivo en las políticas públicas a seguir.

De ahí su tragedia.

No entienden que no entienden.

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4T, México, País, Política

4T, el primer año o el «no me quiten lo que les quité»

Hace un año yo pensaba: ¡finalmente se van! Y se fueron.

Evaluar los resultados de un año de gobierno en un país como México en donde la burocracia y las instituciones son como elefantes me parece un ejercicio inútil y que raya en lo imposible. Creo que dos años será un tiempo más justo para hacerlo por mi parte.

La 4T se presentó como un proyecto de transformación en México a manera de algunos otros que ha vivido México, a decir del presidente Andrés Manuel: la Independencia, la Reforma y la Revolución. Atenidos a este discurso, nadie podría pensar que una nueva transformación sería indolora, tersa o gatopardista; necesariamente tendría que ser una que derribe mitos, formas, sería por naturaleza una que incomode y que desobedezca discursos tradicionales. Y así ha sido.

Esta transformación, en su visibilidad permite destacar algunos momentos, estos sí con intención fundacional o que han expuesto formas fundamentales de ser de muchos mexicanos. Entre los primeros me refiero a «La austeridad», «El combate a la corrupción», «El gobierno de leales al país», «La recuperación de la historia y de la tradición de asilo», «Relación con los medios y libertad de expresión» Y destaco dos de las expresiones que se exhibieron ante el embate del triunfo de este movimiento de la 4T: «La oposición insustancial» y «El clasismo»

No tengo duda que la austeridad, el combate a la corrupción y el gobierno de leales al país se mezclan, cada acto de gobierno en donde se ha planteado una postura o una política al respecto implica la conjunción en distintas formas de estas tres fuentes, ejemplos habría muchos: guarderías, medicinas en hospitales, huachicól, facturación falsa, perdón fiscal, narcotráfico, salarios y prerrogativas insostenibles en el poder público federal, estatal y municipal. En cada uno de estos casos se ataca una fuente de saqueo descarado e insultante de bienes del país que se vivía como una situación normalizada, aceptada a conveniencia y que fue escalando gobierno tras gobierno en los últimos 50 años y de manera brutal en los últimos treinta. Las formas del gobierno han sido duras, cierres inmediatos, despidos, reducciones de gastos, cero tolerancia, inmediatez en la aplicación de nuevas normas; y por su parte la reacción ante las medidas ha sido descalificatoria, por cinismo en muy buena parte pero, y no es menor, porque se asume por los afectados que eran derechos adquiridos, pagos de cuatitud que se pensaban eternos, privilegios por ser parte de un engrane de latrocinio histórico que olvidó que el país somos todos, 120 millones de personas, y que la función pública es para servir y no servirse.  Hace un año empezamos a dejar de vivir en un país de insultante opulencia gubernamental, de descaro e impunidad; digo empezamos porque será una larga tarea de cambio. Y este modo delincuencial de la instancia pública se conjuntó con la rapacidad privada en donde se mezclaron papeles que dejaron a un lado cualquier ética social y que en clara simbiosis se alimentaba vía contratos, dádivas, bonos, concesiones y un claro desmantelamiento de bienes públicos, así la educación, la energía, el campo y la banca entre otros. Y no a través de un proyecto de Nación del que emanara el que así se actuara sino a través de la simple idea de enriquecerse ambos, funcionarios y privados. Se conformó un gobierno e instituciones no en beneficio de las mayorías sino en el de unos cuántos. Y hoy en el desmontaje de tales guisas las respuestas de quienes se oponen han sido de igual manera duras pero aquí además peligrosas y con un fuerte tufo de traición y de que están dispuestos a defender hasta la ignominia y con acciones criminales ese «mundo» al que les gusta asumir que tienen derecho.

Respecto a la recuperación de la historia me parece muy interesante que ante un Presidente que es profundo conocedor  de ella se han quedado sin palabras y discurso los hablantines que dominaron la escena «intelectual» del mismo periodo de los últimos 30 años a que me referí; de aquellos que copaban las publicaciones, columnas, editoriales, programas, mesas redondas, becas y demás y que fueron parte de ese modelo de corrupción en que el gobierno, que no el estado, patrocinaba sus fechorías de disque pensantes a la manera de «pago para que no me pegues». Creo que este proceso de recuperación histórica será un largo proceso casi generacional; la estupidización del discurso creado es abisal y ha permeado de manera muy importante en un sector de mediana cuantía en el país.

La recuperación de la tradición de asilo en el acto relacionado con el boliviano Evo Morales es de una implicación que poco se entiende por algunos, más allá de la persona, de sus ideas o de sus razones; mete a México en el internacionalismo del que suponían se hacía solo si era a bordo de un gran avión de «uso privado» pagado con recursos públicos, acompañado de séquito de maquillistas, peinadores, familia y mascotas.

La oposición insustancial: me llama la atención pero haciendo algún análisis retrospectivo era de esperarse. Un año después de su tremenda derrota ( y no solo moral como bien les ha dicho el Presidente) no han podido crear un tema, un relato que explique su oposición más allá que no sea el del privilegio perdido; los que perdieron concesiones, los que perdieron aviadurías, los que no pudieron continuar ordeñando las arcas, los intrascendentes de hoy que han vivido por mucho tiempo a costa de erario público, los que nunca han tenido mayor empatía por los demás, los que han perdido presupuestos públicos (partidos, medios, editoriales entre otros), los dolidos porque su opción política se diluye en el escarnio y verguenza pública día a día, los que con mínimos conocimientos siguen la línea de pensamiento que les marca el meme, el influencer, el discurso clasista y racista y sus ídolos de papel que se arruga minuto a minuto. Una oposición que entre sus personeros y gurús tiene a expresidentes de historial de corrupción, ignorancia y genocidio, a líderes corruptos de partidos que se reducen en cada elección, a enanos mentales y a traidores al país; eso es lo que hay, una oposicioncita que organiza marchitas (por número pero sobre todo por sustancia, en las que eventualmente podrán juntar personas pero no ideas) y que es la repetición histórica de los que siempre se enfrentaron a las grandes transformaciones de México, son los polkos de mediados de siglo XIX, los Zavala de Texas, los Victoriano Huerta, los Mejía y Miramón, son la misma basura que se repite cíclicamente.

El alumbramiento del clasismo es el elemento más peligroso en la conformación del país; ante un nuevo paradigma de redistribución económica se avivó la llama clasista. En parte de la oposición, parte muy importante y casi generalizada pero el fenómeno es más amplio que eso; es esa forma que siempre ha estado lastimando y odiando pero que hoy lo hace de manera exhibida, orgullosa de sí misma, por tener, por la piel, por el lenguaje, por la escolaridad, por la creencia; por lo que sea, no hace falta elaborar mucho para entender que es un México que aspira a que nos invadan , a que nos dividan, a que nos separen las posiciones económicas; es ese México que no conoce y nunca interiorizó la igualdad y la fraternidad. Esos que se suponen más que el otro y que hoy ante un Presidente al que ven distinto y menospreciable porque no es de «los de ellos»; esos que por teñirse el pelo de rubio, blanquearse y usar cualquier parafernalia aspiracional, por ser «descendientes» de europeos (*dicere amentes), esos son el real peligro capaz de vender a cualquiera por su propio bienestar, esos son los que se oponen a derechos para todos porque esa otra parte, casi siempre pobres, mujeres e indígenas, debe estar solo para servirles.

Hay dos elementos que me preocupan en esta 4T, uno que de no corregirse puede dañar el devenir del sexenio, otro que de no corregirse puede dañar el devenir de las siguientes generaciones; mi deseo es que se corrijan y pugnaré porque así se haga, me reservo el explicar a qué dos elementos me refiero, prefiero que las hienas, chacales y demás carroñeros busquen su propio alimento. Hoy estamos, los que votamos y apoyamos la 4T, en la necesidad de cuidar al Presidente y sus actos de gobierno, de deslindarnos claramente de la ignorancia e irresponsabilidad de quienes apuestan al hundimiento de este gobierno, es hora de marcar diferencias entre los que desean  un retorno al mundo de privilegios para unos cuántos y los que creemos en un México mejor; de los que a conveniencia permanecen en un limbo olvidando que en la situación mexicana de hoy los indecisos e indiferentes son fascistas en potencia.

Ya habrá tiempo de juzgar resultados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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