Pasan los meses y se va consolidando el modelo de la 4T sin oposición seria o trascendente alguna, no hay oposición, tan solo antagonistas. El hecho de que no la haya no es precisamente lo mejor en una democracia, pero es lo que resultó después de la descomunal ola con que arrasamos en las urnas pateando el proyecto neoliberal construido en los más de 30 años anteriores. Y en la reconstrucción del país herido los contrincantes no atinan a comunicar un discurso articulado de propuestas distintas al proyecto actual del gobierno.
Ha pasado poco más de 20 meses y no han podido consolidar una idea congruente que se contraponga al propósito de esta transformación que nos tocó vivir, ninguna representación estructurada de esbozo de proyecto para enfrentar la desigualdad, la carencia de justicia, los problemas ecológicos, la violencia contra las mujeres, la corrupción o cualquier otro de los grandes temas nacionales; y mientras esto no suceda podemos dar por seguro la continuidad de este movimiento por varios sexenios más.
La pandemia de COVID vino a exhibir en toda su magnitud el subdesarrollo real que en el tema de salud tenemos en México, afloró el obvio desvalijamiento hospitalario, la carencia de médicos, la rampante corrupción en la adquisición de medicinas – todo envuelto en la inmoralidad de ser el país #1 en obesidad infantil- y en uno más de los actos viles de esa desarticulada “oposición” se pretendió decir que eran causa de la labor de este gobierno. En racimo emergieron las grandes críticas acompañadas de novedosas ideas para combatir la crisis de salud nada más y nada menos que por los mismos responsables que dejaron el desastre
Y de la mano de la tragedia del COVID, la desventura del regreso a clases. La aparentemente simple diferencia entre los niños con y sin internet y sus correspondientes implementos electrónicos mostró la real e infame situación de pobreza y sobre todo de desigualdad en México, mostró al verdadero México subdesarrollado que se pretendió desaparecer del discurso oficial.
Y solo estos dos momentos, covid y regreso a clases envueltos en una precaria situación económica ocasionada por el primero, serían suficientes para que fuera importante escuchar propuestas inteligentes de políticas que enriquecieran los trabajos actuales de gobierno.
En su momento la derecha estaba representada de intelectuales que se alimentaban de las lecturas de Unamuno, Heidegger, Vasconcelos, del mismo Borges, filosóficamente se nutrían de Nietzche y Gadamer. En su encuadre mental de catolicismo se atrevían a discutir la Populorum Progressio y la Rerum Novarum; en su crítica al marxismo oponían a Ortega y Gasset y algunas veces a Schopenhauer. Por muchos años la oposición de derecha y conservadora fue representada por el PAN fundado en 1939, desde 1929 los herederos cristeros se conformaron para tomar eventualmente el poder político, tuvieron muchos temas a qué oponerse, las nacionalizaciones, el anticlericalismo del estado, el apoyo del gobierno mexicano a las fuerzas republicanas españolas que se oponían al franquismo. Los representantes y fundadores de este partido Gómez Morin, González Luna, Calderón Vega, Fernández Cueto, Preciado, Samperio, etc. podrán ser tildados de conservadores y mochos, racistas, machistas, misóginos, intolerantes, xenófobos, homofóbicos, pero no de delincuentes como los dirigentes actuales. Aquellos pensaban, tenían ideología, proyectos con visión de país, los representantes actuales son meros administradores de los recursos y prerrogativas del estado, intelectualmente se alimentan de cómicos, cartonistas y “youtuberos”. Hoy ideológicamente parten de esa misma visión conservadora de sus fundadores, pero le suman la ignorancia y un odio incomprensible que busca desestabilizar al gobierno.
Esa desviación de la derecha que ya gobernó el país por 12 años y que lo dejó devastado en violencia, pobreza y fraude institucional no representó el cambio que ofreció y rápidamente se transformó en una maquinaria delincuencial que hoy no atina verse sin el control del presupuesto de gobierno. Hoy ese movimiento dividido y desvanecido entre sus restos y los grupos calderonistas que en busca de fuero y recursos les disputan la plaza, más los movimientos de extrema derecha como Frenaa, organizaciones empresariales tipo Coparmex, rémoras de otros partidos que fueron de izquierda como el PRD, medios de comunicación, “intelectuales” (así se autonombran) que perdieron privilegios y enormes cantidades de dinero que recibían a cambio de su voz o de su silencio, grupos delincuenciales de todo tipo acostumbrados a saquear los recursos del estado y en connivencia con este, aviadores de antaño, negociantes de concesiones públicas, exfuncionarios enriquecidos que no se aceptan sin los lujos que mamaron del poder; esa suma y mezcla de todo lo anterior es la oposición a gobierno, de ahí que no puedan tener un discurso sólido, unificado, elaborado y congruente. Su autocomplacencia, falta de autocrítica y alejamiento de las causas sociales, su contemplación de la pobreza desde lejos, con mucha, demasiada distancia hace que este “pasticcio” de grupos distintos, tan solo unificados en su búsqueda de recuperar privilegios y su odio al presidente y gobierno como cohesionador, no sea un referente propositivo en las políticas públicas a seguir.
De ahí su tragedia.
No entienden que no entienden.