Cosecha social, Historia, México, Moral pública, Oposición

La moral es un árbol que da moras…

Si no fuera por sus ambiciones excesivas, quizás hubieran sido capaces de disfrutar esto.

Milosz

…o vale para una chingada. Es la frase de Gonzalo N. Santos, el cacique de San Luis Potosí  y gobernador en 1943, reconocido como uno de los grandes corruptores de su época, fundador del PNR que dio lugar al PRI; el autonombrado: Alazán Tostado, el Señor del Gargaleote, el de los huevos de toro; una de las «leyendas negras» de la Revolución Mexicana. Con ella, expone lo que para él es la moral; una frase que no solo explica la racionalidad de una época sino esa forma de entender el derecho al poder de los jefes de las élites, como decía Monsiváis: son los “presidentes a escala”; los concesionarios del privilegio a quienes los valores, la ética y la moral no significan más que una…

Hablar de ética y moral pública en el año 2022 puede parecer como un desatino ante una supuesta modernidad en la que lo que prevalece es el pragmatismo cuyo modelo a seguir es la conveniencia personal.

Jorge Carpizo *, el estudioso de la Constitución, reflexionaba como uno de sus principales temas de atención y análisis, precisamente la moral pública, de la que decía que era “aquella que trasciende la esfera privada y penetra en el dominio de la colectividad”  Esta definición nos separa y marca una diferencia radical con la de los filósofos moralistas del siglo XVIII que pusieron al descubierto la doblez y  la hipocresía de su época; estos apuntaban con el dedo la mentira en la vida, la contradicción entre la moral oficial y la conducta en privado. La sociedad enmarcada en costumbres severas que repudiaba todo lo que era sensual y, al mismo tiempo, se entregaba al más desenfrenado libertinaje**

La diferencia anterior es sustancial, mientras que las ideas del siglo XVIII consideraban la moral privada y pública como una sola cosa, ambas sujetas de juicio, la visión actual es la que separa ambos ámbitos. En otras palabras: cada quién hace con su vida personal, íntima y privada, lo que decide; mientras que respecto a la vida pública se debe atender un bien superior y de colectividad.

Cuando los funcionarios y políticos saquean los recursos públicos se atenta contra la colectividad, el evasor de impuestos también lo hace, el que incumple normas tan banales como las de tránsito afecta a otros. Al tiempo que quienes en su vida privada actúan o normalizan actividades que solo afectan a sí mismos y quienes les acompañen, no se atenta ni agravia a nadie.

Salvo las posiciones decimonónicas de las iglesias y en general las de los grupos conservadores (PAN, FREENA, PROVIDA y otras) que pretenden normar la “virtud y las buenas maneras, las decisiones sobre el cuerpo de la mujer y la relación del individuo con su espiritualidad”, el único pragmatismo aceptable es aquél que separe dos campos de acción; el privado y el público.

La hipocresía y simulación de políticos que a la vez que se dan golpes de pecho, saquean los recursos públicos, busca confundir a la sociedad en ese ser y no ser, mezclando vidas privadas con vida pública. Confunden lo que decide uno mismo con lo que se decide por otros. Por tanto, las políticas públicas que afectan a los ciudadanos únicamente deben regular la vida en colectividad y no las vidas privadas.

Los partidos y grupos conservadores en México, como los ya mencionados, incurren en gran simulación no solo porque son ampliamente conocidas sus aficiones, vicios, traiciones, infidelidades y demás situaciones –como las que pueda tener cualquier ciudadano sin importar su adscripción política económica o social- mientras se enseñorean en moralizar en el púlpito. Ésta, la moral privada, que es parte del ideario de los siglos XVIII y XIX es lo que aún pregonan “de lengua para afuera” los pretendidos custodios de la moral para dejar de lado lo que es la moral pública.

El mismo Carpizo, citado arriba, sostiene, hablando de la moral pública, que los cinco problemas capitales en México son: el poder, el dinero, la corrupción, la impunidad y las mentiras; con el común denominador de una ausencia y desprecio a la ley por parte de los ciudadanos.

La 4T a través del gobierno del presidente López Obrador, ha intentado trabajar sobre los temas de ética y moral pública, es la gran diferencia con el conservadurismo, mientras que este último busca decidir sobre la vida íntima y personal de las personas, el proyecto de transformación busca incidir en lo que afecta a todos y apela a la cultura, a valores comunes en el pueblo, a las civilizaciones de las que venimos en vez de a un narcisismo exaltado durante el neoliberalismo.

En la 4T se retoman conceptos como “La cartilla moral de Alfonso Reyes” en su aspecto de convivencia ciudadana, la educación escolar con valores generales de civismo, la austeridad y solidaridad como prácticas cotidianas, la primera por parte del servidor público que maneja los recursos que aportamos todos y la segunda por parte de todos en relación a un entorno de gran desigualdad.

¿Cómo se puede cambiar o incidir en un planteamiento de valores ciudadanos cuando las televisoras, medios de comunicación y figuras públicas van en sentido contrario, asumiendo como forma de vida natural que sus escándalos y excesos -con recursos y privilegios públicos- son algo a lo que tienen derecho?

Si figuras públicas de arraigo y conocimiento, actrices, conductoras, periodistas, políticos y ex funcionarios, pastores de iglesia, que son quienes dan “mensaje” a la sociedad; son los que viven de escándalo en escándalo, a golpe de riqueza mal habida y de privilegios heredados, ¿cómo va a haber un cambio? A los actuales conservadores y generaciones acostumbradas a vivir sin respetar al otro sería más fácil obligarlos a que regresen lo que se llevaron que a que cambien de mentalidad. Cuando algo se pudrió, se pudrió.

A las generaciones nuevas y las actuales con conciencia social, únicamente a través de la educación y del ejemplo; no hay más. La tarea de la 4T es invertir en educación y ejemplificar con comportamientos y formas respecto a la austeridad y cumplimiento de la ley.

Bien les dice y recuerda el presidente: No somos iguales.

*Jorge Carpizo. México y la Moral Pública. Revista de la Facultad de Derecho de México. Vol. 63-259

**Alexander Herzen, Apéndice “El realismo” como crítica a la Carta sobre la Tolerancia de Locke.

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2022, 4T, AMLO, México, Oposición

¡Todos quietos!

No se fíe del narrador sino de la historia.

Cuando se es parte de un proyecto ganador, es común que aparezcan los padrinos  que se presentan como “creadores”, “fundadores” o “dueños”, usurpando derechos que nadie les ha otorgado sobre el devenir del mismo.

Al interior de la 4T hay voces que quieren correr en direcciones opuestas ¡pero colgados de ella!, hay gemidos y hay aspavientos; a algunas personas públicas que ocupan cargos importantes, entenados y carga maletas de los anteriores, la auto asumida realeza hereditaria de la izquierda (sic), puristas de la teoría, acomodaticios del presupuesto, cercanos y lejanos al poder pero con foto vigente junto al único jefe de jefes. A todos ellos les digo (no expreso “decimos” porque no me arrogo más que la representación de mí mismo), ¡quietos, todos quietos!

La trascendencia de la 4T, su logro principal, es que unió a la mayoría de la sociedad en un proyecto común, uno que le dice adiós a las políticas neoliberales fomentadas en las décadas anteriores y que construye una sociedad más igualitaria; se dice fácil pero su implicación es tal que, en su camino, este movimiento revolucionario deconstruye el imaginario social anterior y crea nuevas formas de percibirnos en la sociedad. Este logro es  de todos, no de unos.

Dado lo anterior, creer que para alguien es posible un “quítate tú para ponerme yo” o una repartición de puestos y prebendas como se hizo durante el prianismo para contentar a tirios y troyanos*, o más aún, la creación de tribus para el prorrateo de canonjías como aquella que entre otras cosas llevó a la destrucción del perredismo; es ingenuo, ocioso e insolente. Por lo mismo, es de extrañar que algunos críticos y políticos supuestamente de gran experiencia política, no se den cuenta que plantear el futuro del movimiento de la misma forma en que se acostumbraba manejar los movimientos sociales y partidos políticos hasta hace algunos años es un error, un grave error.

En este trienio de cosecha de resultados en el que estamos, uno de los más extraordinarios es haber dejado sin discurso propositivo a la oposición política; su arenga se convirtió en la de la derrota, sin alternativas y opciones. La oposición mexicana, hoy ya se puede considerar como de las peores de todo el mundo, es irresponsable, entreguista, ignorante, soberbia, corrupta. Tener el apoyo de ella es condenarse al fracaso venidero. ¡Es tiempo de lealtades!

Ya no se puede volver la vista al pasado y me parece que es lo que algunas personas dentro del movimiento están haciendo; lo único cierto es que es tiempo de lealtades; porque en todo lo demás no hay certezas sino solo enigmas. Tocqueville decía: “el pasado ya no ilumina el porvenir, sino el espíritu humano camina entre tinieblas”.  La 4T es un movimiento que se construye día a día y que debe avanzar en la idea del bien común como forma de gobierno, a manera de como lo plantea Hanna Arendt: la política en tanto que disciplina que tiene como su telos un fin práctico: la conducción de una vida buena y justa en la polis. **

En este movimiento estamos trabajando, apenas se sentaron las bases del proceso de transformación que vive el país, en los próximos tres años disfrutaremos la profundización del impacto social positivo de este proyecto, este mismo año se concluyen dos obras emblemáticas: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la Refinería Dos Bocas, y el siguiente el Tren Maya y el corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Todas estas obras han sido boicoteadas por todas las vías posibles por la oposición, y sin embargo, la voluntad política de este gobierno y, sobre todo, el apoyo popular, las está sacando adelante. Si en este momento alguien cree que puede distraer al movimiento con sus elucubraciones de candidaturas futuras, se dará cuenta, más temprano que tarde que apenas le servirá para cavar su tumba política; ¡es tiempo de lealtades!

Este sexenio que marca el inicio de la transformación es para disfrutarse, ojalá y haya altura de miras por algunos quienes hoy parecen escuchar cantos de sirenas desde el odio de la derecha, no es tiempo de declararse “…ista”, ni de abrir facciones, es tiempo de cerrar filas, los leales de siempre eso hacen.

Muchos en este movimiento estamos viviendo acompañados de un gobierno por el que esperamos toda la vida, para muchos es la primera vez que tenemos al presidente por el que votamos, cito al mordaz y sabio caricaturista Antonio Helguera: “… si la caga pues sí, pero no me voy a poner a atacar a lo pendejo a un gobierno que esperé toda mi vida”

Cierro con una idea: los movimientos políticos los hacemos los ciudadanos, menospreciar al hombre y a la mujer común, como lo ha hecho y hace la prepotencia conservadora, es lanzarse al vacío. Yo veo un sentido de fraternidad y camaradería en la mayoría de la sociedad que no veo cómo alguien, que se diga parte de la 4T, pueda intentar romper el proyecto sin estar muy pronto fuera de él. La salida fácil y el cambiar de chaqueta por la búsqueda del puestito, es para los intrascendentes, todos los conocemos; en la 4T el camino es prolongado y solo resistirán los leales, porque no estamos hablando de un sexenio, esto que estamos viviendo es de largo aliento.

GRITAMOS, BERREAMOS, MOQUEAMOS, CHILLAMOS, MALDECIMOS
PORQUE ES MEJOR LLORAR QUE TRAICIONAR
PORQUE ES MEJOR LLORAR QUE TRAICIONARSE.

LLORÁ
PERO NO OLVIDES***

* El origen de la expresión se encuentra en la terrible rivalidad entre las ciudades antiguas de Tiro y Troya por la hegemonía en el Mediterráneo.

** Hanna Arendt. La condición humana. Editorial Paidós.

***Hombre preso que mira a su hijo, de Mario Benedetti

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3 años, México, Oposición, Revocación

¿No que querían que se fuera?

Así como te digo una cosa, te digo la otra…

La revocación de mandato…

Desde que inició su gobierno, los muy enojados antagonistas dicen que debe renunciar, a  cada medida que toma la respuesta es: que se vaya, no lo queremos, es inepto, es un naco al que no queremos como presidente; por lo tanto han intentado detener todos los proyectos sociales y de infraestructura de la 4T con legalismos apoyados por jueces a modo. Todo porque no lo quieren, todo porque le odian y todo porque no quieren que continúe como presidente.

Mucho antes que López Obrador fuera presidente, ofreció en campaña que a medio ejercicio de su sexenio se iría si la mayoría así lo quisiera; la forma legal que se encontró para abrir esa posibilidad fue el mecanismo constitucional de la Revocación de Mandato. Este es un procedimiento legal, aprobado como reforma a la Constitución en 2019, y debería verse como la respuesta que, a todas luces parecería ser el sueño y deseo cumplido de la Oposición: ¡una votación para echar del gobierno al presidente López Obrador!

Pero, ironías de la vida, en el lamentable juego de los opositores en que según van viendo la aprobación que tiene el presidente López Obrador, trastabillan, ahora ya no quieren que -democráticamente- los ciudadanos puedan decidir si quieren que continúe o se vaya. Así de orates están, pero la explicación es bastante sencilla; no quieren que haya el procedimiento de Revocación porque intuyen lo que es obvio, que los números de aprobación presidencial no harán más que ratificar la confianza de la mayoría en su gobierno.

Ante ese fracaso, ahora reculan quienes antes clamaban ¡que se vaya, que se vaya!

Se han mantenido diciendo que el presidente es dictador y autoritario; que está al margen del mandato popular; que es anti demócrata por oponerse al régimen de élites; que no están de acuerdo que ante la calumnia les responda con más libertad de expresión; dicen que es antifeminista a pesar de llevar la paridad a nivel constitucional, legislar derechos para empleadas del hogar, hacer posible la despenalización del aborto en varios estados; le dicen corrupto a pesar de no tener una, ¡una!, sola prueba en sus dichos; y ahora que se les presenta la fórmula legal para sacarlo del poder dan un paso atrás, reculan.

A estos los explica bien Marx, Groucho, no el que les asusta: «Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros»

Es necesario apoyar la revocación porque se convertiría en la herramienta que, una vez establecida, hará pensar a cualquier presidente o funcionario sujeto de ella sobre sus acciones frente a la sociedad. Los opositores ya se dieron cuenta que no es un tema de presente sino de futuro; hoy la fortaleza de López Obrador es incuestionable, haya o no haya proceso de Revocación su sexenio está garantizado por la altísima aprobación de su gestión; pero hacia el futuro en caso de que algún día recuperen puestos de primer nivel saben que será la espada de Damocles que penda sobre sus latrocinios y maneras tradicionales de gobernar.

Y sin embargo, siguen gritando que se vaya, que se vaya. Tal vez se están refiriendo a que quieren que se vaya de manera no legal y democráticamente sino mediante la técnica tan de ellos mejor conocida como golpismo (blando o duro); de esta forma las élites hoy mejor posicionadas en el ruido mediático (XGonzález y mafiosos asociados) se asumirían como el nuevo liderazgo que salva al país. Porque estos, por la vía democrática no ganan ya ni en su colonia.

El INE, sesgado y parcializado por los consejeros Córdova y Murayama ha puesto todas las trabas para que se lleve a cabo la revocación; en buena parte tienen en sus manos el éxito de este ejercicio democrático y dado el conocido talante autoritario y antidemocrático de ambos no se puede esperar nada bueno de su actuar. Con un millonario presupuesto a su cargo reclaman insuficiencia para su realización, aunque el mismo sí les sirva para el derroche en gastos suntuosos y salarios superiores a lo que la Constitución marca.

La Revocación de Mandato es un mecanismo democrático nuevo en México pero no en el mundo. Desde los escritos de Lenin * y Gramsci ** pasando incluso por el pensamiento de Locke y Montesquieu en que se plantea la importancia de que los ciudadanos tengan el derecho de quitar, al igual que como los eligen, a los funcionarios a quienes les han perdido la confianza; diversos países ya tienen en sus leyes la posibilidad de hacerlo (Taiwan, Ecuador, Bolivia entre otros) para llegar a un nivel mucho más amplio en cuanto a gobiernos locales (alcaldes de Japón, Alemania, Polonia, Perú y Estados Unidos entre otros)

¿Por qué la gente tiene que aguantar un mal gobernante o un mal legislador? ¿Por qué el INE y la oposición bloquean y niegan el recurso por esta vía?  Sin duda alguna por dos simples razones: una que le tienen miedo a la participación ciudadana y dos que están poniendo sus barbas a remojar; fueron buenos para pasar leyes que les permita la reelección, pero no quieren que se les pueda acortar su periodo de enriquecimiento.

Vociferan contra el presidente López Obrador, y él como respuesta les dice: vámonos a la votación para la Revocación, si pierdo me voy. La oposición ante el ridículo que harán con el resultado previsto aplican aquello de «Mejor aquí corrió que aquí murió»

*V.I. Lenin Obras Escogidas Tomo II, Editorial progreso Moscú, 1961.

** Bobbio, Norberto (1972) “Gramsci y la concepción de la sociedad civil”

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4T, AMLO, Desmemoria, Esperanza, Futuro, México, Oposición, Política

Voy derecho y no me quito…

…si me pegan me desquito.

Cuando las encuestas te dicen que las decisiones tomadas son aprobadas por la mayoría de ciudadanos, cuando tus detractores no aciertan a establecer una narrativa que explique el porqué de cambiar de rumbo, cuando en cada elección se refrenda el impulso y crecimiento de las fuerzas que te llevaron al poder, y cuando las variables macroeconómicas dan razón a las políticas públicas de tu gobierno ¿es hora de cambiar? No.

Schopenhauer nos puede dar una buena pauta para entender el carácter tenaz -terquedad podrán decir algunos- que se suma a la ética y valores del presidente López Obrador. El conocido como filósofo del pesimismo, explica que “la voluntad es la sustancia de todo cuanto existe”, y nos plantea que «adquirir carácter» no significa otra cosa que alcanzar un íntegro autoconocimiento mediante nuestro trato con el mundo durante una vida entera, es decir por la experiencia cotidiana y permanente. Y por otra parte, y para redondear la idea de la formación de la personalidad del presidente López Obrador, la conjunción de carácter con “autodominio” en función de la felicidad personal (propio de la búsqueda de cada persona) le ha desarrollado el mismo tipo de destreza requerida para obrar justamente. *

Una figura como la de López Obrador que reúne ambas características: carácter y sentido de justicia (además de felicidad por lo que hace) tiene, por necesidad argumentativa, que ser consecuente con su historia, va sobre la misma línea y parece que su discurso se repite una y otra vez, y así es, no cambia, mantiene el mismo discurso fundamental una y otra vez.

Esta es la razón del porqué del apoyo popular al gobierno actual, las encuestas, incluyendo las de los medios que le odian, indican que conforme pasa el tiempo cada vez más ciudadanos se sienten satisfechos y sobre todo representados (algo inédito en la ciudadanía mexicana respecto a sus presidentes) por López Obrador. Y es meramente porque se percibe su firmeza ideológica y que su sentido de valores no cambia a pesar de tener la posición más preciada en la política mexicana. El presidente no tiene necesidad alguna de cambiar, a algunos les parecerá terquedad, a otros lógica conclusión.

El presidente supo entender dos cosas: por una parte los intereses comunes que pueden reconstruir el tejido social mayoritario y por otra la gran amenaza que representa la desigualdad extrema, y a resolver eso es que ha dedicado su tiempo, los esfuerzos públicos y el presupuesto. Y esta dedicación del presupuesto a los fines planteados a lo largo de los últimos 18 años por lo menos pero de manera puntual como promesa de campaña del 2018, es la razón del enojo y golpismo blando de las élites y partidos contrarios. No hay otro factor más importante, que no sea el interés en el manejo del presupuesto, que aglutine el odio opositor alrededor del proyecto de la 4T.

Hay una anécdota del expresidente de Costa Rica Ricardo Jiménez Oreamuno que cuenta que éste recibió una carta de un campesino donde le reclamaba porque el tren le había matado una vaca y exigía que el Estado se la pagara. Don Ricardo respondió: “Dígame una cosa, estimado amigo: ¿Fue que la vaca se atravesó en la línea, o fue que el tren se metió al potrero?”.

Sirva el cuento para insistir en que el presidente López Obrador va en la vía de su tren de ideas, políticas y programas que considera son las que requiere el país, de ahí no lo moverán. Meterse en el camino de la 4T es inútil, el modelo de transformación es un hecho y en poco tiempo más será irreversible.

Los partidos opositores con prácticas del pasado, los medios de comunicación tradicionales acostumbrados a vivir del “chayote”, los abajo firmantes, los tele intelectuales, las cúpulas empresariales que representan tan solo a quienes buscan evadir el pago de impuestos, las clases aspiracionistas (que no aspiracionales), los acostumbrados al saqueo de los recursos públicos, las fuerzas de la delincuencia organizada, los clasistas y racistas y en general todos aquellos que añoran una vuelta al pasado están en el camino del tren, les arrolla porque estorban su paso.

La 4T se conformó con un movimiento de muchos, de ciudadanos de diferentes partidos y de diversas clases sociales; está representada por una mayoría (más allá de las y los esquiroles que dicen que son pero que en realidad no son) que refrenda su compromiso lopezobradorista ante cada elección y ante cada consulta; esta es la tragedia para la oposición que no haya dónde encontrar una fórmula electoral que revierta la situación actual. Hoy, hay una mayoría de ciudadanos corrientes que fue, ya sea por acción o por omisión, casi tan responsable del estado en que se encuentra el país como definitivamente lo son los dirigentes de los gobiernos anteriores y las élites; pero esta ciudadanía actuante en la 4T finalmente dijo ¡basta!, y esto no lo está viendo la oposición. La práctica actual (porque cambia cada semana) de los antagonistas es simular adoptar causas de la izquierda: afirman luchar contra la corrupción los que saquearon al país, se pretenden ecologistas los que enajenaron el territorio y las aguas a las compañías mineras, se vuelven defensores del feminismo los patriarcas misóginos y machos,  protectores de la UNAM los que la llamaban nido de porros, revoltosos y huevones. ¿Les sirve de algo? No, son los mismos haciendo lo mismo, pero disfrazado.

Mientras el camino sea meterse con el tren del cambio nada bueno habrá para los usufructuarios del pasado, sería deseable que construyeran una propuesta y una narrativa de por qué y para qué quieren volver. Qué difícil la tienen cuando se enfrentan a un López Obrador sin poder mantener una sana discrepancia y con la única arma del insulto y la mentira frente a un «concepto bien armado, lógico y moralmente estructurado». Mientras no resuelvan el abismo ideológico entre el proyecto 4T y el embuste que representan irán reduciendo sus posibilidades de regresar al poder; me parece que en esta generación afortunadamente ya no sucederá.

Convendría, y mucho, que los caciques y dueños de las élites mexicanas leyeran a Maquiavelo para entender las necesidades del país y darse cuenta en qué fallaron mientras gobernaron: “Las victorias nunca están aseguradas sin cierto grado de respeto”, y dice en un fragmento que la mayoría de los estudiosos suele pasar por alto; “sobre todo, respeto a la justicia”.

*Cf. Schopenhauer, A., El mundo como voluntad y representación, v. I, Aramayo, R. (trad.), Madrid: FCE, 2005.

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«La rebelión facha»

“Los enanos tienen una especie de sexto sentido que les permite reconocerse a primera vista”

Monterroso

¿Y ahora contra qué y quién peleamos?, deben decir. Hasta ahora, en estos tres años, en todo lo que han hecho han perdido: en elecciones, en mayorías, en gubernaturas, en intentar menoscabar la popularidad y apoyo al presidente por parte de la mayoría de ciudadanos; en detener los proyectos del aeropuerto, tren maya, refinería, pensiones y becas; en frenar buena parte de las investigaciones por corrupción en contra de sus iguales; y –por encima de todas las cosas– perdieron la narrativa de tener alguna propuesta que signifique un camino de cambio, una “otra” manera de dirigir el rumbo del país.

Sería desvalorar el trabajo del gobierno y la 4T decir que ha sido un camino fácil, por supuesto que no lo ha sido, principalmente por los intentos de socavar y descarrilar las bases fundamentales del gobierno por parte de la oposición, pero es tan grande el desastre que hicieron los gobiernos anteriores, tan grande la herida social acumulada en la mayoría de la población que, de alguna manera, el buen resultado es obvio; con que hubiera un presidente que quisiera a su país y que actuara con honradez marcando la pauta a seguir por el resto del gobierno, que se preocupara por enderezar el torcido camino que llevó a la desigualdad y que defendiera los intereses nacionales; el cambio provocaría un México distinto, más digno, menos lastimoso y en reencuentro con una historia de grandeza civilizatoria que se trató de menospreciar desde la intelectualidad neoliberal.

Ante tal panorama, a tres años de gobierno y faltando poco más de 1 año de que los partidos presenten sus candidaturas para el 2024; la oposición se enfrenta a sí misma de dos maneras: unos contra otros y, sí, (aunque usted no lo crea) contra sí mismos.

La decisión por la candidatura para el 2024, aunque desde ahora parezca una deriva al fracaso, entre PAN y PRI (creo que el PRD, una vez que ha perdido su registro en más de 15 estados, no cuenta ya para este fin), se empieza a vislumbrar como una pelea por las sobras. El partido que no obtenga la candidatura será el siguiente prd. No es de extrañar que ambos partidos suelten nombres de ciudadanos para sondear la opinión pública; con muy mal tino hay que decir, porque mencionar como candidateables a la gobernadora de Chihuahua acusada de recibir sobornos, Maru Campos; al de Guanajuato, Diego Sinhue (el estado con mayor violencia del país); al desconocido de Yucatán, Francisco Vila y al perseguido de Tamaulipas, Javier García Cabeza de Vaca, además del fugado Ricardo Anaya y el saliente de Querétaro, Francisco Domínguez, y a, lo que ya parece un chiste de mal gusto, Margarita Zavala; y por parte del PRI a “Alito” y sus historias de corrupción, a del Mazo y su contubernio peñista y al junior de de la Madrid, aquél hijo desleal que acordó en decir que su padre estaba enfermo mental cuando regañaron al expresidente de la Madrid por decir que Salinas se había robado la mitad de la partida secreta; tan solo exhibe que no hay nada nuevo para el país y que su propuesta es tan solo una vuelta al pasado. Y ante ello lo que les queda es pelear, se empiezan a deslindar unos de otros, empiezan a dejar de votar en bloque (ya lo veremos en la reforma eléctrica); empiezan a alejarse de Claudio X su titiritero mayor para mostrar cierta independencia y no dejarle, además de su proveeduría de billetes,  también el puesto de ser su gran elector.

Y Como en la novela de Stevenson “Jekyll y el señor Hyde”, en que un trastorno psiquiátrico provocado por un élixir hace que una misma persona tenga dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí; la tropa de la oposición hace desfiguros narrativos un día tras otro. El presidente les suelta un tema, y como si fuera un juguete distractor de perros y gatos, estos salen a su caza, a decir la mejor ocurrencia, la máxima trivialidad, sin pensar por un momento si contradice lo que dijeron un minuto antes, un año antes o toda su vida.

El juego al que los ha puesto a jugar el presidente López Obrador es uno en que les obliga a exhibir sus contradicciones; ya sea el de los presuntos “de izquierda” que se vieron apoyando a los candidatos panistas y priistas en sus alcaldías y estados; el de aquellos que por años se dedicaron a menospreciar a la UNAM y que veían con sorna el que en los anuncios de empleos y empresas se dijera: “egresados de la UNAM abstenerse” y hoy en cambio, ante la crítica que hace el presidente a algo que no está funcionando en la Universidad, se dicen pumas de corazón. A quienes decían: ¡que el presidente se vaya!, ¡no lo queremos!, ¡que renuncie!, ¡hay que sacarlo del poder!, se les dio la herramienta legal para hacerlo: la Revocación de Mandato, pero como ante los buenos números de popularidad presidencial saben que su resultado será un fracaso más, entonces reculan, ya no hablan de ello y pelean en esa argumentación, los de FREENA que dicen querer la revocación les dicen a los de Claudio X y secuaces (los mismos a los mismos): ¡traidores, traidores!

Y mientras tanto en el congreso, los machos mandones de pri y pan que jugaron a decirse feministas orquestan a un grupo de diputadas, que como peladitas de mercado exhiben la miseria de su ideología conservadora y ruin en un claro intento de presentar a las mujeres como no aptas para gobernar (ya presienten que tal vez una mujer  será la próxima gran figura del país); peleando en este caso contra la seriedad, la dignidad y los valores que vinieron a trastocar las formas (las suyas) anteriores de hacer política.

En resumen, están peleando, se están peleando, entre ellos, con ellos y con todo; para la oposición, ellas y ellos, su derrota moral es el acabose, aunque esto apenas está empezando. El acabose del empezose, como diría el clásico.

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¿Rápido o bien hecho?

Resolver el rezago de justicia que dejaron no es enchílame otra gorda.

Saber si la justicia, a través de la Fiscalía General de la República, avanza de manera eficaz es un tema de preocupación que está en los medios, redes y conversaciones políticas de quienes apoyamos la transformación que pretende la 4T y el Presidente López Obrador.

Veamos: En el 2009 le dices a una firma de inversión en un paraíso fiscal en las Islas Vírgenes que heredaste una gran fortuna de tu abuelo y abres una sociedad a la que canalizas millones de dólares, tu familia se exhibe en revistas y medios sociales en medio de lujos, aviones privados, yates y bebiendo botellas de vino de miles de dólares cada una. Respecto a la sociedad que formaste le pides a un despacho de abogados extranjero que  sean los custodios de las acciones al portador para que no aparezca tu nombre y con ella compras decenas de bienes raíces en México y el extranjero. Al mismo tiempo triangulas monumentales cantidades de dinero que depositas en efectivo en casas de cambio y bancos mexicanos para que sean enviados  a bancos en ese y otros paraísos fiscales. Una persona (prestanombres tuyo) deposita casi 4 millones de dólares que no tiene cómo justificar y recibe un préstamo por millones de pesos del sindicato de PEMEX, aunque no trabaja, ni tú, ahí. En poco tiempo tienes 8 empresas en México y siete en el extranjero que se dedican a toda clase de actividades, entre otras construcción de fraccionamientos y venta de productos y servicios al gobierno. Tú y tu entorno gastan miles de millones de pesos en un periodo de veinte años. Y, ¿dónde quedó la bolita cuando nunca heredaste nada pues tu abuelo fue un humilde obrero y tú nunca has trabajado? ¿Será que eres el hijo del dirigente sindical favorito de priistas y panistas? Sí.

En ese momento la sociedad y la clase política del PRI y del PAN vieron y participaron de todo, sin embargo hoy: ¿Cuánto tiempo se pueden tardar las autoridades actuales en desenmarañar esta historia en donde todo se hizo de manera oculta, usando el nombre de terceros, moviendo dinero por todo el mundo para no dejar rastro y finalmente ocultándolo en paraísos fiscales? Una eternidad.

Y sí, parece que todo es muy lento y que hay incertidumbre sobre uno de los principales compromisos de la 4T: el combate a la corrupción.

Y no es que no se haya hecho nada, están Lozoya y el caso Odebrecht cuyo hilo avanza hacia Ricardo Anaya, Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto; el caso de Juan Collado, -abogado del peñismo por excelencia- acusado por defraudación fiscal; la colaboración con Estados Unidos para el caso García Luna y su jefe Felipe Calderón; Rosario Robles y la estafa maestra; el gobernador panista de Tamaulipas Cabeza de Vaca; empresarios, artistas, comunicadores, exfuncionarios del PRI y del PAN; y sin embargo parece tan poco cuando sabemos el tamaño del saqueo que vivió el país.

Lo que la ciudadanía espera es una demostración contundente de justicia  sobre los grandes mandones de cuello blanco, los corruptores y criminales coludidos con el narcotráfico de los últimos sexenios, los organizadores del saqueo de las empresas públicas, es decir: los expresidentes priistas y panistas desde Salinas hasta Peña Nieto. No es fácil porque son rateros y corruptos pero no tontos, se blindaron y escondieron pruebas, escondieron sus recursos mal habidos en paraísos fiscales, torcieron las leyes para que no les alcanzara, así que el trabajo del fiscal Gertz Manero y de la Unidad de Inteligencia Financiera a cargo de Santiago Nieto es titánico, sobre humano. Sabiendo que la vigencia de la ley les ha jugado a su favor, tan solo será posible perseguir, si acaso a Vicente Fox pero con mayor seguridad a Felipe Calderón y definitivamente a Enrique Peña Nieto. Y en eso se está trabajando.

Es deseable que muy pronto se den los golpes necesarios que animen a la sociedad que espera una señal que provoque catarsis en la herida social que causaron los sinvergüenzas del pasado.

Cuando Gertz Manero tomó la estafeta de la Fiscalía, heredó de la PGR un rezago de expedientes que llevaría más de 13 años concluir, doscientos cinco mil averiguaciones previas en trámite, veintidós mil órdenes de aprehensión sin cumplir. Y se encontró con un poder judicial, incluyendo a una gran mayoría de abogados, que se construyó al servicio del poder ejecutivo, sin independencia y autonomía pero que se dedicó a seguir las órdenes del Presidente en turno.

El presidente López Obrador ha dicho que tiene confianza en la independencia y eficacia del fiscal Gertz Manero, así que hay que darle el espacio para que se haga un buen trabajo, no rápido -ya nos quedó claro- pero esperemos que sí muy bien hecho para que no tengan escapatoria legal estos delincuentes y traidores al país.

Mientras tanto hay que seguir la máxima del periodista Julian Assange, fundador de WikiLeaks: “Una de las mejores maneras de lograr la justicia es exponer la injusticia”

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4T, Desmemoria, México, Oposición, Políticos mexicanos

No vieron, no oyeron, pero hoy sí hablan

La sociedad se compone de dos grandes clases: los que tienen más cenas que apetito, y los que tienen más apetito que cenas.

Nicolás Chamfort, académico y moralista francés.

Ante los políticos neoliberales ciegos, incapaces, sordos, sosos, ladrones, corruptos e indolentes que gobernaron los 6 sexenios anteriores; los que hoy se dicen opositores vieron, oyeron y callaron.

Cuando los dueños del poder durante el periodo neoliberal, a través de sus actos de gobierno, despreciaron a la sociedad  y con su desapego a la justicia social y distributiva hicieron que la desigualdad económica y social aumentara provocando que más mexicanos cayeran en la pobreza; los que hoy se dicen opositores vieron, oyeron y callaron.

Cuando las empresas públicas fueron saqueadas al mismo tiempo que cada funcionario público se enriquecía al punto de hacer normal que trabajar en gobierno fuera sinónimo de hacerse rico: los que hoy se dicen opositores vieron, oyeron y callaron.

¿Qué clase de hipócritas queremos que sean los políticos? Porque lo serán todo aquello que les permitamos en la medida en que los partidos perdedores y minimizados PAN, PRI y prd (o lo que sea en que se convierta) los seguirán proponiendo como sus candidatos. La sociedad actuante y comprometida con el proyecto de la 4T y López Obrador, tiene que, debe exhibirlos a cada paso que den, a cada frase que escupan y a cada mentira con la que pretendan regresar al mundo de prerrogativas mal habidas a que se acostumbraron.

En los seis sexenios de neoliberalismo, de donde estos opositores abrevan su estereotipo de “cultura”, México terminó teniendo más pobres, menos clase media y con unos cuantos ricos más ricos que no son ni el 1% de la población pero que tienen bienes y riquezas acumuladas por más del 31%. Sí, el 1% de la población tiene el 31% de la riqueza mientras que los pobres pasaron a representar el 44% de la población y los de pobreza extrema el 8.5%. Solo en estos dos últimos rubros, más de 66 millones de personas pagan las consecuencias de las políticas económicas y sociales que fracasaron y que son las mismas a las que quieren regresar estos que hoy se dicen opositores pero que vieron, oyeron y callaron mientras eran cómplices y compartían el saqueo público.  En los 36 años de neoliberalismo, estos torpes, corruptos y desleales al país llevaron la pobreza a más del 50%. ¡Y quieren volver al poder!

Cuando una mayoría de la población votante, ingenua pero de buena fe, creyó que en al año 2000 llegaría el cambio que acabaría con el despeñadero al que se dirigía México, se encontró con que dio su voto a un Vicente Fox que lejos de gobernar se dedicó a enriquecer a sus familiares, de acrecentar su derruido rancho y de gerenciar el país según le dictaban las élites económicas de las que nunca se sustrajo.  Al acabar ese gobierno se dio paso por vía de fraude al calderonato que, a los enormes problemas de desigualdad adicionó: corrupción y violencia en colusión con el narcotráfico. Mientras que Calderón, García Luna, Palomino y los grupos de delincuencia organizada le daban la puntilla a la seguridad mientras se enriquecían; los que hoy se dicen opositores vieron, oyeron y callaron.

Y fueron tan malos esos 12 años de panismo que con una gran campaña de mercadotecnia y enormes recursos económicos trajeron de regreso de la mano de Peña Nieto a lo peor del PRI que, sabiendo o presintiendo, que tal vez sería su última oportunidad de gobierno se dedicó al pillaje sin medida, a la venta de los pocos recursos públicos que quedaban, a la repartición entre sus mismos (aquí ya hay que considerar pri-pan-prd como uno mismo) de manera escandalosa del presupuesto sexenal. Y los que hoy se dicen opositores vieron, oyeron y callaron.

…antes del big bang no había nada.

Y cuando en 2018 llega al gobierno López Obrador de la mano de una abrumadora mayoría y un apoyo social como nunca antes había habido en México y después de 30 años de estar advirtiendo el rumbo equivocado que lleva el país, los opositores dejan de callar. Para ellos es el principio de la historia.

Aquellos que vieron, oyeron y callaron que para el año 2018 el país ya ocupaba el 2do lugar del mundo en la disparidad en distribución de riqueza, el lugar número 138 en seguridad y el penúltimo en impunidad cercana al 100%; el lugar 64 en infraestructura, que PEMEX y CFE habían sido desmantelados; con carencia de hospitales, camas y medicinas; con una evasión fiscal del orden del 30%; ocupando el lugar 54 en educación y el 65 en tecnología; con empleos sin seguridad y prestaciones sociales; con una abultadísima deuda externa que tan solo de intereses obliga a pagar más de 700 mil millones de pesos anuales; son los opositores que hoy no callan, son los vociferantes que dicen: regresemos al pasado, devuélvanos nuestros privilegios, déjenos robar.

Hay un politólogo inglés, David Runciman, que escribe: “hipocresía y mentira no son exactamente lo mismo. La mentira tiene que ver con un estado de cosas: se afirma algo que no se verifica en la realidad de los hechos. La hipocresía, subespecie de la mentira, tiene que ver con el carácter: se presume de creencias que no se profesan o se alardea de virtudes que no se practican”  Aplicando su teoría debemos decir que en el caso de los gobernantes mexicanos del periodo neoliberal no serán exactamente lo mismo -unos son mentirosos, otros solo hipócritas- pero para el daño que le hicieron al país la distinción de términos es lo de menos.

¿Y la sociedad que hoy calla ante la trascendencia del cambio que se hace en el país y, por comodidad y pereza intelectual, se pliega al ruido de los opositores? Ramón y Cajal, el científico, médico y premio nobel español decía: “En la máquina social hay que ser motor, no rueda, personalidad, no persona”.

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El dictador

«Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran.»

Voltaire

Decir que el Presidente López Obrador es un dictador es una de esas afirmaciones sustentadas en la ignorancia y esquizofrenia de quienes creen que con frases estridentes pueden despreciar la legitimidad de sus actos de gobierno.

A un gobierno que, le guste o no a la oposición, cumple con las promesas electorales (como ninguno otro en las últimas décadas) y con el plan de gobierno a que se comprometió desde el primer día de su mandato al que llegó por la vía democrática, no tiene cabida política, jurídica, o coloquial siquiera que se le pueda conferir cualquier actuación de tipo dictatorial.

Lo que los dictadores sí hacen es cometer crímenes, torturar, reprimir, eliminar la democracia, limitar las libertades de prensa, reunión y asociación; precisamente todo lo que es más cercano a las características y formas de gobernar de la derecha. No hace mucho, hace un par de sexenios, tuvimos a alguien en el poder con características dictatoriales: Traidor, sanguinario, megalómano, usurpador y corrupto, pero como a los 6 años entregó la estafeta no le llamamos dictador. Si algunos voceros de la oposición del PAN y PRD principalmente y en menor escala del PRI y MC vociferan de la supuesta dictadura a que nos conduce este gobierno es  tan solo por la reiteración del discurso de mentiras que mantienen aunque los hechos vayan en sentido contrario. El propósito de los antagonistas a la 4T al expresarse así es continuar en el círculo perverso del que no salen y que consiste en intentar que la máxima goebbeliana que dice: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad” se cumpla.

Lo que hoy se vive en México no es una dictadura sino una gran transformación histórica que, por cierto, ya es estudiada en universidades y think tanks de todo el mundo. Una evolución del modelo neoliberal de saqueo y corrupción a uno que de manera pacífica busca mayor igualdad, justicia y oportunidades para todos y que pone por encima de intereses propios a la soberanía y el bienestar nacional. Hay una clara diferencia entre un dictador y el hiperliderazgo de López Obrador y esto sí que es un raro fenómeno entre los políticos mexicanos que les diferencia del actual presidente.

Noam Chomsky, el conocido lingüista politólogo y filósofo explica en su libro ¿Quién domina al mundo? que: “La amnesia histórica es un fenómeno peligroso no solo porque socava la integridad moral e intelectual sino también porque sienta las bases para los delitos que aún están por venir”. A esta amnesia es a la que apela la oposición mexicana cuando, con el fin de confundir a sus huestes, usan palabras –en este caso dictador- con la finalidad de distorsionar la realidad. Hablarle así a sus oyentes para que a su vez lo repitan, mintiendo y falsificando el sentido del lenguaje no es más que decirles y tratarlos como aquello que dice la canción del compositor José José: “Pobre tonto, ingenuo charlatán”.

La lista de dictadores en el mundo es larga, en todas las épocas y en todos los continentes; la gravedad de sus actos de barbarie y de la consecuencia de sus actos de gobierno marcó profundamente la historia de sus países. Si López Obrador es un dictador ya quisiera el mundo tener dictadores así.

  • La dictadura impuesta por el rey belga Leopoldo II en Congo cobró la vida de la mitad de la población, 10 millones de personas que fueron usadas como mano de obra esclavizada.
  • Dos millones de camboyanos fueron exterminados durante la dictadura de Pol Pot.
  • Durante la dictadura de Porfirio Díaz, en las plantaciones tropicales los trabajadores vivían como esclavos; lo mismo sucedía en las plantaciones de henequén en Yucatán, con los madereros de Chiapas y los tabacaleros de Oaxaca.
  • Idi Amín el dictador africano de Uganda ordenaba torturas y asesinatos a sus opositores diariamente y guardaba los cráneos de sus enemigos en su palacio. Sus víctimas se calculan en unas 300 mil.
  • Etcétera, etcétera y más etcétera.

Sin embargo, siempre hay un sin embargo, si por dictador se quiere entender la acepción de aquél que maneja los hilos de los políticos del país, pues ya es otra cosa. El presidente tiene la capacidad de tener a los partidos políticos y sus representantes, incluyendo voceros, corifeos y abajo firmantes, en alerta permanente de sus dichos y hechos. Maneja a la perfección los ritmos sociales y electorales y hace que incluso parezca que se divierte provocando las más diversas reacciones. Un día levanta el cadáver político del ex candidato y hoy fugado Ricardo Anaya con tan solo mencionarlo; al día siguiente zangolotea a la senadora Lily Tellez, antes a periodistas chayoteros, a Krause y Camín, al expresidente Calderón y al bufón de Fox. A cualquiera que, de vez en vez, sirva para recordarnos a todos la pequeñez de antagonistas que tiene enfrente y que destruyeron y saquearon al país. Podría llamarse la dictadura del sarcasmo, y es que de todos los políticos y ex funcionarios del pasado que intentan regresar al poder no se encuentra uno que represente seriedad y programa alternativo, así que lo que el presidente López Obrador hace es pitorrearse de ellos, sin decírselos y sin que parezca que lo hace. Este dictador no ejerce de dictador, es un demócrata que tiene en la lona a sus contrincantes y que por más aire que les echa no atinan a levantarse.

Charles Chaplin escribió el final de la película «El gran dictador«, la gran parodia de Hitler. La idea de esta película surgió después de haber visto aquel documental de 1935 de Leni Riefenstahl «El triunfo de la voluntad«, que no era otra cosa más que un panegírico del movimiento nazi ; todo un atrevimiento por parte de Chaplin en aquellos años de pleno auge del nazismo, cierra la película diciendo:

«Pero… yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres«

¿Ya nos vamos entendiendo?

¿Andrés Manuel dictador? Pamplinas.

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3 años, 4T, Corrupción, Coyotaje, México, Oposición

Las élites…, son las élites

«Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena»

Gandhi

Mientras los aspiracionistas crean que son parte de las élites seguirán asumiendo las verdades con las que les tutelan su opinión y seguirán siendo borregos dirigidos por los grupos de poder.

Se ha puesto de moda el que cualquier ex funcionario de gobierno, político o empresario a quien la autoridad investiga por presuntos actos de corrupción, delincuencia organizada, o enriquecimiento ilícito se autonombre ipso facto: perseguido político.

Como ya es natural, las élites políticas y conservadoras a través de los medios de comunicación y redes sociales opositoras al gobierno del presidente López Obrador, secundan –si no es que lo inician- ese auto impuesto apelativo con el que buscan resolver su aparente inocencia. Qué mejor que colgarse de una persecución política en vez de solucionar una acusación. Con que el indiciado se presente a juicio y pueda desestimar lo que se le imputa sería suficiente para salir victorioso y además ser héroe o heroína por haber librado una acusación desde el poder.

Y digo que se ha hecho costumbre porque ahora, casi tres años después de que inició este gobierno, llega el día en el que la lenta justicia logra tener armados los expedientes y pruebas con que sustentar sus denuncias. Y así es como cada semana van brotando nuevos nombres y se conoce de nuevos presuntos delincuentes. No es que no se intuyera o que no fuera conocido el enriquecimiento inexplicable de casi cualquier ex funcionario o empresario ligado al PRI, PAN y PRD, pero era necesario que se conformaran y se sustentaran con pruebas las carpetas de investigación. Es de esperar que seguirán cayendo cada uno de estos que han saqueado al país, poco a poco, paso a paso.

Ninguna agrupación, sea de científicos, de comunicadores, de empresarios, de deportistas, de artistas o de lo que sea es perseguida como tal. Se persigue a individuos presuntos delincuentes.

Está en boga mediática en estos días la acusación sobre 31 personas que fueron funcionarios en el CONACYT, la prensa y redes plantean el tema como que ¡este gobierno persigue a científicos!, como si el señalado fuera un grupo o sector por completo; la realidad es bastante más simple; por lo que hay de información pública son 31 personas, de las cuales 22 hacían labores administrativas y que se confabularon para saquear cientos de millones de pesos de la institución y trasladarlos a un asociación privada de la que se adueñaron. Obviamente tiene que ser la autoridad judicial quien resuelva la situación de esos 31 ciudadanos que, algunos de ellos, tienen como actividad dedicarse a la academia o a la ciencia.  Jugar con el lenguaje en esta situación y decir “científicos” a manera de manto protector o de santidad a priori nada tiene que ver con los hechos que se les acusa, y mucho menos tiene que ver su actividad científica (en caso de que alguno la tuviera). No por ser científicos son exentos de delinquir al igual que ser sacerdote no exenta de ser pederasta, no hay pureza ni inmunidad por la actividad a la que cada quién se dedique.

La cuestión alrededor de esa forma de generalizar mintiendo a través del lenguaje es que los medios y redes sociales -de usos y costumbres neoliberales- tratan de confundir en otro más de sus intentos de manipulación usando el engaño y la tergiversación.

¿Y quienes caen en el engaño? Todos aquellos dispuestos a encontrar un argumento que les dé apariencia de razón para oponerse al gobierno, a la 4T y por sobre todas las cosas al presidente López Obrador. Entre otros: los seguidores de los partidos opositores, los que perdieron privilegios inmerecidos, los que salieron de posiciones de gobierno de PRI, PAN y PRD, los que no encuentran formas de obtener contratos o concesiones por medio de actos de corrupción y -lo que es más lamentable- ciudadanos que pertenecen a una clase social apenas arriba de la pobreza pero que eufemísticamente le llaman clase media y de clase media real. Es lamentable porque parecen vivir un “Síndrome de Estocolmo”, aquel en que existe una vinculación afectiva entre rehenes y captores; ciudadanos que como si les hubieran hecho un lavado de cerebro sufren de amnesia, de masoquismo, o de un insensato aspiracionismo que busca un sentido de pertenencia con aquellos que desvalijaron el país.

Se les olvida que a quienes defienden es a aquellas élites que se repartieron y entregaron los bienes de la nación con sus parientes, amigos y socios: fueran yacimientos petroleros, minas, bosques, reservas naturales, concesiones; los que cobraron sobreprecios por obras y servicios inexistentes; los que a través de fideicomisos y ONG´s se sirvieron gran parte de los presupuestos nacionales.

Estas élites acompañadas de sus pares de presunta intelectualidad (mejor conocidos como los abajo firmantes), amparadas en una supuesta objetividad ante la política y que ejecutan gran parte de sus decisiones de manera discrecional, sin transparencia, en colusión con intereses privados y de espalda a la sociedad, que se amparan en el aval de sus propias consultoras privadas, mercados financieros, agencias calificadoras, redes empresariales, organizaciones filantrópicas, mass media y la fuerza del crimen organizado, son quienes inciden en crear la opinión de estos aspiracionistas (que no tiene nada que ver con la sana aspiración a mejorar la condición social y económica)

La aspiración o ambición legítima intenta alcanzar sus objetivos sin lesionar intereses de terceros, bajo un contexto de beneficio personal y social a diferencia del aspiracionismo que trata de “triunfar”, de tener “éxito” sin merecerlo y a costillas de otros sin importarle los medios a los que tenga que recurrir.

Sin embargo a la poco politizada y en muchos casos alienada masa opositora le han hecho creer (las élites)  que la izquierda consiste en volverse pobres porque “es malo ser rico” cuando en el México de hoy lo que la izquierda fundamenta es el que todos podamos acceder a los mismos derechos por el simple hecho de ser ciudadanos mexicanos.

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El mundo al revés

“Leemos el mundo al revés y nos lamentamos de no comprender nada”

Rabindranath Tagore

Entre febrero y marzo en algunas ciudades de México, como pasa en otras del mundo, se celebra el Carnaval. El origen de esta fiesta se remonta al medioevo y en su práctica incluye: bullicio, música, desorden y sátira. Uno de los elementos del carnaval es el disfraz; esa careta, ropaje o máscara que “engaña” aunque sea por un momento a la realidad. Así el pobre se viste de rey, la mujer de hombre, el hombre de mono y cualquier otra composición que oculte la verdadera identidad.

En el carnaval permanente de los políticos opositores mexicanos su disfraz es el lenguaje. Enmascaran la realidad con su charlatanería inversa, con la antípoda de la palabra precisa que sirva para interpretar y comprender el momento social. Su “logro” es que aquellos de sus seguidores que les escuchan, viven un mundo al revés.

¿No les sucede que cuando intentan mantener un diálogo con quienes se oponen a la 4T y al presidente López Obrador, muchas veces (siempre hay las excepciones que nos dan un gratificante respiro) se enfrentan a alguna de estas situaciones?

  • Los que para no argüir sobre a qué se oponen y qué defienden, dicen que es mejor no hablar de política, están en contra pero mejor no hablar de ello dicen. No saben de qué, solo saben que están en contra, es más “nice”, menos “chairo”, les mantiene en un punto medio para parecer que no están ni con dios ni con el diablo.  Estos indiferentes o medias tintas: juegan con una “neutralidad” –que a primera vista pareciera puramente pasiva pero que, realmente, lleva implícita la traición como conducta: traición a principios, traición a uno mismo y al otro, traición a la historia.  En fin de estos hay poco que decir, si no quieren participar en el momento tan trascendente actual no hay nada que hacer. En el Infierno dantesco hay un especial lugar para ellos, ¡aparten sus lugares!

Y:

  • Los que tienen como único argumento repetir cualquier opinión de:
    • Ex funcionarios, columnistas y medios de comunicación  -notorios y reconocidos como ¡anti amlo!- entre ellos principalmente los que recibieron millones de pesos para hablar bien de gobiernos priistas, panistas o perredistas en turno y que ahora que no reciben chayote su enojo, casualmente, les hizo “opositores”.
    • Lo que el amigo, primo, o primo del amigo oyó en una conversación o le dijo una “fuente” muy enterada de lo que pasa. Los típicos que dicen: es que no conoces la realidad…

Y entonces, estos ciudadanos “opinan” meramente lo que escuchan de esas voces que como en carnaval les disfraza con palabras la realidad. Loret, Riva Palacio, Hiriart, López Dóriga y ralea afín suben una columna o un mensaje en redes y estos enemigos del proyecto 4T la replican y citan como su fuente; no importa que esté demostrado que estos periodistas recibieron millones de pesos para hablar bien de quien les pagara, fuera este Salinas, Fox, Calderón o Peña Nieto, fuera cualquier gobernador o funcionario a cual más corrupto uno que el otro. La premisa que les ha sembrado la televisión y los telectuales que admiran es: AMLO no sabe gobernar, no sabe manejar la economía, no sabe de geopolítica, no sabe de salud, es igual que los demás políticos, es naco…

Si el presidente o alguien de su gobierno dice algo, si algún dato oficial se presenta, si se muestra un nuevo proyecto o una nueva ley, si se habla del avance de la obra pública, si se informa de noticias que afectan a todos, y estos no convienen a la narrativa de los odiadores del presidente; de inmediato se desata una campaña que dice exactamente lo contrario: desdeña las obras, engrandece los problemas, minimiza los éxitos, niega la información real, en resumen contrapone con cualquier elemento mediático insulso y vano para que sea la respuesta a los datos reales e importantes.

Y estos ciudadanos poco conscientes, muchos de ellos ciegos, sordos y perdidos entre la ignorancia y desinformación porque tan solo se alimentan de los datos, chismes, dimes y diretes que les provee la campaña de desinformación en contra de la 4T, son quienes han vivido con todas las mentiras que a lo largo de los años les han dado, les dijeron que la pobreza en México era un mito, que el problema de Chiapas lo resolverían en 15 minutos, que se combatía a los narcotraficantes, que las reformas que privatizaron los bienes nacionales le convenían a los mexicanos, que…

Mientras la fuente de información de esta parte de la ciudadanía sea la que les abastece la delincuencia organizada y la corrupción en voz de aquellos medios y comunicadores del pasado, será difícil que la sociedad mexicana dialogue. Mientras la fuente informativa sea las personas que vivieron de la corrupción y privilegio del pasado y que añoran canonjías pretéritas, no hay posibilidad de entendimiento social.

Lo que hoy hay es un diálogo de sordos entre un México viejo, obsoleto, ruin y saqueador en los términos que imponen los caciques económicos, políticos e intelectuales que se niegan a retirar y un México emergente, fresco, que intenta hacer las cosas de otra manera, que busca abatir la pobreza y la desigualdad social, que busca empoderar a mujeres, indígenas y excluidos históricamente. En el carnaval de la mentira política el disfraz del lenguaje solo le sirve a los poderosos, es vergonzoso que muchos que poco tienen se presten a escuchar su canto de sirenas. El país va a cambiar, los hechos ya lo están demostrando; aunque muchos ciudadanos están en ello, otros no, es natural que coexistan ambas opciones, lo que no se vale es que entre estos últimos su vivencia sea un carnaval disfrazado de lenguaje que les dice que vean el rojo cuando en realidad es negro; son materia fácil, carne de cañón porque así como nunca vieron el México violentado y secuestrado por poderes fácticos, tampoco ven dónde está la responsabilidad y el origen en la debacle estructural del país.

Y lo repiten, y así dialogan, esta es su historia.

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Receta para el desencanto

La corrupción odia lo que no está corrupto.

¿Le conviene al país que una parte de la sociedad, aunque sea minoritaria, se sienta políticamente huérfana?

Una de dos, o los partidos políticos opositores sin darse cuenta se están auto saboteando, o bien por su ineptitud para entender a la sociedad frente a la fuerza del proyecto lopezobradorista o porque hay alguna intencionalidad detrás de cometer los enormes errores que les están llevando a ser cada día más intrascendentes, desdibujarse ideológicamente y convertirse tan solo en el contenedor que albergue a cualquiera de los que están en contra de la 4T y del presidente.

Ser ese contenedor que reciba a todos los disconformes les puede redituar porque ante la mayoría que apoya al presidente y su gobierno (entre 60% y 70%), cada partido de manera independiente se vuelve trivial si es que hablamos de posicionarse como alternativa, esto puede ser una explicación.

Existe el antecedente que parecieron no entender los partidos opositores y es el que unir PRI, PAN y PRD no sumaba sino que alejaba a algunos de sus seguidores que no quisieran verse involucrados con los demás. Las cúpulas por supuesto no lo quisieron ver así, para ellos el intento de la sumatoria ganadora (sic) con el fuerte apoyo económico de dinero bajo la mesa por parte de los empresarios encabezados por X González fueron atractivo suficiente. Y también es necesario recordar que algunos mandos menores conocidos en sus localidades se plegaron a esta forma patrimonial de entender la política mexicana, ya sea porque observaron que no tenían posibilidad alguna con el nuevo gobierno o porque no pudieron dejar a lado su ambición por alguno de los pocos puestos o contratos a repartir entre los que se fueron añadiendo al galimatías formado. La suma de estos es lo único que los conformó como AlianXa.

Sin embargo, cabe también la posibilidad de que haya una intención de desbaratar el régimen de partidos que inició desde 1911 y que apenas en los últimos 70 años ha venido consolidándose. Ante la pérdida de confianza de sus anteriores electores tal vez las cúpulas políticas y económicas del país estén viendo la conveniencia de apostar por un modelo de fuerza que pueda contener a la sociedad mayoritaria. Luce como un desatino pero ante su desesperación se cierne la interrogante.

Se han encargado de construir la receta perfecta para el desencanto de sus votantes, veamos: En primer lugar la ya mencionada presentación en alianza electoral de PAN, PRI y PRD, que juntos no son ni chicha ni limonada y a cada uno por separado les cuesta explicar en que coinciden sus planteamientos comunes; pero sí hay una respuesta y es que quieren regresar al pasado en que ellos podían repartirse el presupuesto entre sí y sus amigos. Porque hay que decirlo abiertamente, todo el movimiento opositor a la 4T tiene que ver con que el dinero ya no cae en los bolsillos de las élites políticas, empresariales e intelectuales sino que ahora se reparte a los grupos más vulnerables y pobres.

Por otra parte la  derechización (si es que se puede más) del PAN para llegar hacia un neofascismo que acuerda con el partido de extrema derecha VOX de España. Esto, no es un simple acto de provocación sino que es la representación clara de que el PAN, el partido tradicionalmente conservador, santurrón y mojigato de México, en vez de entender la modernidad, los movimientos feministas, la laicidad que señala la Constitución y las ideas de las nuevas generaciones; se aferra los dogmas de los cadáveres políticos que siguen a la cabeza del partido y que no permiten que sus jóvenes aporten nuevas ideas por lo menos de un conservadurismo menos cavernario. Es un tirarse al vacío político porque ya no tienen nada que ofrecer y construir que aporte a nuevos y decepcionados seguidores.

Por su parte el PRI, en ese esfuerzo diario de inclinar la balanza que le vaya conviniendo, a veces para que sus dirigentes y ex funcionarios no sean perseguidos por la justicia y a veces para seguir recibiendo recursos públicos ha perdido cualquier brújula ideológica; difícilmente se encontrará un priista ahora que hable de causas sociales y no se refiera tan solo a un pasado que concertaba con la corrupción y rapiña.

Y hay que referirse al PRD, sea tan solo para decir que sus dirigentes y escasos seguidores parecen no tener ningún respeto por el pasado, desconocen su origen y fortaleza y han desterrado de la sociedad cualquier esperanza sobre este antes importante partido.  Este PRD hoy pegado a la ubre de PAN y PRI para mamar lo poco que le dan, no tiene ninguna propuesta de porqué habría que  seguirlos y votarlos; por supuesto que no sea estar en contra de la 4T.

En resumen, estos tres que suman menos de uno, que tienen de voceros a frágiles representantes como lo son Fox, Tumbaburros, Calderón, los Chuchos, Quadri, Lorenzo Córdova, la mancuerna cómica de Loret y Brozo, Gilberto Lozano, Anaya, Madrazo, Xóchitl Gálvez, Castañeda, de Hoyos y otros más, están haciendo todo lo posible para que sean otras fuerzas quienes tomen su papel como interlocutores frente al gobierno y la sociedad; es difícil que no se den cuenta, más bien parece ser un acuerdo “obligado” a que les han sometido los verdaderos grupos de poder económico y mediático en el país. Pronto veremos que su candidato futuro será alguien externo que les será impuesto por los poderes a quienes les han servido en las últimas décadas; la diferencia es que ahora ya ni las apariencias cubren, a estos partidos les han hecho caer en el ridículo y el desprestigio para que no puedan justificar tener un representante con un proyecto común.

“Dostoievski decía en Crimen y castigo”: Tu peor pecado es que te has destruido y te has traicionado por nada. A la oposición de hoy se le acabó su tiempo, lo que sigue para ellos es tan solo gerenciar las instrucciones de sus dueños, sean quienes sean y sean las que sean. La receta para el desencanto social de sus seguidores está sobre la mesa.

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Ni pichan, ni cachan, ni dejan batear

“No que me hayas mentido, que ya no pueda creerte, eso me aterra”

Nietzsche

Tercer informe de gobierno y el presidente da datos: Crecimiento económico, avances vacunación covid, combate a la corrupción, aumento en recaudación de impuestos, congelamiento de cuentas de delincuentes y ex funcionarios corruptos, reformas en el Infonavit, avance de obras de aeropuerto, tren, canal interoceánico, parques industriales, carreteras y un largo etcétera. La oposición: ¡esdeke nocierto!

En cualquier democracia el tener diversas opciones políticas le da sustento a la participación ciudadana.

Por mucho años el PRI fue el partido dominante (no importa aquí las razones); en 1946 con la ley electoral de ese año además de a este partido se le dio registro también a PAN y al Partido Demócrata Mexicano y más adelante, se incorporaron otros partidos, entre ellos el PCM Partido Comunista Mexicano. Muchos partidos se han formado y desaparecido, algunos dieron paso a otros como sucedió con el PRD en 1987 (formado por diversos partidos de izquierda que existían en ese momento). También desde 1990 existe el PT (partido del trabajo), PVEM (Partido Verde Ecologista), Movimiento Ciudadano MC fundado en 1997 y MORENA fundado en el 2011.

Parecería entonces que hay una diversidad de opciones en el espectro político, sin embargo la enorme fuerza de López Obrador y MORENA que ganó las elecciones del 2018 hizo que en realidad se agruparan los partidos en dos fuerzas principales antagonistas. No se puede hablar de un agrupamiento ideológico por parte de la oposición porque lo que sucedió es que se juntaron el agua con el aceite; partidos tan disímbolos como lo eran (por lo menos en el papel) PAN, PRI y PRD unieron sus intereses tan solo para oponerse frente al lopezobradorismo y MORENA.

Así las cosas, llegamos al tercer año de gobierno del proyecto 4T con un partido mayoritario  en el gobierno y los tres otrora importantes partidos unidos en contra del primero. Por parte de la oposición, al no ser una unión de ideas y doctrinas comunes lo que hay es una fuerza contrincante frente a cualquier acción, política o idea que plasme el gobierno actual. Su único interés visible es afectar al gobierno en turno.

Como nunca antes algún presidente, en las elecciones del 2018 López Obrador fue popular en todos los estratos sociales, la escolaridad de sus votantes en su mayoría es de escolaridad de universidad, el rango de edad principal fue de los de 26 a 35 años, y contra todo lo que se pensaba uno de los votos fuertes que lo llevó a la presidencia con más del 53% fue el de la clase media.  Por cierto, esa idea, que de manera discriminatoria está en la cabeza de los sectores de derecha en México, que dice que solo los pobres y sin educación votaron por López Obrador, es falsa; los datos reales y duros les contradicen. La 4T es un movimiento transformador que abarca a toda la sociedad y tantos elementos sociales, económicos, políticos y culturales que sería ingenuo hablar de ello en una pequeña columna, baste decir que no es un proyecto que se agote en una sola actividad o una sola política pública; es más bien un entramado que abarca todos los ámbitos que afectan a la sociedad.

Y esto ha sido tan contundente que los antagonistas al gobierno se han quedado sin discurso posible: no han podido construir un mensaje coherente que explique por qué quieren volver al poder mientras que el gobierno acciona proyectos y políticas nuevas diariamente; no aportan frescura de ideas o propósitos sino que su único planteamiento es la vuelta al pasado; no argumentan en el legislativo tan solo gritan y bloquean; no construyen diálogo, insultan.

Les aplica como “anillo al dedo” la frase de: ni pichan, ni cachan ni dejan batear. El país no se merece eso pero es lo que hay y no se ve que pretendan cambiar de actitud por lo menos hasta las elecciones del 2024.

Estos partidos políticos en vez de ofrecer una oferta política se han dedicado a hacer propaganda en contra del presidente; han gastado, dilapidado habría que decir, enormes recursos en atacar al gobierno actual y se olvidaron de proponer algo distinto a la ciudadanía. Mientras tanto el presidente mantiene su ritmo de trabajo, continúa recorriendo el país y al pendiente del avance de las obras principales para que se completen en tiempo; las libertades se amplían y como nunca antes en el país, se respeta la libertad de expresión y de asociación.

Que la oposición tenga un comportamiento majadero y cretino sí es un problema para el país y para la sociedad que ya no cree en sus dichos y agravios diarios al presidente López Obrador aunque, como ya se ha visto, afortunadamente su proceder no detiene ni al presidente ni a su gobierno; y no se ven visos de que en el corto plazo los partidos antagonistas se comporten democráticamente. Norberto Bobbio (1909-2004) analizaba que en la suma de principios democráticos hay matices que relacionan de diferente manera los valores de igualdad, libertad y justicia y que al no existir una fórmula precisa en su mezcla, la oposición política es necesaria, indispensable.

Pero pues eso es lo que hay, esta es su historia.

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AMLO: ¿moda o convicción?

Al nopal solo se le arriman cuando tiene tunas.

Refrán popular

Qué ironía escuchar cómo algunos usan como tesis para criticar o mostrar la animadversión que tienen al Presidente López Obrador, el cuento de: yo voté por él pero…, yo voté por AMLO pero…, yo siempre lo apoyé pero… Y a partir de ese pero lo que sigue es la crítica usual y el mismo discurso que usa cualquier franco antagonista al gobierno actual.

Aquí planteo, tan solo como una forma de caracterizarlos, que las personas que están en desacuerdo con la administración lopezobradorista se dividen en dos grupos:

 a) las personas que abiertamente y sin ambages dicen que están en contra de su proyecto y

b) las que se apenan de su conservadurismo e infieren lo que creen es una historia de vicisitudes que les ha hecho cambiar de opinión y que dicen: yo voté por él pero…

De estos últimos escribo hoy, de los taimados, blandos, convenencieros, falsos, tartufos y demás hipócritas a quienes les cuesta exhibirse en su realidad opositora, conservadora, a veces traidora pero siempre, eso sí, convenenciera.

A tres años de distancia de aquel triunfo y aunque el presidente mantiene más de un 70% de aprobación, encuentro que parte de esos votantes fueron de “ocasión”, la moda era votar por López Obrador y a eso se sumaron, no por convicción sino porque la tendencia que marcaba las encuestas indicaban que ganaría y, para  ese grupo derrotado históricamente sin entender el porqué ¡qué mejor que estar con el ganador! . Y así, sin convencimiento alguno pero montados en la ola de un proyecto ganador otorgaron su voto a la 4T. Gracias por ello.

No importa si es la ignorancia, el no leer y no informarse, el simple desinterés o la comodidad lo que da formación a este grupo: el no entender las razones de las circunstancias que ha vivido el país y todo aquello que llevó a la enorme desigualdad, violencia y carencias en que vive la mayoría de los mexicanos, agota en su inmediatismo de intereses tan solo su propia conveniencia, principalmente económica. Estos votantes “arrepentidos”, generalmente de clase media, hoy se sienten frenados al ver que van cayendo aquellos elementos con los que tradicionalmente “aspiran” a ser de ese 10% que es realmente rico y poderoso. Sus cuates que les daban chambas, funcionarios que conocían y les daban concesiones y contratos, becas porque tienen los contactos adecuados”, participación en la vida social porque el primo del amigo se ha enriquecido a costa del erario etc., hoy son prácticas que se van acabando y que incluso se ven mal. Se han quedado huérfanos en esas posibilidades.

Esa forma de vivir la vida bajo la moda de turno es la explicación de su voto en el 2018, es lo mismo que les hace de vez en vez ser ecologistas, preocuparse de causas sociales (si son de otro país mejor y son de causas tan amplias como el calentamiento global aún más); usar pulseras de color que signifique apoyar alguna lucha por algo o de alguien. No son consistentes, no tienen ideología, si fuera ropa sería un “fast fashion” para usarse un par de veces y después cambiarla por otra.

Es en esta representación que tienen del mundo en donde se puede hallar algunas de esas voces que hoy se dicen arrepentidos. Porque no hay secretos, el presidente siempre dijo lo que haría, explicó sus políticas claramente, dijo que combatiría la corrupción (no lo entendieron así), dijo que por el bien de México primero se atendería a los pobres (no lo entendieron así), que acabaría con el influyentismo (tampoco lo creyeron) y que se rodearía de gente que tuviera amor por el país (¡y tampoco le creyeron!), votaron por moda, no por convicción. Y si no han tenido la capacidad de comprender la realidad actual y su porqué se van a volver locos a partir de ahora en que veremos movimientos que sacudirán a la clase política y a la sociedad para preparar el cierre del sexenio y se dejen amarrados los puntos fundamentales que hagan irreversible la vuelta al pasado (sobre esto escribí en mi columna anterior: «¿Hora del manotazo?»)

El reciente caso de la escritora Brenda Lozano que fue nombrada como agregada cultural en España es un ejemplo que nos explica esa línea de pensamiento: en sus redes sociales y en sus artículos de opinión la autora es una crítica del gobierno actual, del proyecto 4T y en particular del presidente López Obrador de quién se burla constantemente, entonces, ¿por qué alguien con esas características, debe representar a este gobierno? Pero, a pesar de lo anterior, cuando se le cuestiona y critica por haber aceptado ese puesto dice: es que yo voté por AMLO. Haber votado por AMLO no es patente para abandonar el proyecto si se pretende el privilegio y responsabilidad de su representación. Tiene todo el derecho a estar en contra de López Obrador y su proyecto, esa es su libertad; la 4T tiene por su parte el derecho de ser representada en el mundo por afines.

La 4T no es una moda y el presidente no es un showman, la 4T es un proyecto de gran profundidad que intenta cambiar las malas prácticas del país; es obvio que hay a quienes no les conviene que eso suceda y lo dicen abiertamente y hay también estos otros: los que votaron por moda. Y esta es su historia.

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¿Hora del manotazo?

«La acción no siempre trae felicidad … pero no hay felicidad sin acción». 

Disraeli

Estamos por llegar a los tres años de este proyecto 4T encabezado por el Presidente López Obrador. ¿Es hora que el presidente de un “manotazo” sobre la mesa que sitúe a cada quién en su lugar? ¿O se debe seguir dando trato de demócratas a quienes son meros golpistas blandos?

Los opositores al proyecto lopezobradorista han intentado bloquear todas las obras púbicas, propuestas, leyes y programas que el gobierno –electo por una mayoría superior al 53% representada en más de 30 millones de votos, ganando con votaciones hasta del 79% en algunos estados y siendo primera fuerza política en casi la totalidad de los estados– ha presentado.

Con el margen de acción que el triunfo de Morena y sus aliados obtuvo, se ha podido hacer cantidad de cosas: en obra pública destaca la construcción del nuevo aeropuerto (cancelando el elefante blanco en Texcoco), el tren maya y la refinería de Dos Bocas;  se ha construido un nuevo entramado legal con más de 60 reformas constitucionales y cambios en leyes; tenemos al primer presidente en 80 años que privilegia la atención a grupos históricamente olvidados a través de programas de becas, pensiones, subsidios, proyectos de empleo temporal; créditos financieros y precios de garantía para campesinos; respecto a la economía se firmó la renovación del TMEC y los acuerdos paralelos, las finanzas atienden responsablemente las variables macroeconómicas: valor del peso, inflación y e inversión extranjera directa; ante la epidemia de COVID y frente a un sistema de salud devastado por los gobiernos anteriores se procuró una respuesta rápida para construir y habilitar hospitales, aumentar las camas disponibles y comprar equipos médicos y se logró negociar con los fabricantes de vacunas las cantidades necesarias para cubrir a toda la población.

Pero sin duda alguna, la cereza del pastel, es el frontal ataque a la corrupción que se lleva a cabo, nombres como Lozoya, Duarte, Ancira, Collado, García Luna, Medina Mora, Torres López. Herrera Pegueros, Lastiri, Elías Beltrán, Karime Macías, Romero Deschamps, Zerón de Lucio, son apenas algunos de los investigados, encarcelados, perseguidos o fugados. Esto acompañado de fondos congelados a través de la UIF en miles de cuentas bancarias por miles de millones de pesos y de dólares.

Y sin embargo…

¿El ritmo que se lleva en la gestión de gobierno será suficiente para lograr un modelo irreversible que impida volver a prácticas del pasado que saquearon los recursos del país y que aumentaron las enormes desigualdades? En este momento aún es incierto, no se ve tan claro cuando todas las decisiones del ejecutivo se ven frenadas, o por lo menos retrasadas, por disposiciones de jueces a modo, que amparan a todos los que se dicen afectados por el nuevo rumbo del país, decenas, cientos de amparos:

Los empresarios que se niegan a pagar impuestos lo siguen intentando, los monopolios entre empresas que se coluden para aumentar precios de medicinas y de gas encuentran los mecanismos para seguir haciéndolo, los concesionarios siguen encareciendo sus tarifas en base a contratos leoninos firmados en gobiernos pasados. 

Y el poder judicial entre la complicidad y el “nomás milando”. El INE tomando parte en los procesos electorales a favor de la oposición, el TRIFE en medio de una descomposición interna arrebatándole a la 4T puestos de elección ganados .

Los medios de comunicación, ahora con recursos de gobiernos estatales y empresarios en franco ataque al presidente y su gobierno, como nunca, la grosería, el clasismo y el racismo es promovido por aquellos que dejaron de recibir “chayote”.

Exfuncionarios, expresidentes y sus familias,  paseando por el mundo en medio del derroche. Calderón y Fox boquiflojos sabiéndose protegidos por el poder judicial.

Todos estos, incluyendo a esa nueva casta de «progres viudos del presupuesto», actúan al unísono contra todo lo que sea 4T, están desesperados por cancelar todos los obras en ejecución porque saben que una vez concluidas se les complicará aún más desprestigiar al gobierno.

¿Y nosotros?

La Fiscalía General de la República se ve reumática y anquilosada, actúa pero no acierta a dar los golpes contundentes que pongan un alto a la impunidad, los delincuentes de cuello blanco y exfuncionarios saben que el tiempo es su mejor aliado; mientras se arman las investigaciones y a punta de amparos se frenan las que se logran, continúan despreocupados. Se  entiende que el mamotreto que le dejaron a Gertz Manero sea difícil de enderezar pero el tiempo va pasando y no se vale un: lo intentamos pero no pudimos.

En el partido MORENA se empiezan a ver ataques soterrados entre grupos o facciones, algunos muy adelantados acuerpando próximos candidatos que no están entendiendo que lo importante son los siguientes dos años, si no cuidamos la 4T y la ejercemos a plenitud no habrá ni Claudias ni Marcelos para contar la historia. No puede perder la brújula la dirigencia que a veces parece pasmada y callada, poco ejecutiva y sin el carisma que aglutine al lopezobradorismo.

Los secretarios actuando en sus responsabilidades pero en algunos casos con poca visibilidad, la tarea de comunicación de algunos de ellos se las está ganando la prensa odiadora. No acaban de construir su fortaleza y dependen del abrigo presidencial para lucir.

El manotazo

El gobierno cuenta con la fuerza que le da la ley y la Constitución, la fuerza que le da la mayoría de la población, me parece que es hora de poner las cartas sobre la mesa a todos los que no van al ritmo del proyecto de transformación y hacer los cambios necesarios, si fuera el caso, aplicar la mano dura que la ley le permita para resolver los pendientes.  No podemos seguir agachados a los poderes fácticos que se niegan a ceder sus privilegios mal obtenidos. Este no va ser, no puede ser, un sexenio de: lo intentamos.

¿Hasta dónde será paciente el Presidente López Obrador? Mi opinión es que se le acaba la mecha y pronto veremos que tirará un cañonazo como apretón de tuercas que ocasionará gritos y sombrerazos (por decir lo menos)

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