AMLO, Desmemoria, Futuro, México, País, Periodistas, Política, Políticos mexicanos

Para leer a AMLO

“El que no tiene opinión propia, pero depende de la opinión y el gusto de los demás, es un esclavo”. 

Klopstock, poeta alemán.

La oposición tergiversa todo lo dicho por López Obrador respecto a prácticamente todos los temas, ¿por qué el lenguaje no es común para todos y así todos poder entender lo mismo más allá de estar de acuerdo o no?  Precisamente es por lo que implica el primer verbo que uso en este párrafo: tergiversar (dar una interpretación errónea o forzada de las palabras, en muchas ocasiones con voluntad de hacerlo).

La opinión pública se nutre de la información que recibe a través de los medios de comunicación, las redes sociales y el boca a boca. Hace no muchos años, sin redes sociales, lo que sabía la generalidad del público era aquello que los medios de comunicación decían, era muy difícil contrastarlo con otros datos. En México fueron largos años en que unas cuántas  empresas de comunicación controlaban y difundían la “verdad” que el gobierno en turno les indicaba o permitía.

Al triunfo de la 4T, han sucedido algunas cosas: aquellos medios de comunicación acompañados de multitud de comentaristas, analistas y columnistas han dejado de recibir “chayote” para decir lo que el gobierno quiera; las redes sociales invaden los espacios de información y llegan a cada vez más ciudadanos y, el gobierno lleva a cabo un ejercicio de comunicación todas las mañanas a donde acuden a cuestionar al Presidente cualquier periodista o medio de comunicación que lo desea.

La oposición ha encontrado en la desinformación y la mentira la forma de contrarrestar el flujo de esta información que se encuentra al alcance de casi cualquier persona, la forma en que lo hace es abusando del simplismo argumental para que sea fácilmente entendido por sus seguidores, por los malquerientes del gobierno y por quienes requieren oír frases fáciles que les den una “clara” idea de las cosas. Los opositores no quieren que se lea ni se escuche a AMLO.

Decir por ejemplo: “están dejando morir a los niños con cáncer por falta de medicinas” es de un facilismo vulgar cuando la realidad es que el desabasto de medicinas existe desde hace décadas, que se ha avanzado en su solución y que parte principal del problema es la enorme corrupción de las farmacéuticas que surtían al gobierno de estos medicamentos. Pero, esta explicación es larga, requiere el sustento documental, la información precisa y de fuentes fidedignas y hay muchas personas que prefieren quedarse con el dicho inicial y con la escenografía que les montan de vez en vez de “marchas” de padres de niños… sin saber que la mayoría de los que acuden son personas pagadas y sin razón de estar ahí.

Decir por ejemplo que el presidente “agravia a las clases medias al reclamarles su aspiracionismo”, suena fácil en un país en que hay una importante cantidad de personas de esa clase;  cuando la realidad de lo que se dijo en la explicación completa que está registrada en videos y documentos, López Obrador habla de lo manipulables que son muchas personas partidarias del régimen de corrupción, de privilegios y de salir adelante ganando como sea, sin escrúpulos morales. A esto es lo que se refiere ese aspiracionismo que no conviene a nadie pero que a la oposición le conviene usar a modo de crítica sustantiva a la clase media. No, el presidente no dijo eso, él habló de un tema de fraternidad  mientras daba una cátedra de ética y humanismo; y el discurso de sus odiadores lo convirtió en un mensaje en contra de una gran parte de la sociedad.

Hay una fábula antigua de China de Jiang Ji que dice: Había una vez dos hombres que discutían a propósito de la fisonomía del rey. – ¡Qué bello es! – decía uno. – ¡Qué feo es! – decía el otro. Después de una larga y vana discusión, se dijeron el uno al otro: – ¡Pidámosle la opinión a un tercero y usted verá que yo tengo razón!

 La fisonomía del rey era como era y nada podía cambiarla; sin embargo, uno veía a su soberano bajo un aspecto ventajoso y el otro, todo lo contrario. No era por el placer de contradecirse que sostenían opiniones diferentes, sino porque cada cual lo veía a su manera.

La fisonomía de las personas, la belleza en su amplitud, es un asunto de opinión; la realidad política, los hechos, los datos NO. Estos pueden no gustar, ser criticados, incluso detestados, confrontados con otras mediciones, argumentados, pero no manoseados a manera de juicio o valoración. Los datos son los datos, los hechos son los hechos.

El presidente utiliza un amplio lenguaje muy cercano a la mayoría de la población, conoce a los ciudadanos y sabe cómo comunicarse con ellos, quien le escucha le entiende perfectamente. La diferencia de opinión está cuando hay un filtro que pasa por aquellos comunicadores y medios dolidos por la pérdida de privilegios económicos y que a como dé lugar hablan mal, mienten y falsean la información real con estos argumentos breves y sintéticos pero alejados de la verdad.

¿Y cómo se comporta la opinión pública? Hay varios tipos, uno de ellos es el que se decanta por ciertos periodistas y medios tradicionales y lo que ellos digan es la única verdad, se acostumbraron al facilismo de no tener que pensar, si les dicen que no hay vacunas, no hay vacunas (aunque las haya y ya estén vacunados); si les dicen que los hijos del presidente tienen Lamborghini, los tienen; si les dicen que los presidentes anteriores no saquearon al país, no lo saquearon; si les dicen que el presidente es dictador, es dictador y  así cualquier cosa; tan solo repiten lo que escuchan de esas vacas sagradas a quienes siguen.

Otra parte de la opinión pública se rige por aquello que confrontaba Napoleón I, “No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla”, son los que callan y ven pasar; se acomodan al momento y circunstancia para quedar bien con cualquiera, a veces a través de su silencio.

Y otra parte del público, bajo el planteamiento de que “su opinión no es la realidad” evita escuchar a los comunicadores tradicionales que por décadas ocultaron la verdad del país; se informan con datos y con la información directa de las fuentes, comparan peras con peras y manzanas con manzanas y entienden la historia del país, la gravedad de sus problemas y se permiten tener argumentos más consistentes y elaborados en vez de frases hechas.

En resumen, para leer a AMLO lo único que se requiere es tener ojos bien abiertos, no tener mala leche, querer al país y tener conciencia del pasado reciente; no hace falta saber de física cuántica ni  tener un manual para dejar de ser manipulados, tan solo hace falta tener buena voluntad.

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El entramado

“La multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras que perder privilegios provoca rencor”

Arturo Jaurteche

¿Cómo saber si vamos bien o vamos mal? ¿Cómo plantarse ante la discusión mediática en que para los odiadores y malquerientes al presidente López Obrador todo está mal sin importar lo que opine la sociedad mayoritaria?

Hablar de bien y mal en cuanto al estado del país no es el camino de una línea recta inamovible; no hay absolutos porque no puede haberlos y es falso aseverar lo contrario, si en algo no existe blanco y negro como únicas opciones es en la gestión de gobierno. Los resultados de cualquier mandato político no se explican más que en la gradualidad que da el tiempo en el que se desarrolla un proceso de gobierno. El Presidente López Obrador tiene una tarea que cumplir en un plazo de seis años y al cabo de este sexenio se podría decir lo hizo o no lo hizo. Sin embargo, decir que hasta finalizado el plazo se puede evaluar también es falso porque las políticas y programas públicos se construyan durante un espacio de tiempo, entonces al año tercero, como es el caso, se puede saber si se está trabajando en tales o cuales políticas y programas.

Una pista de la opinión más generalizada sobre el proyecto 4T y el gobierno de López Obrador, es el que da el resultado de las elecciones pasadas en donde Morena y sus aliados ganan la mayoría de la cámara de diputados y la mayoría de gubernaturas y municipios votados. Baste la realidad del dato duro anterior tan solo para decir que la sociedad, en su mayoría, aprueba la gestión actual.

Como marco de referencia considero para este brevísimo análisis que debe caber en una columna, tres aspectos: a) Las promesas de campaña. B) El contexto mundial y C) La comparación con gobiernos previos.

Promesas de campaña (las más relevantes): Cambios a la figura presidencial, Lucha contra la pobreza, Desterrar la corrupción, Combate a la inseguridad, Reforma energética, Cambios profundos en la Educación.

En todos estos compromisos de campaña hay un claro avance en cada uno de ellos. El presidente ya no vive en los Pinos, se acabó el lujo y boato para su persona, se desapareció el Estado mayor que con miles de personas cuidaba a amigos y familiares del presidente en turno, se acabó la partida confidencial para uso del mandatario, se acabó el derroche en viajes, aviones, alimentos e invitados. Se dio soporte de  ley y se ampliaron los programas sociales. Se combate la corrupción como nunca antes se había hecho y se persigue a gobernadores y ex funcionarios de primer nivel y pronto,  muy posiblemente, a expresidentes. Se creó la guardia nacional y se acabó el que el presidente y su secretario de seguridad fueran a la vez jefes de mafia. Se legisló para contrarrestar el daño que causa la reforma energética del PRI, PAN y PRD del gobierno de Peña Nieto y se litiga en juzgados ante el freno a su aplicación por parte de empresarios y jueces coludidos. Se hacen cambios en el sistema educativo para que este sea público, gratuito y de calidad.

Contexto mundial: Primero la caída de precios del petróleo que afectó desde el 2019 a México  y después el impacto económico de la pandemia del COVID provocó la caída de todas las economías del mundo al punto que al final del año pasado el mundo (total) disminuyó en un -4.2% el producto interno bruto, la zona del G20 un -3.8% y la Eurozona un -7.5%. Por países, en las economías más importantes, algunos de los más desarrollados (Estados Unidos, Rusia, Japón, Alemania p.ej.) disminuyeron su PIB en niveles de -4 a -5%; les siguieron Francia, Italia, India y México en niveles de -9%  y después España, Reino Unido y Argentina en niveles de -11 a -12%. Es decir que México llegó con una muy importante caída al cierre del 2020 pero lejos de las peores que enfrentaron países con economías mucho más sólidas. En el 2021 la proyección de crecimiento de México es de un +6% lo que la pone en un contexto de franca de recuperación con la ventaja de que prácticamente no incurrió en nuevo endeudamiento con el exterior.  La pandemia planea grandes retos a todos los países pero México logró mantener estabilidad y variables económicas controladas y ahora tiene la tarea de recuperar empleo.

Comparación con gobiernos previos:

En una situación de crisis como la originada por COVID, México no se endeudó, reconstruyó y rehabilitó cientos de hospitales, adquirió equipo médico y compró millones de vacunas. En gobiernos pasados los recursos se despilfarraron, se contrató deuda con el pretexto de cualquier evento, se calcula que por “corrupción” el 20% de los presupuestos se perdía. Se han mantenido y extendido todas las libertades, la prensa ataca e insulta al presidente día a día sin mayor consecuencia que la réplica pública. Se dejó de pagar a medios y periodistas miles de millones de pesos vía chayote y publicidad para que hablaran bien de los gobernantes. Se construye la obra pública sin pedir prestado, sin recibir “mordidas” y sin sobrecostos, todo lo contrario a las obras faraónicas o inconclusas de los gobiernos previos.

En resumen: El país tiene grandes retos, la pandemia incrementó el número de pobres a pesar de los programas sociales; los estudiantes tienen más de un año de no asistir a clases; al gobierno le falta avanzar en las reformas constitucionales que se requieren y a las que algunos empresarios, mafias y opositores se oponen; la inseguridad disminuye no con la velocidad que se requiere, pero:

Que el país avanza: sí. Porque se hace lo que se ofreció.

Que el país va bien: sí. Porque las variables macroeconómicas y la paz social se mantienen y consolidan. No hay punto de comparación entre la cantidad de políticas sociales segmentadas en cada estado de la República que se hacen hoy (p.ej. caminos rurales, mejoramiento urbano, reforestación) y la gestión de elefantes blancos del pasado reciente.

Que los opositores criticarán cualquier actividad, política o resultado positivo de este gobierno: sí. Porque su rencor, clasismo y odio no les permite lo contrario.

Que los opositores representados en la alianXa que se construyó para intentar acabar con el gobierno del presidente López Obrador, no reconocerán nada positivo de este gobierno, ni antes, ni ahora, ni nunca: sí. Porque los intereses económicos ahí representados necesitan mantener su narrativa que apela al pasado que les privilegió.

No hay análisis que sustente la burda grosería de que el país va al comunismo, a la venezuelisación, al desastre; la opción de cualquier ciudadano con un mínimo de buena voluntad o interés por el país, es allegarse de datos por fuentes que no sean las del periodismo pagado, manipulado por el dinero y manipulador de aquellos que lo permiten.

Dos pastorcillos, Zang y Gu, salieron juntos con sus rebaños y perdieron sus ovejas. Cuando el patrón preguntó a Zang qué había estado haciendo, contestó que leyendo. Cuando interrogó a Gu, dijo que jugando a las damas. Estuvieron haciendo cosas diferentes; sin embargo, ambos, por igual, perdieron sus ovejas.  Jiang Ji (siglo 2)

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El arreglo

Los guerreros victoriosos ganan primero y luego van a la guerra, mientras que los guerreros derrotados van a la guerra primero y luego buscan ganar.

Sun Tsu.

¿De qué forma trabajaran todos los partidos, Morena y aliados como fuerzas ganadoras y la alianza de PRD, PAN y PRI como perdedores en lo general aunque con importantes triunfos en algunos municipios y gubernaturas? ¿Podríamos hablar de una conciliación de ambas partes que se sustente en un arreglo con visión de Estado?

Hace dos semanas concluyeron las elecciones  y en los días subsecuentes las fuerzas políticas conocieron cuál es la nueva realidad con la que tendrán que enfrentar los próximos tres años.

¿Qué sigue?

Después de unas elecciones tan ruidosas como las que fueron las pasadas podría caber la posibilidad aquella que dice que “… en política, hasta los ríos regresan” y que la oposición se empiece a ver como un grupo representante de una parte de la sociedad, un grupo minoritario pero fundamental en el país, trabajando de la mano de la 4T para sacar adelante los cambios constitucionales  propuestos y los proyectos de obra que están en ejecución.

Creo que la pregunta a hacernos es si la conveniencia de rearticular la vida política en el siguiente trienio pasa por la necesidad de hacer un “arreglo” entre el proyecto 4T y los partidos aliancistas.

Un dato es que para hacer cambios constitucionales, al requerir de mayoría calificada se tendrá que negociar con otros partidos, al igual que en los 3 años anteriores se requerirá del voto de algunos diputados opositores; nada nuevo en el panorama porque así se ha hecho en este gobierno y claro ejemplo son las Reformas de Extinción de dominio, de Guardia Nacional, Educativa, de Prisión Preventiva, de Paridad entre géneros, de Reconocimiento a pueblos y comunidades afromexicanas, entre otras; y de manera destacada la de Consulta popular y revocación de mandato de la que, por cierto, estaremos hablando en las siguientes semanas.  ¿Se requiere un “arreglo” o basta con el entendimiento propio de las iniciativas que se presenten y que acerquen ciertas posiciones de manera natural?

El apoyo a las obras como Tren Maya, Refinería, Aeropuerto y otros está protegido por Morena y partidos aliados al tener mayoría absoluta en el congreso y por lo tanto tener el control de la asignación de recursos para que avancen y concluyan estos proyectos. Para este fin presupuestal no se requiere ningún apoyo adicional de otros partidos.

El gran problema que me parece que se presenta es que hay dos posiciones muy encontradas: por una parte la posición ganadora 4T profundamente agraviada por las mentiras, el dinero externo que entró a la elección y el clasismo con el que se condujeron y conducen los representantes de la alianza del Sr. XGonzález; y por otra la visión de esta misma alianza de presentarse como ganadora, independientemente de la falsedad de su dicho, y por lo tanto no reconocer necesidad o capacidad alguna para encontrar mecanismos de encuentro con el gobierno del presidente López Obrador.

Con quién tendría que sentarse a dialogar la 4T, ¿con el Sr. XGonzález, jefe de la alianXa, o con los presidentes de partidos que actúan como delegados del empresario?  Creo que la mejor solución ante algo que parece tan poco claro es que sean las fuerzas políticas en los congresos  las que establezcan los diálogos correspondientes; porque no podemos olvidar que al 6 de junio se llegó con PRI, PAN y PRD bajo el mando del dinero del personaje del que ya hablamos, de intereses extranjeros, de compromisos mafiosos con la delincuencia organizada; y es por ello que difícilmente tendrán los funcionarios y partidos opositores la libertad de decidir por sí mismos. Muchos de los que obtuvieron puesto y fuero quedaron comprometidos y no sabemos de qué manera, no es deseable tampoco que comprometan su seguridad si es que a tal nivel quedaron expuestos en sus obligaciones aceptadas.

En todo caso debe haber un mínimo de congruencia de la que debe responsabilizarse la 4T en caso de intentar alguna conciliación y es que debe dejar sobre la mesa la imposibilidad de siquiera sentarse a dialogar si antes no hay un desagravio por parte de la oposición ante el clasismo que expresaron y provocaron entre sus seguidores en  contra de la gran mayoría de la población; una vez más caer en narrativas de superioridad en base al color de piel, de supuestos estudios o grados académicos, de condición económica, de preferencia sexual, de “código postal” solo ahonda, esto sí, la polarización mediática y real que lastima a los electores, y muchos que no lo son, que prefirieron la opción de Morena y partidos aliados.

Este clasismo de la oposición me parece la barrera que puede ser infranqueable si es que se desea un “arreglo”.

Por otra parte, el gran evento político que sigue y que volverá a dividir al país en dos grandes grupos es el del 1 de agosto próximo con la Consulta para determinar con un SÍ o un NO si se enjuicia a los expresidentes en caso de tener razones jurídicas para hacerlo. Se entiende que PAN y PRI (y por consiguiente su escudero PRD) quieran rescatar del juicio social y legal a sus figuras que saquearon y dañaron al país durante los últimos cinco sexenios. ¿Podría la oposición ofrecer un “arreglo” a cambio de cancelar tal evento? Podrían intentarlo pero tendrían que recordar que no solo fue promesa de campaña sino que se votó de forma mayoritaria para que se pudiera hacer esta consulta y que la Corte intervino y aprobó su ejecución a pesar de los pretextos del INE para lograrla.

Una base para sí negociar es si todas las partes estuvieran de acuerdo en lo que decía Confucio: “En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza. En un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza”. Los que ya gobernaron dejaron pobreza, eso habla de su trabajo realizado, es hora de dejar a otros que lo intenten

En resumen, o estamos ante un “huevo de la serpiente” o ante un periodo de consolidación de la 4T. Las semanas y meses venideros nos lo dirán.

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Ustedes, los abajo firmantes

Ustedes, quienes en medio de su palabrería hueca bien cubierta de tecnicismos y legalismos que encajan palabra a palabra en lo “correctamente político” se atribuyen el derecho a guiar las funciones de un gobierno por el que no votaron y que no les debe nada.

Ustedes, las plumas pagadas de tinta desgastada que se diluye letra tras letra en su repetido discurso; ustedes los que cuando se les necesitó no estuvieron, cuando la tragedia del país les pasó por sus ojos y prefirieron buscar sus becas y publicaciones. Ustedes, que al tiempo que los recursos del país se regalaban a propios y extraños, prefirieron ser ciegos si el reparto de prebendas y representaciones culturales les llenaba los bolsillos.

Ustedes que en 30 años de neoliberalismo silenciaron sus voces, que se acomodaron a ser los perros falderos del ágora siempre y cuando se les asegurara sus éxitos profesionales, su próximo seminario, su siguiente participación en algún programa de discusión, su inclusión en alguna lista de acompañantes de suntuosos viajes presidenciales o la adquisición por miles y decenas de miles de sus revistas, libros y colaboraciones que publicaran.

Ustedes, los que por 30 años nos mintieron con su silencio, hoy son convenientes abajo firmantes.

Ustedes, que por 30 años no vieron partidas secretas, fideicomisos inexplicables, pensiones vitalicias, avión imperial, chayote a por mayor, condonaciones de impuestos, creciente desigualdad, violencia que se extendía por todas partes; al tiempo que ustedes solo veían modernidad, inclusión en el mundo, membresías exclusivas y alabanzas de quienes nos endeudaban y compraban a pedazos la industria energética, ustedes que aplaudieron la rapiña del Fobaproa que acabará pagando nuestros nietos.

Ustedes los engañabobos que solo entre sí mismos aplauden sus ideas, que al “sí señor” se volvieron oportunistas del lenguaje; que en párrafos y párrafos arroparon a los desnudos emperadores mientras el país naufragaba en sangre, sí ustedes:

Después de su deconstrucción como tapetes del poder en el periodo neoliberal, ustedes, los mismos de siempre, ahora en su papel de abajo firmar todo lo que se oponga al gobierno del presidente López Obrador.

Con los recursos, que parecen inagotables, de empresarios, partidos y mafias, son la punta de lanza “intelectual” que antagoniza con el proyecto 4T. En un puesto o en otro, en una organización u otra, un think tank u otro, son los encargados de redactar algo que sustente de vez en vez lo que sus patrones quieren decir y así hacer parecer que ¡600 abajo firmantes!, ¡2500 abajo firmantes!, siempre bien acompañados de algún actor relumbrante (de preferencia que viva en Estados Unidos), piensan sobre las decisiones que se toman hoy en el país. ¡Mejor cuidar beca que país!

Han firmado de todo, porque además son especialistas en todo, y si no tienen a la coparmex que les cubra esa parte, y si no tienen al Sr. X que les truene los dedos y les diga para dónde sopla el viento; así hoy son abajo firmantes en contra de La Guardia Nacional y del aeropuerto de Santa Lucía, como antes lo fueron del desplegado que decía que no hubo fraude en la elección del 2006, también de uno en que piden respeto a la autonomía del INE, o uno en julio del año pasado que llamaron “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, en el que, proponen a todos los partidos de oposición unirse contra Morena para “corregir el rumbo y recuperar el pluralismo político y el equilibrio de poderes que caracterizan a la democracia constitucional”. Pero también aquel de “Esto tiene que parar, En defensa de la libertad de expresión” del año pasado etc.

Tienen larga historia, mismo patrón, mismos apellidos firmantes, Krauze, Camín, Casar, Reyes Heroles, Bartra, González, Cárdenas, Torres Landa, Molano, Morera, Wallace, Alazraki, Castañeda, Dresser, Aguilar, Pardinas, Zavala, García Bernal etc.

Es lo que hay, la avanzada “intelectual” del país, agachada y servil ante el poder económico; perdieron la perspectiva humana a cambio de dinero y reconocimientos, hoy son esta gentuza que determina lo que es importante y lo que no, actuando de embudo ante ciertas agendas y ocultando otras.

Van de salida.

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Huevos tibios

“La política debería ser la profesión a tiempo parcial de todo ciudadano”.

Dwight D. Eisenhower

No tengo nada contra los huevos tibios pero tampoco nada bueno que decir, no me gustan y ya, me gustan revueltos, estrellados o duros, no tibios. Hay quienes los prefieren.

Hablemos de tibieza política.

En el México actual, de polarización -al haberse puesto sobre la mesa la realidad de un país históricamente devastado en beneficio de muy pocos frente a un proyecto nuevo que plantea una mayor igualdad de oportunidades para la colectividad-  ¿hay lugar para los tibios?

De antemano consideremos que la posición “tibia” suele ser muy cómoda. Permite criticar ambos lados de cualquier opinión o decisión, parecer equitativo, centrado y, por lo tanto vivir bajo la “imagen” de políticamente correcto. Pero al mismo tiempo significa indefinición, inacción, resistencia al cambio y por lo tanto a mantener el statu quo.

En democracia la diversidad de izquierda y derecha dirime diferencias en la discusión de asuntos fundamentales que afectan a la sociedad, a todos, no asumir un lado de la ecuación aun criticando elementos coyunturales es simplemente no tomar postura y así automáticamente respaldar el que las cosas no cambien.

Ante un proyecto como la 4T se han identificado dos grandes movimientos: quienes apoyan el proyecto de transformación del presidente López Obrador, en su mayoría ciudadanos de ideas de izquierda y liberales y, quienes marcada y explícitamente lo rechazan y que en su mayoría son conservadores, clasistas, racistas y de ideología neoliberal. Entre estos dos grupos están los tibios.

El grupo de tibios es aquél que por vergüenza no se acepta en este segundo grupo de conservadores, aunque muestran todas las características, y que por estar disconforme con el gobierno actual por razones generalmente ligadas a haber quedado fuera del reparto del presupuesto, se dice de centro, moderados, de izquierda moderna (sic), indefinidos, apolíticos o cualquier otro término que no les ubique ni en un grupo ni en otro. Son aquellos que se llenan de frases que repiten como principios cuando no son más que ideas tan generales que en el fondo no dicen nada, “los extremos nunca son buenos”, “no confundir libertad con libertinaje” etc.

Dice Dante Alighieri en “La Divina Comedia”: “Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral”

Voy a poner el ejemplo de un candidato en Jalisco, un joven de apellido Kumamoto; entre su inexperiencia y su deseo de salir en la foto y ser considerado de “amplio” criterio, se reunió con los extremistas de derecha del grupo FREENA, su argumento es: hay que reunirse con todos. Está en su libertad de hacerlo pero pienso que si una persona que aspira a una posición política por un partido le da voz y medios a fanáticos y enfermos mentales como los de ese grupo, es que en su papel de tibio no atina a asumir una postura coherente. No Sr. Kumamoto, con los extremistas uno no se reúne para dialogar, se les rechaza, se les ignora y si es posible se les juzga. Lo contrario es frivolidad mediática para parecer políticamente correcto.

En situaciones de conflicto no tomar postura equivale a respaldar al poderoso. Y está bien si lo quieren respaldar pero que se acepte que es una posición conservadora y de derecha.

Una frase común, muy usada en todo tipo de debate (político, económico, científico, etc.) es la que dice “los extremos nunca son buenos”. Si hablamos de defensa de libertades, de ataque a la corrupción, de igualdad de oportunidades, de soberanía y de estar en contra de alguna forma de intervención, sí hay que posicionarse en un lado del espectro; ser tibio es lo contrario, es jugar de centrista cuando se es meramente acrítico a conveniencia.

La tibieza, los tibios, en realidad no tienen postura, hoy les es de moda no ser de izquierda para no identificarse con 4T, pero les avergüenza ser de derecha. Nadan de muertito.

La tibieza además de ser una explicación de carácter personal, actualmente es una moda impulsada por algunas universidades privadas, medios de comunicación, iglesias y grupos corporativos empresariales con la intención de “desmovilizar” a la gente, promueven un pensamiento ligero, descafeinado, fugaz, de práctica de posverdad que tan solo busca diluir el lenguaje y la participación social.

Critico esta forma de establecer relaciones de sociedad en que se intenta mediatizar en situaciones que no se puede o debe hacerlo; se es racista o no se es, se es clasista o no se es, se es homofóbico o no se es, se está en contra de la corrupción o se apoya, se respetan los derechos humanos o no se respetan, se busca un mejor país o se regresa al pasado reciente que dejó decenas de millones de pobres y un puñado de políticos millonarios.  Esa es la dualidad a la que hay que responder y no es con tibieza como se hace.

Los tibios tan solo son cobardes.

Al decir tibios o neutrales  no estoy hablando de los indiferentes, aquellos que van cual lastre a bordo de un barco y son responsables por su indiferencia y apatía de que las cosas permanezcan igual, lo que significa, en un país con más de 60% de pobres y con grandes problemas sociales y económicos, que son parte del problema y no de su solución. Hay una gran  distinción  entre moderación e indiferencia, entre moderación e indolencia, entre moderación y desinterés.

Los indiferentes son prescindibles en la discusión pública.

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La batalla del pradial

“La primera víctima de la guerra es la verdad”

Hiram Warren
En México, las elecciones de medio término para elección de algunos gobernadores y congreso federal, congresos locales y municipios, comparativamente, nunca ha tenido la importancia que tiene la que define el cambio de sexenio con la presidencia de la República como cereza del pastel. Hasta ahora.

La pelea por las posiciones políticas, sobre todo por las diputaciones federales, son la presa tras la que van todos los partidos. Todas las encuestas indican que MORENA llevará la mayoría y que con los partidos afines al movimiento podría alcanzar incluso la mayoría calificada. Tener esa mayoría o no parece ser lo que a muchos hoy les quita el sueño porque al contar con ella se mantiene la posibilidad de hacer los cambios constitucionales que dan sustento a la  Cuarta Transformación.

De las 15 gubernaturas en juego, es muy posible que la mayoría, entre 8 y 12 sean también para el lopezobradorismo lo que acotaría a los partidos que tradicionalmente gobernaron esos estados. Es decir que la debacle que ve llegar la oposición es colosal, por lo tanto su fuente de enriquecimiento ilegal también.

Encuentro una explicación en que los grupos y partidos rivales al gobierno de López Obrador reunidos cual cártel mafioso tienen la necesidad de frenar el avance en las políticas económicas, sociales y de justicia que este régimen lleva a cabo. Casi tres años después de que la 4T llegara al poder los antagonistas conservadores no alcanzan a detener el avasallamiento que como tsunami les llega, política a política, legislación a legislación, conferencia mañanera a conferencia mañanera.  Como dice el refrán: “Ya no quieren queso sino salir de la ratonera” pero tal parece que antes intentarán incendiar la pradera.

Durante la Revolución francesa cuando la Convención Nacional proclama la República Francesa y los Jacobinos se hacen con el control del gobierno, adoptaron un nuevo calendario que acabó con todas las referencias religiosas y que con una nueva estructura más apegada a los ciclos agrícolas dividió el tiempo anual. Los días y meses tienen nombres referentes a la naturaleza, las horas, minutos y segundos tienen valores diferentes, etc. Este ejercicio duró apenas doce años hasta la llegada de Napoleón al poder. La razón política detrás de un nuevo calendario, distinto al gregoriano, era marcar un momento revolucionario tan importante como lo es el fin de la monarquía. Para la nueva república se consideraba trascendental romper con el pasado. Una fecha “famosa” que pasó a la historia con el nombre correspondiente en ese calendario es el 18 brumario (equivale a un 9 de noviembre)día en que Napoleón da el golpe de estado que lo  lleva al poder.

En la analogía que uso en el título de esta columna, este mes de junio en que se llevarán las elecciones sería el mes pradial (del francés prairie, “pradera”)

En el juego democrático mexicano, ese que se ha ido construyendo paso a paso, que ha tenido que arrancar del PRI y después del PAN nuevas formas y leyes que permitan elecciones “justas”, parece que en este momento electoral hay que empezarlo todo de nuevo.

Por una parte el INE como árbitro electoral, su presidente y uno o más consejeros, de manera estridente y abierta se han puesto de lado de la oposición, bloqueando con argumentos legaloides a candidatos morenistas con razones que no aplican a mismas situaciones en candidatos de otros partidos. Cambiando también las reglas de juego, ya en medio del proceso electoral, para dificultar la obtención de mayorías absolutas o calificadas, con reglas que deciden aplicar en este momento y que obviaron en elecciones pasadas.

Los partidos políticos como PRI, PAN y PRD, una vez más con campañas de mentiras que no son sancionadas por el árbitro. El gasto de dinero privado y de desconocido origen corriendo para que redes sociales y medios de comunicación relaten una historia de falsedades que induzcan al miedo de los votantes.

Pero, a pesar de todo lo anterior, las encuestas, una tras otra, marcan que el movimiento que respalda al gobierno actual va a la cabeza y tendrá las mayorías correspondientes; y por consiguiente cada vez es más obvia la desesperación en que incurre el conservadurismo intentando medidas que no son otra cosa más que golpismo.

El filósofo y político Gene Sharp, definió a los golpes de Estado “blandos”, “suaves”, “encubiertos”, “no tradicionales”, como aquellos que como alternativa a los golpes militares, son un conjunto de técnicas taimadas y a escondidas y principalmente no violentas de carácter conspirativo, con el fin de desestabilizar a un gobierno y causar su caída, sin que parezca que ha sido consecuencia de la acción de otro poder. En Latinoamérica no es nuevo, se ha hecho ya con Lula en Brasil, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, en Honduras; ¿se intentará en México con López Obrador?

Las semanas que siguen hasta llegar al 6 de junio son clave para que, por una parte se mantenga la información sobre los avances del gobierno que contrasten con la información sesgada de los medios; a la conferencia diaria del presidente se le ha puesto “bozal” para que no pueda hablar de ciertos temas que se refieran a logros gubernamentales.  Y por otra parte para cuidar que las instituciones y entes que se han dejado seducir por los vividores del pasado, (INE, jueces, medios, gobiernos estatales) no metan mano en el proceso electoral.

Están dolidos, desquiciados, apanicados porque la ley les cerca cada vez más, están viendo que los recursos públicos se alejan de sus bolsillos; saben que si estas elecciones se conducen con legalidad se convertirán en un triste pasado que de manera irreversible dejará de ordeñar el presupuesto del país. Es dinero, dinero que se les ha ido; y por ello están dispuestos a inmolarnos.

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