La derecha en México sufre de dos problemas crónicos, es hipócrita y es entreguista, por eso, moralmente, no puede triunfar.
México está viviendo un momento histórico (esto no lo pueden saber los rosados seguidores, no es apto para menores), nunca un partido había ganado –democráticamente- tanto en tan poco tiempo. Nunca se había ganado con tantos millones de votos, nunca tantos estados y municipios. La historia nos está pasando frente a nuestros ojos y una minoría no tiene la mínima conciencia de ello. ¡Estamos presenciando en tiempo real el derrumbe de un sistema podrido!
Esto es la Cuarta Transformación, después de los tres grandes movimientos de Independencia, Reforma y Revolución, vivimos este que sin balas pero con el apoyo de la mayoría del pueblo decide cambiar el sino y futuro al que el neoliberalismo nos había obligado.
Ya acabó el trámite de asignación de diputados y senadores plurinominales, como la simple aritmética explicó después del conteo de votos del 2 de junio, el Plan C va, el proyecto 4T cuenta con mayoría calificada en la Cámara de Diputados y a dos escaños de lo mismo en el Senado. Y sin embargo llevamos semanas de escuchar y leer en medios una supuesta duda por la interpretación que pudiera haber para que el reparto de curules y escaños no fuera la que indica la Constitución y las leyes secundarias.
¿Alguien, en su sano juicio y con un mínimo de decencia puede pensar que los jerarcas partidistas apoyados por los grandes (sic) abogados y asesores que les instruyen, desconocían que con la simple aplicación de la ley -que PRI y PAN modificaron a su conveniencia hace muchos años- el resultado indicaba que los partidos MORENA, PT y PV agrupados en coalición obtendrían el resultado que recién, en la sesión correspondiente, dictaminó el INE?
¡Porque la ley dice exactamente qué fórmula aplicar y cuántos diputados plurinominales les toca a cada partido!
No, lo que sucede es que fue un acto más en el circo opositor, uno más con los que entretiene a su electorado mientras éste gustoso se chupa el dedo. Esto ni empezó aquí, ni acaba aquí. Todas las mentiras a lo largo desde hace tantos con las que plantean que van ganando, que el triunfo está a su alcance y por lo tanto van manteniendo el suspenso de las encuestas y posteriormente de los resultados reales de cada una de las elecciones desde el 2018, hasta que se les cae el juego para pasar al siguiente.
Así fueron perdiendo estado tras estado, congreso tras congreso, municipio tras municipio, sin embargo si alguien viniera del futuro y leyera lo escrito en sus medios por sus columnistas y editorialistas, escucharan en radio y televisión las historias contadas por sus locutores y analistas, pensaría que se encontraba en un mundo al revés, en un México en donde la realidad no tiene nada que ver con lo que dijeron los medios de comunicación en los últimos años.
Como ejemplo con uno me basta: cerradas las casillas el 2 de junio la candidata de la derecha, la Sra. Xóchitl de las gelatinas les decía a sus chupadedos que según sus conteos había ganado; digamos que les dio “esperanza” a esas criaturas que –tal parece- no pueden vivir con realidades y verdades y no están preparadas para reconocer que son parte de la oposición más perdedora (el corrector cambió la palabra a pedorra, pero no, quise decir perdedora).
Ese contexto de burlarse permanentemente de sus votantes les sirvió para sacarlos a tomar el sol en marchas rosadas y para que en las mesas y corrillos se planteara como tema el ¿Qué irá a pasar con la sobrerrepresentación, se las dará el INE y seremos dictadura? La única sobrerrepresentación que hay es la del ruido y falsedades en los medios y la de los ingenuos que, por no reconocer que la ciudadanía los rechaza, se sorprenden a cada confirmación de resultados.
Seguirá la faramalla, ahora que saben que todas las propuestas de cambios constitucionales y de reformas a las legislaciones que fueron oferta de campaña y gobierno están a nuestro alcance, les corresponde la inventiva de nuevos espectáculos, uno ya en curso: el paro del PJF. Nuevas narrativas: traer a representantes de gobiernos a que nos espanten con el petate del muerto. Y así per secula seculorum, porque mientras haya politiqueros que se enriquecen administrando partidos -que aunque sean perdedores se enriquecen con dinero de los impuestos- y ciudadanos dispuestos a seguir siendo tratados como cándida carne de cañón, esto no acabará.
Estamos a pocas semanas de que acabe el primer gobierno de la Cuarta Transformación, el 1 de octubre inicia el segundo piso; no reconocer todo lo que ha cambiado México en estos 6 años sería también ingenuo (shhh, no le digan a los rosados), la normalización de la corrupción, el wanabismo y el clasismo disminuye pero no desaparece, sin embargo hoy se confronta con un espejo. La pobreza y desigualdad no desaparecen pero disminuyen.
México se mueve favorablemente a gran velocidad, no hay forma de que nos detengamos para que la derecha se baje, así que ahora les toca quedarse a ver cómo es que se gobierna desde la izquierda.