Él puede parecer y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota.
Groucho Marx
Si los escuchas hablar oirás que su diagnóstico es que este gobierno llegó a su fin, que lo que sigue es el desastre y que muy pronto volverán al poder; aunque los números tienen otra versión.
Mientras los oyes defender y librar la “batalla cultural” contra López Obrador al mismo tiempo que defienden modelos golpistas, al tiempo que agitan su bandera ucraniana en una guerra que prefieren no entender y, mientras siguen creyendo que basta con convocar al viejo anticomunismo en vez de pensar la gravedad de la pobreza, la desigualdad y la corrupción que promovieron en sus gobiernos; sólo queda avisarles que -esa batalla contra molinos de viento que dicen ver- la perdieron en el momento en que perdieron la vergüenza.
No es extraño que sus propuestas busquen retroceder el reloj de la historia, su miedo ante la persistencia de la pérdida de privilegios mal habidos que no construye un horizonte común de mejoras para la mayoría; y esto, que parece tan simple, sí lo percibe la gran mayoría de ciudadanos: los que llaman iletrados, ignorantes, flojos, nacos, esos a los que hay que sentar a veces en el último recoveco del restaurante para que no afeen la vista. Y es por eso que van en sentido contrario a la historia, es por eso que pierden y seguirán perdiendo.
Así como el maullido de los gatos puede expresar entusiasmo, excitación, compromiso o angustia, si pudiéramos hacer un análisis acústico del lamento opositor de los últimos cuatro años, sabríamos que expresan resentimiento, odio, discordancia con la realidad y miedo. Sobre todo miedo, mucho miedo.
No importa de quien estemos hablando: si del opositor dirigente partidista, del “aviador” sin puesto que se enteró que para cobrar hay que trabajar, del burócrata sin mordida, del empresario obligado a pagar impuestos, del aspiracionista acostumbrado a aparentar lo que no es, del patrón furibundo por tener que pagar prestaciones sociales, del ex funcionario al que se le acabaron los “cuates” en los gobiernos, de los factureros, huachicoleros, becarios, periodistas del chayote, etc. De cualquiera de estos opositores que abundan en medios y redes de comunicación y los otros sólo agazapados en su frustración, lo que les caracteriza y les unifica es el miedo.
Por no leer a Savater por ejemplo no se enteraron de la norma que bien les aplica en el contexto de una transformación como la que estamos viviendo: “¿Cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? No ser imbéciles (…)” (Fernando Savater, «Ética para Amador»)
Pero no, había que actuar sin pensar dos veces, decidieron que había que decir no porque no; resolvieron que era más sencillo quedarse en el pasado y cobijarse en sus certezas, sus controles y sus seguridades bien conocidas, antes que atreverse a agradecer a la existencia misma por estar presentes y vivos en un momento histórico inaugural mexicano. Se olvidaron de ser felices, para solo estar seguros en sus miedos, se asustaron porque era más fácil embotarse y pasmarse que razonar la nueva realidad. He aquí la tragedia del opositor de hoy: duerme para huir del miedo, y además… no lo sabe.
¿Qué circunstancia material activó o cuál fue el origen del miedo vigente en las venas opositoras? La cancelación de un aeropuerto, ese proyecto -sumergible obra cuyos datos técnicos, ecológicos y financieros hacían inviable- fue lo que activó el sentimiento que los trae a la circunstancia en que hoy se encuentran. Vieron lo que no era, creyeron lo que no era, prefirieron no entender las razones y quedarse en el pánico.
Constantine Slodobchikoff, es un especialista en comportamiento animal, a la pregunta de por qué los gatos tienen miedo a los pepinos, explica: «Los gatos están genéticamente programados por instinto para evitar las serpiente. Como los pepinos se parecen a las serpientes, los gatos les tienen miedo” ¿Qué les pareció a los opositores que fue la cancelación de esa obra que su instinto les activo el miedo en que aún hoy viven, qué pepino vieron?
El mundo está cambiando, México también, las evoluciones no son para pusilánimes ni cobardes y mucho menos para aquellos que no entienden que en el mundo actual en el que los grandes poderes y las grandes élites mundiales van por todo, la unión de todos sería la fuerza que podría acompañar el destino mexicano. Es un gran momento como para preferir seguir agazapados, criticando, mintiendo y desmotivando a quienes guían en este momento el país. Lo que sí ha hecho la oposición y es su letra escarlata es que no han acompañado a este gobierno en nada, absolutamente nada; como si no fuera su país escondidos en su miedo prefieren apostar a su fracaso. Los demás tenemos que avanzar, seguir escribiendo la cotidiana historia sabiendo quienes son los unos y quienes los otros.
Como dice la canción:
Nos ven reír, nos ven luchar
Nos ven amar, nos ven jugar
Nos ven detrás de su armadura militarNos tienen miedo porque no tenemos miedo.