2024, 4T, Conservadurismo, Golpismo, Odio, Oposición

El diseño de su guerra

El mal es esa anomalía que está delante de los ojos de todo el mundo pero que nadie consigue ver. (Donato Carrisi)

Su causa está condenada al fracaso porque está cimentada en la estúpida y despiadada visión clasista sobre la mayoría de los ciudadanos. Sus políticas, cuando gobernaron, fueron crímenes contra el bienestar público para satisfacer sus propios bolsillos. Votar por ellos -una vez más como en el pasado lo hicieron- dándoles el “beneficio de la duda” de que ya cambiaron, es un error garrafal que pagarían esta y las siguientes generaciones y del que México difícilmente se levantaría. De ese tamaño es el desastre de su gestión y la aberración de su ideología.

La mentalidad prianista (que ahora es simplemente la de un panismo rozando los límites de la ultraderecha y el fascismo) está en otra cosa que no tiene nada que ver con la búsqueda de un mejor país. La arrogancia es su problema, creer que México es para su reparto es lo que les inhabilita para ser opción de gobierno.

Y como la mayoría de ciudadanos ya identificó su calaña, lo que claramente explica el resultado de todas las encuestas, dan un arriesgado paso a una guerra sucia creyendo que con ella podrán salirse con la suya. Supongo que dicen algo así: si por las buenas no podemos pues van a ver por las malas.

Les invito a revisar todas las votaciones que han habido para decidir sobre algunos de los puntos anteriores, a revisar también las notas periodísticas de lo que expresaron sobre cada uno de estos proyectos; ese NO es la sustancia de su propuesta de gobierno.

No hay posibilidad de “campaña, es decir de contrastar ideas porque no las hay por su parte; decidieron y prefirieron apostar al NO a todo lo que se haya hecho. No a las pensiones, no a las becas, no al tren maya, no a al aeropuerto Felipe Ángeles, no a la refinería, no al corredor Transístmico, no a un peso fortalecido, no a quitar el outsourcing, no a los incrementos salariales, no al combate al huachicol, no al combate a la corrupción, no

Fueron capaces de usurpar causas legítimas que terminaron politizadas a su conveniencia, convirtieron grandes temas y causas honestas y nobles en botín político; para muestra un botón (no, menos, tres, parafraseando a su ídolo Enrique el pillo), basta con ver lo que hicieron con tres temas:

  • Ecología: Convirtieron la narrativa en favor de la ecología en una campaña de comunicación sin sustento en contra del proyecto de Tren Maya con cómicos y artistas que viven en Estados Unidos y que nunca antes cuestionaron los temas del medio ambiente . No se acordaron antes de hacer lo mismo ante la minería a cielo abierto, las irreflexivas y perjudiciales concesiones de agua, las autorizaciones a expoliaciones de tierras para extraer minerales y materiales de construcción; el daño a los ríos por derrames químicos por empresas.
  • Feminismo: Pasaron de negarse a votar a favor de políticas feministas, de rechazar la despenalización del aborto, de negar el empoderamiento femenino, de negarse al matrimonio entre personas del mismo sexo y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo y la sexualidad, de no ver la diferenciación salarial entre mujeres y hombres, de negarse a apoyar una clara definición sobre la necesidad de una vida sin violencia a las mujeres; pero como son hipócritas y es temporada electoral se convirtieron de repente, ahora los vemos utilizar el lenguaje feminista como si fuera su lucha eterna. Sí, el prian, ese ente misógino y patriarcal (como bien le llama Héctor Atarrabia), resulta que en campaña se dice aliado de las mujeres y que ellos representan el verdadero feminismo. Y explica el mismo @HectorAtarrabia: “Todos, todos, todos los movimientos sociales que han tomado las calles por derechos, justicia y bien colectivos, son, por definición, de izquierda. Justo eso y no otra cosa significa ser de izquierda: anteponer el bien común y defender los derechos humanos.” Pero en su conversión mental ellos son la izquierda.
  • Libertad de expresión: Cambiaron la costumbre del chayote con la que se decían que vivían en libertad de expresión mientras prohibían voces, quitaban concesiones, despedían periodistas, extorsionaban a dueños de medios; y ahora en cambio dicen que es dictadura una plena y absoluta libertad de decir, que, incluso, ellos pervierten y llevan al extremo al insultar y maldecir al presidente en turno –sin consecuencia alguna- (que si esto fuera dictadura…) Solo en sus cabezas pasa que fueron y son adalides de la libertad de expresión, cuando son meras plumas dispuestas a decir lo que convenga a quien les paga. El mundo al revés.

Y solo tres ejemplos, porque en su recorrido como opositores pervirtieron todo, incluido que intentaron -o intentan- cambiar la verdadera historia del país, incluso el significado de las palabras; para decir que no son lo que son y que no dicen lo que dicen.

Pero, como nada les funcionó y la mayoría de la población mantiene su apoyo al gobierno actual, al presidente López Obrador y a la candidata Claudia Sheinbaum; en un paso más hacia su desprestigio, esta oposición con la ayuda de sus comunicadores, sus intelectuales y sus financiadores extranjeros y nacionales, se lanzaron a la guerra sucia. ¿Qué por qué sí habría de funcionarles? Será tarea de la psiquiatría explicar cómo entienden en sus cabezas la relación entre ese comportamiento antisocial y la eventualidad de cualquier triunfo. La ciudadanía ya les dijo que no es por ahí y las mediciones actuales reiteran que los mexicanos rechazan esa forma vil de resolver la disputa política.

Los representantes de la derecha buscan provocar, con sus hechos y sus dichos demandan una respuesta nuestra alterada con qué maliciar en sus medios como la de los “intolerantes, dictadores y manipulables” que dicen que somos. Pero pues ni los topamos, vamos, como dice el refrán, que cuando las cosas marchan a favor de uno es porque va en «Caballo de Hacienda«.

En un intento de repetir  su ilegal campaña de sembrar miedo, -aquella de “es un peligro para México”- repiten una y otra vez en su palabrería miedo, miedo, miedo. Ese miedo que tienen de saber que están derrotados lo trasladan a un imaginario que dice que ellos son la solución a ese miedo que, asumen, tiene la ciudadanía.  Es decir, quieren sembrar la idea de que su miedo es nuestro miedo. Y así sus mentiras disonantes se unen a espantosas premoniciones que solo las sobreprotectoras manos que ellos brindan a los sufridos ciudadanos bajo el yugo de la dictadura en que dicen que vivimos, resolverá. No son capaces, estos opositores, de respetar siquiera a su público; utilizan relatos disuasorios que ennegrecen la realidad y convierten a sus destinatarios en pusilánimes precoces (y tampoco es para tanto, sí son básicos pero mínimo que les respeten).

Castañeda, Alazraki, Zuckerman, Loret, Krause, Krausito, Pagés, Lozano y demás runfla dieron el visto bueno, el “Go negative” como les gusta decir a estos colonizados de imberbe raciocinio y nulo amor al país, a que la campaña sea sucia, de mentiras, agresiva y que llegue a sus últimas consecuencias; le están apostando a un incendio que obligue a anular la elección –antes o después-. En su cancha juega la mayoría de la suprema corte (así en minúscula), poderosos organismos paraestatales de Estados Unidos y Europa y medios de comunicación que se rigen por una libertad de expresión que entienden como la del que les paga las cuentas; contra eso vamos, contra eso va Claudia y nuestras candidatas y candidatos.

No les hagamos el juego y mostremos la unión que es el elemento necesarísimo para impedir que tengan éxito, necesitamos una inmensa mayoría –como nunca antes se haya visto- para que se topen con la realidad de una democracia de la que mucho hablan y poco creen.

Hay que identificar que esto es una guerra porque así la oposición lo quiere, las guerras son de dos bandos, no hay espacio para tibieza ni duda. Que cada quien ubique de qué lado de la historia está. Como decía Nicolás Guillén: Soldado, aprende a tirar:/ Tú no me vayas a herir,/ que hay mucho que caminar.

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4T, Futuro, Golpismo, Mayorías, México, Moral pública

Con C de “Que pierdan todo”

Aceptar que el poder factual tiene la última palabra sería reconocer el fracaso y el fin de la civilización.

Arturo Uslar Pietri

La utopía habita en las casas de los mexicanos, lo hace como un fantasma que gradual y progresivamente alimenta un movimiento social llamado la Cuarta Transformación (4T). Esa utopía está llena de ilusiones porque únicamente pretende romper las cadenas que se han impuesto a los ciudadanos de este país. No sueña con alcanzar una plena y definitiva felicidad, no sueña con perfecciones,  simplemente parte de la convicción de que todos los mexicanos somos iguales por naturaleza, que todos tenemos la misma dignidad, que todos tenemos los mismos derechos y obligaciones, que todos tenemos derecho a elegir a nuestros gobernantes, que los recursos públicos son para lograr el bienestar de todos y que dada la situación real heredada por siglos de opresión y desigualdad: “por el bien de todos, primero los pobres”.

Ya no se puede esperar más, no hay eternidad suficiente para que quienes repudiamos el pasado nos detengamos en tolerar guerritas sucias, golpes blandos, boicots legislativos, reacomodo de corruptos; la chequera de las élites son profundas como lo son también los bolsillos de cualquiera dispuesto a frenar la transformación del país.

No es solo el gobierno sino el entorno completo de la 4T, es decir la gran mayoría (líderes, funcionarios, artistas, empresarios,  opinadores, estudiantes, ciudadanos comunes), quienes no tenemos interlocutor en la oposición; nos enfrentamos cada día al desquiciado o desquiciada de turno.  Hoy es el Sr. Creel, ayer la señora Lily Téllez; mañana será cualquier otro prófugo del psiquiátrico, invariablemente torpe, excluyente y execrable.

A esos bolsillos pesados de ciertas élites –las más retrógradas- les sale barato; en vez de  preocuparse por ganar limpiamente en elecciones; maicear legisladores, jueces y ministros. Porque ¡mira que para lo primero tendrían que salir a la calle, recorrer el país, conocer a los mexicanos, entender sus necesidades, ser parte del nosotros!, para lo segundo solo tienen que estar al pendiente de quien tiene el botón momentáneo que puede frenar coyunturalmente la marcha del movimiento lopezobradorista, cuatroteista, transformador o como le queramos llamar.

Por lo tanto, ¿Es su modelo o es el nuestro; es el privilegio elitista o es el beneficio mayoritario; es su plan o es el nuestro?

Ante un proyecto como la 4T se identifican tan solo dos grandes visiones (es importante repetirlo, solo dos): quienes apoyan el proyecto de transformación del presidente López Obrador, en su mayoría ciudadanos de ideas de izquierda y liberales y, otros quienes marcada y explícitamente lo rechazan y que en su mayoría son conservadores, clasistas, racistas y neoliberales. No hay una tercera vía, la tibieza, el centrismo, el dialoguismo, el un pie aquí y otro allá son también del segundo grupo; son conservadores y reaccionarios que no se atreven a salir de su closet. Reitero, solo hay dos posiciones.

Esa moda de El INE no se toca, no al Tren Maya, defendemos la legalidad de lo caido-caido etc. impulsada por, medios de comunicación, iglesias, ONG´s financiadas por estados Unidos y grupos corporativos, esa aparente “lucha activa” que disque reivindica políticas sociales es tan solo un paso de manual de golpe blando; en voz de la oposición es mera difamación y calumnia. Y con esa, su narrativa, se surten los medios de comunicación masivos.

Nosotros los detendremos, su fiesta se les acaba, para eso también es el Plan C.

¿Se debe seguir dando trato de demócratas a quienes son meros golpistas blandos? Sí porque nuestra democracia tan mancillada por ellos; a veces por el mismo INE, a veces por marchistas rosados que no saben ni como se llaman; es la que habla de votos, un ciudadano es igual a un voto.

Mientras que exfuncionarios, expresidentes y sus familias, se pasean por el mundo en medio del derroche. Mientras que Calderón y Fox boquiflojos sabiéndose protegidos por el poder judicial, y delincuentes son liberados por jueces, y legislaciones votadas mayoritariamente por el Congreso son frenadas por la Corte. Este no va a ser, no puede ser, un sexenio de: lo intentamos. Para eso es el Plan C.

Hasta ahora, el golpe blando que intenta la reacción no ha sido exitoso, por una parte porque cada uno de estos opositores, grupos o personas, tienen intereses propios que no están dispuestos a dejar de un lado por una causa común (por más negativa que sea), así que le meten ruido y dinero pero a su propia conveniencia; y por otra parte, y que también es la razón de que no lo será, es por el amplísimo apoyo popular del que goza este gobierno, los ciudadanos que buscamos un mejor país somos la clave para que no pasen.

No hay que perder de vista que de aquí al 2024 insistirán y que será una lucha diaria la que provocarán para descarrilar este proyecto, ¿no hay duda verdad? esta derecha quiere muertos, quiere tragedia, la 4T no se los dará pero ellos los van a seguir buscando o los recrearán. Ojo, nos enfrentamos a la canalla, al instinto bestial del privilegiado que está dispuesto a lo que sea para clavarle un cuchillo en la espada a este país.

Entonces, entonces, ¡lo que sigue es el plan C!

Todo lo sucedido en el actuar del conservadurismo debe ser nuestra motivación: transformemos sus hechos, su oposición, su desamor, sus transas, su odio, todo lo que ellos son, en motivación para la etapa que sigue: el plan C. Que no ganen nada, que pierdan todo.

Si no hay interlocutor, si no hay con quien dialogar, construyamos las mayorías para hacer los cambios que requerimos. Nuestras mayorías, no la de la suma inexistente con ellos, no la mayoría a la que se han negado consistentemente.

El plan C, ¿Qué es?, no es otra cosa más que votar todo a favor de Morena, es formar mayoría en el congreso; para reformar la Constitución se necesitan 334, dos tercios del congreso formado por 500; hay que ir por los 334 en la próxima elección para poder llevar a cabo reformas constitucionales, ese es el Plan C, muy simple pero muy complicado a la vez porque a veces se hace una distinción del voto, se vota por un partido para presidente o gobernador y por otro para diputado o senador. El plan C es votar parejo por Morena, formar las mayorías que permitan las reformas, hacer los cambios en la Constitución, reformar el poder judicial, en resumen, mandar al carajo de una buena vez las rémoras opositoras enquistadas en juzgados y Corte, en legislaturas y en Senado.

Necesitamos la organización del partido -no solo en la cúpula sino en las calles-; la información a los ciudadanos por todos los medios (la4tv juega un papel fundamental), la selección de candidatos con arraigo en su localidad y comprometidos con el proyecto, probados en su lealtad, alejados del canto de las sirenas; todo suma para que se llegue a elecciones para lograr lo que se necesita: la mayoría calificada.

A la próxima o próximo presidente no le podemos dejar atada de pies y manos, debe poder avanzar en el proyecto de Nación, la 4T no es un proyecto sexenal, es un proyecto de vida. Hasta hoy se ha hecho mucho, se rompieron toda clase de paradigmas, las últimas encuestas dicen que más del 80% de la población está satisfecha con el trabajo del presidente, hagamos que ese número se refleje en los votos.

Parece que el 2024 está lejos, no, no lo está, el 2024 ya empezó, en política ya empezó. En Morena ya empezó, que ese inicio sume y no reste; que nuestros precandidatos sumen y no resten; que nuestros líderes de partido sumen y no resten; que los esquiroles al interior puedan ser neutralizados; que los tibios se decanten.

Cierro con unos versos de la “Suave Patria” de López Velarde:

Yo que sólo canté de la exquisita
partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro
a la manera del tenor que imita
la gutural modulación del bajo,
para cortar a la epopeya un gajo.
Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan,
porque van como los brazos del correo chuán
que remaba la Mancha con fusiles.
Diré con una épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.

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4T, Censura, Golpismo, Oposición, Polarización

De Dresser a Krauze

«El que se acuesta con perros se levantará con pulgas»

Benjamín Franklin.

Que detengan las mañaneras porque se quieren bajar. La “intelectualidad” rapiñera nos salió agachona: Dresser tan acostumbrada a los micrófonos y al cobro de cachés de hasta 150 mil pesos por conferencia y Krauze –que no canta mal las rancheras- engolosinado durante el neoliberalismo con su cuota de ingentes recursos públicos para hablar y escribir lo que conviniera; ahora que pasaron a ser -la primera una pésima contorsionista (vamos, como si le exprimen un limón a una almeja) y el segundo un astuto misántropo a todo lo que huela a 4T o López Obrador- claman por censurar la voz del presidente.

Cualquiera supondría que lo mínimo que se puede esperar de aquellos que se consideran “intelectuales” y que creen que de ellos emana la “sabiduría” que debe regir el pensamiento social es que estuvieran de acuerdo -e incluso fomentaran- una absoluta libertad de expresión. Una vez más nos damos cuenta que no es así, que en el caso de estos dos personajes, famosos, conocidos, citados, con amplios espacios de expresión en medios de comunicación públicos y privados, no aplica. Es su voz o el silencio, se dicen a sí mismos que con sus logros y reconocimiento han conquistado el usufructo de la palabra. ¡Los demás a callar!

Es tan apabullante la realidad del cambio profundo del modelo económico y político-social de la 4T que los voceros y comentócratas de la reacción se presentan desnudos y sin credibilidad ante la sociedad mexicana. De ellos, que aún desde su concepción conservadora y de derecha, hubiéramos tenido alguna esperanza de decencia en su comportamiento ante la decisión mayoritaria de elegir a López Obrador como presidente; vimos como rápidamente se acomodaron en un discurso hostil lleno de intenciones retrógradas y de enredos y enjuagues que les retrotrajeran al mundo feliz en el que el presupuesto público caía como maná a sus bolsillos.

No sería ésta la primera vez que los conservadores nos imponen censura, en el 2011 durante el calderonato, más de 700 medios de comunicación encabezados por Televisa y Azteca firmaron un compromiso de no hablar de la violencia en México. Por supuesto no faltaron en esa ocasión las vacas sagradas que aún hoy nos quieren venir a dar cátedra de libertad de expresión: López Dóriga, Gómez Leiva, Marín, Maerker, Ferriz de Con, Loret, Beltrán del Río, Sarmiento etc. la lista es larga. Casualmente el tema a censurar fue la violencia mientras Calderón y García Luna hacían sus desmanes como jefes del narcotráfico. Hoy las cosas son diferentes, hay una sociedad activa que no se va a dejar y los medios privados languidecen en el escarnio público.

Estas dos cabezas -Dresser y Krauze- con ansias de censura, son nada más y nada menos que la cabeza de ratón de esos grupos de intelectuales abajo firmantes de múltiples desplegados que apoyen sus causas, a ellos les queda “como anillo al dedo” aquél apelativo que endilgó el filósofo español Gustavo Bueno (1924-2016) de referirse como “Los intelectuales: los nuevos impostores” a ese plural que unifica en el nombre común una condición colegiada como si todos pensaran la misma idea (misma que sale de manera obligada de una voz única, la del gurú Krauze o la de la bailarina y espía estadounidense Dresser). Es muy común que a la voz de estas dos figuras se pliegue el resto de los eruditos, firmantes, ilustrados y nunca bien ponderados miembros de la élite cultural que giran alrededor de las revistas Vuelta, Nexos y las cúpulas de la cultura oficialista en las instituciones públicas durante el periodo neoliberal; de ahí la amplia difusión de los dichos y opiniones de estos gerifaltes culturales.

La banalidad del bailongo catártico en que se exhibe Dresser y el mote que Carlos Fuentes le adjudicó a Krauze como «cucaracha ambiciosa» bien nos puede dar una pista de sus intereses y principios.

La intención de acallar la voz del presidente López Obrador sugiriendo prohibir sus conferencias de prensa diaria indica la fase terminal en que ha ingresado la “intelligentsia” con ínfulas en que se ha convertido la casta de ex becarios y vividores del presupuesto de Cultura. Asistimos, pues, a una descomposición fascinante, es un fenómeno histórico inédito de destrucción de la lógica y la ética social y de valores por quienes, en un amplio sentido, serían responsables de construirlos.

Dresser, le dijo a Carmen Aristegui: “Creo que una solución tendría que ser el fin de la mañanera. No niego que México tenía brechas preexistentes: sociales, culturales, de raza, de clase, pero en La Mañanera se atizan esos agravios y se crean enemigos a conveniencia”. Krauze por su parte escribió para el Washington Post que las «provocaciones»  (así le llama a  las conferencias diarias Mañaneras) del presidente  contra periodistas, escritores e intelectuales durante sus conferencias matutinas podrían motivar el asesinato de alguno de sus críticos… (sic)

Ambos son parte de ese grupo de los utópicos de la vuelta al pasado molestos porque se les responda a su discurso plagado de mentiras, a que se les presente información y datos duros de los hechos de gobierno, a que se desenmascare la corrupción con nombre y apellido, a que se cuestione la desinformación de las “noticias” de los grandes medios de comunicación privados (en que por cierto ambos participan). La sola petición de proponer prohibir las mañaneras es una muestra más de la histeria opositora ante sus reiterados fracasos electorales y ante el tren que ven venir en el Estado de México y después en el 2024.

Como un círculo vicioso, como una serpiente que se come a sí misma, esa trasnochada propuesta le da la razón al Presidente para explicar lo que representa la oposición en este país.

Afortunadamente la Constitución mexicana dice en su Artículo 6º: Es inviolable la libertad de expresión. Este derecho no estará sujeto a previa censura sino a responsabilidades posteriores y comprende la libertad de buscar y difundir información por cualquier medio. Y en el Artículo 7º: Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio. ¿A poco no los conocen Dresser y Krauze, o sí y solo es parte de sus avances de golpismo suave?

A estas alturas ni aunque los medios de comunicación tradicionales se abran a la sociedad, dejen de mentir, e incluso se deshagan de las lacras que les representan, ni así, ni así, las mañaneras desaparecerán. Las Mañaneras llegaron para quedarse.

Cité al inicio a Benjamín Franklin, cierro con otra cita de él mismo: “Sólo necesitamos mirar a nuestro alrededor para ver que estamos de píe en medio de una montaña de escombros de aquellos pilares de las verdades más conocidas”

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4T, AMLO, Golpismo, México

¿Y sus chamacos qué piensan?

Qué tiempos serán los que vivimos, que es necesario defender lo obvio.

Brecht

En los últimos 70 años se han llevado a cabo 34 golpes de estado en Latinoamérica, todos ellos en contra de gobiernos de izquierda, todos ellos de la mano de élites políticas de los países afectados e invariablemente apoyados por el centro de poder económico más importante en el continente. En Perú la semana pasada se vivió uno más, el presidente Pedro Castillo fue víctima de la oligarquía de su país, una de esas, típica en América Latina,  que no respeta las reglas de la democracia y que actúa fuera de la institucionalidad, aunque se diga “respetuosa” de las instituciones. La derecha mexicana dice: sigue AMLO, que ponga sus barbas a remojar.

Hace unas semanas, la oposición mexicana al gobierno del presidente López Obrador -que como recordatorio de olvidadizos, fue electo democráticamente por una mayoría nunca antes vista en la historia de este país- organizó una rosada pasarela por las calles de la ciudad en lo que según ellos representaba un acto en defensa de la democracia. Dicen que salieron a defender el INE (nunca atinaron a decir de qué, de hecho muchos creen que el INE, al que «valerosa» y sonrosadamente salieron a defender, es su identificación oficial). Apenas unos días después se dio el golpe de estado en Perú y los mismos voceros de los opositores que convocó al wanabismo condechi-coyoacano, salen a solazarse y celebrar la usurpación ilegal de ese gobierno. Y aquí es donde la puerca torció el rabo para los chamacos “demócratas” que hablan de democracia a contentillo (aclaro que uso la palabra chamacos no en razón de edad sino en razón de su ingenuidad y su, tal vez, buena fe con la que se ven sorprendidos por los gerifaltes de sus partidos y élites que les instruyen) y que hoy guardan silencio para, como avestruces, apelar a no tener que dar una opinión o posición al respecto.

Las preguntas a contestar son muy simples: ¿Ustedes también están de acuerdo, como lo está Vicente Fox, Denisse Dresser, Kenia López, Roberto Madrazo et al, en que se haya dado un golpe de estado a un presidente democráticamente electo? La respuesta bien podría ser un sí o u no, y no un trastabille sobre la historia política de Perú. Y: ¿Ustedes están de acuerdo en que el que debe seguir ese camino golpista que lo saque del gobierno es López Obrador? Aquí también la respuesta podría ser monosilábica y no una pléyade de insultos o creencias sembradas de oídas.

Pero no, hay un silencio sepulcral, en el tanto no les digan que pongan una banderita de algún color, una frase slogan ad hoc, o un hashtag #soygolpista, guardarán la sordina obligada a que les fuerza su antidemocracia.

Lo que quiero resaltar es la contradicción: ésta en algunos casos se oculta en el silencio conversacional, en el hecho de no dialogar para no verse enredados exponiendo una argumentación cacofónica que repite el sin sentido – lo que hoy se conoce como maromas– y en otros casos en lo dañino que es que sea aceptable presentar una “diferente perspectiva” en temas como el racismo, el clasismo, el golpismo, la violencia, la corrupción o la injusticia social pretendiéndolas como equiparables y confrontables con la democracia, la libertad, la igualdad o la fraternidad. Son dos niveles distintos que NO son equiparables, no es un asunto de opinión.

Encuentro que lo anterior es un claro ejemplo que como resultado de la politización en la sociedad mexicana contemporánea, quieren hacer parecer como polarización. Soy de los que piensan que quienes, por exponerles nuestros argumentos,  nos atacan ( a los que favorecemos las propuestas de la 4T, la democracia y las decisiones mayoritarias en cualquier país, la igualdad, la libertad y otros muchos valores civilizatorios), ya sea -con la vía del silencio, la indiferencia o la exclusión-  o -con la de argumentar la libertad que tienen de opinar cualquier cosa-; no lo hacen por defender lo popular ni lo socialmente deseable, sino que es mera forma de defensa del statu quo, sea el que sea. Y eso es ser reaccionario. Y en México el prianismo es eso, la reacción conservadora.

Además de la evasión a una toma de posición para no verse comprometidos con sus mandamases por parte de la mayoría de la chamacada, las pocas voces que se decantan por un: ¡Sí, sigue López Obrador! confunden la gimnasia con la magnesia.

Si no quieren entender que están frente al movimiento social más grande del mundo en las últimas décadas, que están frente al líder más apoyado por los ciudadanos que le votaron y muchos más que se han dado cuenta de la diferencia entre el pasado reciente y el hoy; y no se dan cuenta que intentar un golpe al gobierno que reúne la visión del futuro del país; es chocar contra un tren que les avasallaría rápidamente. Yo recomiendo muy seriamente que no le “rasquen los huevos al tigre”; en vez de ello tienen dos opciones: o empiezan a amar a este país que nos ha dado tanto o váyanse como dijeron que lo harían si triunfaba López Obrador, ya pasaron 4 años y aquí siguen, jode que jode, creyendo que haciendo berrinche les hará volver al indebido privilegio que mamaron en los sexenios anteriores.

No somos ingenuos y no podemos serlo, en los golpes de estado que se han realizado en Latinoamérica, el sabotaje económico ha sido fundamental para lograr su cometido; el golpismo suave que llevan a cabo algunos actores políticos, económicos y sociales mexicanos va por esta vía; la base económica del país que dejó fondeada el neoliberalismo incide en la dependencia con Estados Unidos. El gobierno mexicano navega en aguas turbulentas azuzadas por la peor generación de políticos del pri, pan, prd y mc que se pueda tener memoria; el estiércol de su calaña baña las ideas de sus seguidores y, sin embargo, con ellos debemos dialogar y preguntarles: ¿Ustedes también quieren un golpe de Estado en México? O sólo sus patrones.

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4T, Desmemoria, Golpismo, México, Oposición, Partidos políticos, Política

¿Convencer?

Democracia es el nombre que se le da al pueblo siempre que se le necesita.

Robert Pellevé, marqués de Flers. 

Se dicen demócratas al tiempo que se niegan a reconocer y practicar los valores propios de ésta. Desconocen, aún hoy, el triunfo mayoritario que fue decidido hace cuatro años en «democracia». Por 4 años han gritado que quieren que se vaya el presidente pero cuando tuvieron la oportunidad -a través de la revocación de mandato- se negaron a participar democráticamente. Son golpistas por naturaleza y tienen el descaro de decir que «defienden la democracia»

Viene una próxima lección, una clase «en vivo» de lo que es la democracia. La marcha rosa opositora de hace unos días, al carecer de sentido argumental y de propuesta política, y, fingiendo que se trataba de la defensa de la democracia y no de la suma del odio del conservadurismo y del nouvelle aspiracionismo ignorante (como aquel al que se refiere Galeano), tendrá una magistral respuesta el próximo domingo 27 en donde se dará valor numérico a una de las primeras acepciones del término: el gobierno de las mayorías.

Cuando Felipe Calderón se convirtió en presidente después de aquél atroz fraude electoral en 2006, fue aplaudido cuando declaró que ganó «haiga sido como haiga sido» con (15,000,284 votos) un 0.56% de votos más que los 14,756,350 que se le reconocieron a López Obrador. La acostumbrada feligresía del conservadurismo y la rapacidad presupuestal en voz de sus portavoces festinó que el número de la votación le daba el triunfo, se jactaron en sesudos análisis que en «democracia», un voto hacía la diferencia.

Esos mismos portavoces y corifeos, a partir de que López Obrador se llevó el triunfo en el 2018 con 30,110,327 de votos, -lo que representa el mayor número porcentual de cualquier otra elección previa y ganada en todos los rangos medibles, por edad, por sexos, por educación, por localidad etc.- cambiaron su forma de pensar para poder llamarle «dictador».

Cuando en las votaciones en las cámaras, las propuestas del presidente, de la 4T, de la izquierda se alzan con un triunfo, de inmediato son consideradas (por la oposición) como imposiciones dictatoriales del indio patarajada de Macuspana. Cuando estos mismos opositores logran un triunfo oponiéndose a las propuestas de López Obrador, son triunfos en democracia.

Es decir, que con el vulgar acomodo del lenguaje, el conservadurismo que busca el regreso al pasado se justifica en su perversidad y, lo que sí me parece grave, dado que controla los medios de comunicación que se han conformado con repetir el dictado discurso de las élites a cambio de recursos, han adoctrinado a parte de la población, la más pobre intelectualmente en términos políticos y, afortunadamente, minoritaria, en repetir como loros sus exabruptos. La marcha reciente es prueba fehaciente de lo aquí dicho.

Si con la rosada caminata del domingo anterior, la oposición dejó claro que no tiene propuesta de gobierno, que no tiene un liderazgo y que su única motivación es el odio al presidente, gobierno y chairos que le acompañamos; y, que su «triunfo» radica en el número de personas que salieron a acompañarlos; como consecuencia directa tendrán la respuesta que les signifique que hasta en eso son perdedores. El próximo domingo saldrá a caminar junto al presidente, ahora sí, en la madre de todas las marchas, el número que multiplique por muchas veces cualquiera que haya sido el que realmente lo hizo en la reciente, incluso el de los sueños guajiros de cualquier descerebrado que osó medirse en esos términos con el arraigo popular de este gobierno.

Si quieren jugar con el número en democracia, tendrán en unos días el número correcto. Una vez más serán sobajados por no haberse atenido a las reglas que ellos mismos pusieron.

Hasta hace poco tiempo yo pensaba que el trabajo en la 4T era convencer a algunos ciudadanos opositores de los logros alcanzados en este gobierno; del manejo macroeconómico, del manejo de la pandemia, de la importancia de las obras de infraestructura, de las políticas sociales y laborales, del programa Sembrando Vida, y sobre todo de la importancia del reparto de becas y subsidios a los más marginados para que hubiera una base mínima que les pusiera en la vía de desarrollo. Sin embargo, es tal la cooptación mediática del discurso de odio que les han fomentado, que es como intentar hablar con la pared; la cerrazón mental a que les han obligado en una idea de aspiracionismo inentendible, de blanquitud forzada como sinónimo de privilegio, de primermundismo y de aceptación de un discurso (éste sí polarizante) en donde a la mayoría de los ciudadanos (rangos del 70%) se nos trata como brutos, corrientes y que no deberíamos tener derecho a votar. Pero, como lamentablemente para estas minorías, sí lo tenemos, entonces la democracia deja de gustarles para convertir sus acciones en un golpismo blando.

Mientras parte de la ciudadanía no entienda el sentido profundo de la democracia y crea que es sólo trabajo de las élites -poderosas pero minoritarias- decidir el rumbo del país; habrá que darles el trato justo que su número en las urnas les den, ni más ni menos.

La democracia no es como el sexo en donde no importa estar arriba o abajo, ambos se la pasan bien; en democracia o se busca un piso parejo que sirva a todos o alguien se la pasa mal. Llama mucho la atención que el típico «wanabi» whitexicanizado no entienda esto.

  • La imagen usada al inicio es de EKO.

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4T, AMLO, Golpe blando, Golpismo, México

¿Golpe al presidente?

Prefiero ser el peor de los mejores que el mejor de los peores 

Kurt Cobian

Si hablamos de la consolidación de un cambio de gobierno obligado por poderes fácticos o militares en contra del presidente López Obrador, no, no hay un golpe. Si hablamos que, bajo el manual bien conocido -por su aplicación en muchos países- para intentar cambiar a gobiernos elegidos legítima y democráticamente, se sigue un patrón de conductas por parte de la oposición mexicana para intentar descarrilar al gobierno y hacerse del poder por la vía del golpismo, sí, sí hay señales.

La receta cantada de estimular el miedo y el odio, desprestigiar al gobierno, desestabilizar la economía, fomentar la violencia, infiltrar con grupos violentos las marchas de protesta, dividir al partido en el gobierno, comprar deslealtades de traidores, y, sobre todo, buscar que haya una percepción de estado fallido; se liga directamente con la campaña en medios de comunicación de descalificar al presidente y su gobierno, sea el tema que sea:

  • Desde antes que fuera presidente López Obrador, la “Operación Berlín” dirigida o financiada por Enrique Krauze, fue el intento para que no llegara a serlo, el uso de recursos privados para incidir en el voto por parte de un grupo de empresarios contrarios ideológica y políticamente al candidato de Morena encendió las alertas de que la oposición que conformaba las élites económicas anti democráticas harían lo que fuera para evitar que triunfara el movimiento 4T.
  • Una vez en el poder López Obrador, y ante el hecho consumado de la cancelación del aeropuerto de Texcoco (que parece ser el detonador para expresar y permear el odio irracional de los opositores) aunado a  que se recortó más del 80 por ciento del gasto en publicidad oficial y que se eliminó la contratación directa a favor de aquellos columnistas que a cambio de recursos decían lo que el gobierno en turno quería que dijeran; la oposición optó por iniciar lo que se conoce como un Golpe Blando.

En el caso mexicano, Golpe Blando es aquél que a diferencia de la toma del poder político de manera repentina por parte de un grupo de poder de forma ilegal y violenta, generalmente a mano de militares, es el que se hace de modo encubierto, no tradicional, de manera “suave” sumando eventos, discursos, noticias, con el fin de que la suma de hechos que parecen aislados den una idea de deterioro social que el gobierno no puede controlar; su recurso publicitario es la no violencia -aunque la promuevan y patrocinen de manera agazapada-, el buenondismo y la preocupación por causas amplias, llámense feminismo, derechos humanos, ecología, defensa de niños con cáncer, manejo de covid, críticas a la construcción de obras públicas. Cualquier tema sirve contraponiendo mentiras a la realidad para que ante cualquier acto de gobierno surja la crítica y respuesta contraria, sin tamices.

Parte del éxito de esta forma de golpismo es que parte de la ciudadanía (la más iletrada, aspiracionista,  conservadora y reaccionaria),  les  “compra” su historia a través de medios de comunicación que se prestan a ello, de influencers y youtuberos, y de columnistas muy conocidos, respecto a causas, origen y responsabilidades de cualquier tema: periodistas asesinados, medio ambiente, la siembra de transgénicos, la violencia en el estadio en Querétaro, la violencia en Michoacán, Quintana Roo, Tamaulipas, la resolución del Parlamento europeo, la reforma eléctrica, el nuevo aeropuerto, las acusaciones de corrupción de la familia del presidente, la prohibición del uso de glifosato,  la posición de México ante el conflicto ruso-ucraniano, la cancelación del fracking, las pensiones universales, la obligatoriedad del pago de impuestos a grandes empresas,  todo, cualquier cosa, bajo su forma de presentar las noticias y la información; implica un tache para el gobierno.

El antecedente ideológico de este tipo de golpe, refiere a Gene Sharp, el teórico que se ha dedicado a formar los golpes las últimas décadas: desde Lituania, pasando por Yugoslavia, Georgia, Túnez, hasta sembrar su semilla en Latinoamérica con sus manuales de tácticas usados en Ecuador, Honduras y Brasil (en este caso para derrocar a Dilma Roussef y encarcelar al ex presidente Lula y evitar su regreso al poder). Su táctica habla de 3 etapas:

  • Un individualismo que identifique una causa de desagrado personal para desconocer al Estado (Ablandamiento).
  • Una vez que se conoce ese motivo de descontento se justifica el desacato a la autoridad y se le moviliza para la crítica (ya no individual) social. (Deslegitimación y calentamiento de calle)
  • De ahí a promover un motivo más amplio que unifique intereses diversos, es decir una ley superior a manera de “defender la libertad”, “liberarnos del tirano”. Para de ahí pasar a combatir al “dictador”, eso sí, diciendo que su protesta no es violenta. El gobernante a derrocar habrá resumido en su persona miles de frustraciones, no lo respaldará la constitución, ni las elecciones democráticas y, si reprime será dictador, y si no, será porque es débil y no puede gobernar.

No es coincidencia el unísono ataque de INE, COPARMEX, LATINUS, FRENA, PAN, PRI, PRD, chumeles, calderón, fox, xgonzález, lozano, zavala, etc. para hacer permear un mensaje de decepción, de que las cosas están mal, que todo lo que se ha hecho es negativo, que el amplio apoyo al gobierno y al presidente es inexistente y en caso de que existiera es fruto de la ignorancia.

Hasta ahora, este golpe blando no ha sido exitoso, por una parte porque cada uno de estos opositores, grupos o personas, tienen intereses propios que no están dispuestos a dejar de un lado por una causa común (por más negativa que sea), así que le meten ruido y dinero pero a su propia conveniencia; y por otra, y que también es la razón de que no lo será, es por el amplísimo apoyo popular del que goza este gobierno, los ciudadanos que buscamos un mejor país somos la clave para que no pasen.

No hay que perder de vista que insistirán y que será una lucha diaria por su parte para descarrilar este proyecto, esta derecha quiere muertos, el estado no se los ha dado pero los van a seguir buscando.

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