2024, 4T, AMLO, México

Noticias de un sexenio.

No guardo rencor, pero tengo buena memoria.

A la hora de hablar sobre el resultado de las políticas públicas del sexenio lopezobradorista, bastaría un dato para su evaluación: hoy hay muchos millones menos de pobres que hace seis años. Porque ser pobre es una mierda, ser pobre es no tener posibilidad de cubrir tus necesidades básicas, tu comida, luz, techo, salud, educación para tus hijos. Hablar de pobreza es partir de no olvidar lo duro que es para quienes la sufren. Más allá de las carencias económicas hay que hablar de la angustia y medio en que se vive esta condición, una condición en la que además es muy posible que nadie, más que el que la vive, preste atención. Sí, no hay otra forma de decirlo, ser pobre es una mierda.

En los dos sexenios previos al actual, el de Calderón y el de Peña Nieto, el número de personas pobres en México creció en 15 millones, un promedio de 125,000 pobres más cada mes. Con datos de CONEVAL, en los primeros cuatro años de este sexenio, del 2018 al 2022, más de 5 millones de personas salieron de la pobreza (un promedio de cien mil personas por mes). El CONEVAL tendrá datos de los dos últimos años hasta el 2025, sin embargo, el Banco Mundial ya emitió su reporte llamado Macro Poverty Outlook en donde dice que la pobreza en México disminuyó durante el sexenio en 9.6 millones de personas. Una reducción de 8.6% respecto al inicio de este gobierno. De 35.7 millones de pobres a 26.1 millones.

Solo en este rubro, la comparación entre el resultado de los gobiernos previos a López Obrador y el suyo, nos hablan de un logro extraordinario; solo con este dato el presidente podría retirarse tranquilo a “La chingada” sabiendo que cumplió su objetivo.

“Por el bien de todos, primero los pobres”, ¿recuerdan quien lo dijo?

Pero además de lo anterior, que insisto en que ya es un dato extraordinario, hay más de donde definir qué tan bien lo hizo este presidente y si su modelo fue transformador.

  • Lo que se puede medir, los datos económicos: Disminuyó la pobreza laboral, en 2018 era del 41% y al 2º trimestre del 2024 iba en 35%; se evitó la devaluación del peso frente al dólar y durante gran parte del sexenio de hecho nuestra moneda se reevaluó; el endeudamiento público fue menor al de cualquier otro sexenio del periodo neoliberal; se incrementaron los salarios en un 113% al pasar de 88 pesos diarios en 2018 a 248 en 2024. La inversión extranjera directa fue mayor que la de cualquier otro periodo sexenal. El 71% de los hogares mexicanos reciben algún apoyo social.
  • La manera de comunicar: Antes de este sexenio la mayoría de la población se “informaba” a través de medios, periodistas y analistas que cobraban dinero a los gobiernos en turno para decir lo que estos quisieran decir, o no decir lo quisieran que no se dijera. López Obrador cambió el modelo, exhibió a todos esos periodistas y medios como los contumaces mentirosos que, a cambio de haberse hecho millonarios, vendieron sus plumas.

Ahora, en vez de eso, nuevos medios formales e informales se presentan diariamente a “La mañanera” y preguntan lo que consideran necesario. La libertad de expresión, como nunca se ejerce a plenitud. Las redes sociales ayudaron a que las fuentes de información de las que se alimenta la ciudadanía sean muchas e inmediatas. Se transformó el modelo de comunicación, se dice fácil pero su implicación es radical e irreversible.

  • El cambio en la sociedad: La polarización que significa la pobreza y la desigualdad (que es la única polarización de la que habría de preocuparse) fue cambiando con el paso de estos años a una politización derivada de que los mexicanos, en su mayoría, se sienten parte de un proyecto de Nación. La gestión de gobierno hizo recaer en el pueblo todas las decisiones, y ese “pueblo” optó por lo que le beneficia y no lo que requiere otros países, grandes corporaciones y élites mexicanas. Creo que esta transformación en la mentalidad y psicología de los mexicanos es el mayor triunfo del primer sexenio de la Cuarta Transformación.
  • La oposición: Se vio obligada a expresarse, ya sin tapujos, sobre su desprecio a las mayorías del país. A los pobres por pobres, a los morenos por morenos, a los que no somos como ellos por no serlo. Se sacó del closet al conservadurismo clasista que se escondía bajo el manto de izquierda progre; de wanabis a quienes no alcanza la quincena para pagar tarjetas de crédito; de whitexicans sin espejo; de estudiados en universidades de “élite” profundamente ignorantes. Tan se demuestra este punto que después de vestirse de rosa y pasear algunos sábados, sólo les alcanzó para tener de candidata a quien tuvieron, no se si eso sea el karma, o tan solo la respuesta del universo a su retrogradismo.

Por sus resultados, López Obrador es el mejor presidente en la época moderna, ¿fue perfecto? no, nadie esperaba que lo fuera. Y sin embargo supera por mucho a sus antecesores, no hay comparación posible entre los resultados que entrega al cierre de su sexenio con lo que representaron los anteriores. Es en los gobiernos anteriores donde el resumen es más pobreza, mayor desigualdad, menor obra pública, menor inversión, mayor devaluación, corrupción etc.

Al cierre sexenal, la encuestadora Demotecnia (de las Heras) dice que 8 de cada 10 encuestados creen que AMLO sí logro una transformación en el país.

La agudeza política del presidente radica en que construyó su gobierno de la mano de los ciudadanos, por eso fue invencible, por eso se retira después de que su partido y aliados hubieran ganado la mayoría de los gobiernos, congresos, senadurías, diputaciones y presidencia. Por eso la ciudadanía optó por una mujer como futura presidenta, porque esa politización de la que hablé antes dijo que quiere el segundo piso de la mano de alguien que comparte, desde su inicio, el proyecto de nación en el que hoy nos encontramos.

La oposición gusta de decir que ellos son mejores, por eso desprecia a quienes acompañamos a este mandato, se le olvida que, tanto por López Obrador como por Claudia Sheinbaum, votó la mayoría en todos los niveles educativos, y por género, y por edad, y por condición social y económica. Y no quieren ver que representamos un modelo exitoso y transformador. López Obrador cumplió, la oposición en su acostumbrado papel perdió todo lo que podía haber perdido, incluso la vergüenza.

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2024, AMLO, Destino, México

Ave de tempestades

«Me entenderás… cuando te duela el alma como a mí». Frida Kahlo.

Son variadas las interpretaciones al significado de un ave de tempestades, aparece en la mitología griega, romana y mesopotámica; a veces aparece como el que hace las tormentas y a veces como el que las apacigua. López Obrador cumple a la perfección el dual papel: hace las tormentas, altera el status quo con una frase, incluso con tan solo una palabra; trastoca las acostumbradas formas políticas, altera la usual teoría sobre gobernanza y, a la vez, con un gesto, una respuesta, una llamada o una decisión que hace pública, acomoda, sosiega y transforma sutil o radicalmente el México que le tocó gobernar.

En un mundo en que un genocida como Netanyahu es aplaudido por el Congreso estadounidense (y la derecha mexicana); un neo-fascista como Milei es enaltecido mientras, a ritmo de tango, acaba con el país que dirige (y la derecha mexicana sonríe); un presidente elegido democráticamente como Castillo es encarcelado y una golpista usurpadora como Dina Boluarte usurpa el mando (y la derecha mexicana mira para el otro lado); la élite económica -del que se dice el país más poderoso del mundo- decide que un anciano no puede competir en las elecciones pero que un delincuente convicto y racista sí (y la derecha mexicana asiente);  en medio de esta promiscuidad ideológica, tan propia del rapaz conservadurismo, López Obrador se impone como la calma en medio de la tormenta del nuevo orden global.

En una América en que la genuflexión de los presidentes mexicanos -en los seis sexenios neoliberales- al gobierno estadounidense fue la constante; en que la relación de México con los países de Centro y Sudamérica dependía de lo que autorizara el vecino del norte; la llegada al poder del macuspeño modificó, por una parte, la sumisión por soberanía y por la otra corrigió la displicencia por fraternidad bolivariana ** intentando que los gobiernos latinoamericanos encuentren incentivos de vecindad común.

En cinco líneas se cuenta fácil, pero la magnitud de lo sucedido en la relación mexicana con sus vecinos al norte y sur representa un diluvio como no se había visto desde el cardenismo y la expropiación petrolera. Tan solo con capear las tensiones del ascenso de China y el incipiente declive de Estados Unidos –ambos principales socios comerciales de la región y el segundo el más importante de México, ya es gran mérito. Nuestra ave de tempestad a su vez, se transformó en el alción, esa ave a la que se le atribuía el poder mágico de apaciguar las tormentas, López Obrador ordenó la relación entre unos y otros estableciendo límites acordes con el derecho internacional y dándole valor a la importancia que tiene la historia y la economía mexicana.

Y México avanzó a pesar de sus derechas.

En un México acostumbrado a que la desigualdad fuera vista como normalidad, y que la pobreza de tantos representara la frialdad de un número y la amoralidad de la derecha mexicana; llegó la tormenta lopezobradoriana para lanzar un misil “Por el bien de todos, primero los pobres”. Y en 6 años se comprobó que esa bala enorme llevaba no muerte y destrucción sino las bases de un mejor país.

Como resultado de la fuerza, dolor y sentido de esa frase, en promedio en este sexenio cada mes han salido de la pobreza cien mil mexicanos. Durante los dos sexenios previos, el del criminal Felipe Calderón y el del corrupto Peña Nieto, al revés del caso anterior, cada mes de esa docena de años se incrementó en cien mil el número de pobres. https://www.milenio.com/opinion/gerardo-esquivel/columna-gerardo-esquivel/cien-mil-pobres-menos-por-mes. Finalmente para México la calma llegó después de la tormenta.

Y México avanzó a pesar de sus derechas.

Y el brutal paradigma de muerte se transformó en “abrazos y no balazos”; seis años después se empiezan a ver los resultados, la ascendente curva de crimen se detuvo e inició su amaine.

Y México avanzó a pesar de sus derechas.

Después de los brutales ataques (sic) que la derecha mexicana recibió en este sexenio, esos duros soplidos que les arrojó el ave de tempestades que les dijo: fifís y corruptos y les provocó caer  en un llanto que no aún no acaba; México pasó de ser la economía 14 a la economía 12 del mundo, superando a España y Corea del Sur; los trabajadores mexicanos tuvieron el mayor incremento salarial en la historia; todos los ciudadanos se beneficiaron de políticas sociales (incluyendo a los que marchan rosa y después se forman en la fila de su pensión) y, México desplegó infraestructura como pocas veces se había visto antes: refinería, aeropuertos, carreteras, puentes, caminos, trenes, parques y desplegó con ello el futuro desarrollo de zonas del país que por décadas fueron dejadas de lado.

En un México en que el clasismo, el racismo y el wanabismo fueron el alimento de generaciones y que muchos grupos adoptaron (los peores y los más simples e ignorantes de su momento); nuestra tormentosa ave les arrojó la más poderosa arma que jamás ha existido, un espejo. Se los puso enfrente y lo que vieron es vergüenza, una rosada inmoralidad que les ubicó en el justo lugar al que pertenecen, el de la minoría perdedora que el 2 de junio les mostró su realidad.

Y sí México avanza a pesar de estas derechas, a pesar de otras aves.

México como el Ave fénix, que resurgió de las cenizas de aquella muerte que nos habían asignado; la derecha como Ave de mal agüero de la que hay que alejarse como de la roña. México frente a los Pájaros de cuenta, a los Pájaros nalgones, frente a los Zopilotes, Buitres y Chachalacas.

 Si fuera poesía, México es aquél del verso de Salvador Díaz Mirón:

Los claros timbres de que estoy ufano
Han de salir de la calumnia ilesos
Hay plumajes que cruzan el pantano
Y no se manchan… ¡Mi plumaje es de esos!

Si fuera poesía, a la derecha mexicana le va más esto de Thomas Macaulay:

“Su imaginación se parecía a las alas del avestruz. Le permitían correr, pero no volar”

Ya que hablamos de aves, López Obrador es una rara avis, una persona como él es muy difícil de encontrar, para México ha sido extraordinario tenerlo, para la oposición ha sido la tormenta que volcó sus sueños de realeza. Muchos (disfrazados de Barbies) no coincidirán con esto, con la extrordinariez que le atribuyo a AMLO; está bien que así sea, hay un dicho en Costa Rica que dice: “la miel no se hizo para los chanchos”. Qué van a entender de sentimiento y amor a México, qué van a entender del dolor de la pobreza.

Entre otras razones si no ¿Por qué Andrés Manuel es el 2º presidente mejor valorado del mundo? (https://pro.morningconsult.com/trackers/global-leader-approval); si no ¿por qué Andrés Manuel tiene más del 72% de aprobación en México en el promedio de todas las encuestas?  Incluyendo las de las encue$tadoras que no lo quieren y que daban a Xóchitl Gálvez como ganadora el 2 de junio (https://polls.mx/aprobacion-presidencial/). Nota: La más reciente encuesta de la casa Mendoza Blanco (que es de las más acertadas en sus encuestas previas a la elección) da una aprobación para el Presidente del 83%.

Porque no hay tantos tontos, tonto es quien no entiende a López Obrador y su presidencia; tonto es quien piensa que el pueblo es tonto.

** https://revistadecentroamerica.org/index.php/america-latina/55-america-latina-simon-bolivar-la-carta-de-jamaica-y-la-unidad-latinoamericana

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2024, AMLO, México, Morena

Que 6 años no es nada…

“Pocos se imaginan cuánta tristeza fue necesaria para resucitar Cartago” (Flaubert). Cambien Cartago por México.

La revolución francesa incorporó un nuevo calendario, hoy podemos interpretar que no solo por la intención de medir el tiempo de otra forma, sino más bien como el inicio de un compendio histórico. El calendario de la 4T no inició en el 2018, se viene construyendo desde hace siglos, en él están presentes todos los momentos que nos trajeron al hoy, incluyendo -de manera resaltada- también la hipocresía del conservadurismo y su pretensión de heredarnos un porvenir de migajas; es necesaria la perspectiva amplia para no agotarnos en pequeños circunloquios porque esto apenas empieza, que 6 años no es nada.

Estamos frente a otra de las batallas más importantes de este sexenio –la conformación del Plan C y con ello la reforma al poder judicial- también del inicio de las decisiones fundamentales y formación de equipo de trabajo de la presidenta Sheinbaum pero, como si esto no fuera lo importante, por ahí andan algunos distraídos en quién ocupará una diputación plurinominal. Lo de Mayer, el plurinominal en cuestión, es un sapo a tragar, porque en política se tragan sapos, en la construcción de mayorías se tragan sapos que son necesarios para haber logrado lo que se obtuvo:

  • Se ganó la presidencia, las Cámaras de Diputados y Senadores, 7 de 9 gubernaturas, cientos de municipios y alcaldías. A pocos días de la elección estamos por aprobar la tan anhelada reforma de justicia y otros cambios constitucionales que promueve Claudia Sheinbaum como es la de pensiones a mujeres de 60 a 64 años y la de no reelección de diputados y alcaldes.
  • En la casa de enfrente, la derecha se encuentra en una extraña paradoja: mientras los partidos perdedores andan por los duelos, agravando su derrota con la traición a su propia causa, arrinconados en el desprecio de sus propios votantes hacen cuentas para saber para qué les alcanza el presupuesto que tendrán a partir de ahora -que se antoja  insuficiente para la horda de rapiñeros que pululan históricamente en esos institutos- a la vez que un ejercicio de catarsis que los lleva a mentarse la familia entera,  es divertido ver en que acabaron aunque es patético el papel con el que se dicen: tú eres un pillo, tú lo eres más. Así el PAN vs. el PAN, así el PRI vs. el PRI. Las victorias unen, las derrotas separan. Recordé el diálogo de la película de Benton de 1979, “Kramer vs. Kramer”: – ¡Te odio!
    – ¡Y yo a ti!
    – ¡Quiero a mi mamá!
    – Soy todo lo que tienes.

Por su parte, los medios de comunicación, lobistas y representantes de las podridas élites de este país, arrecian su guerra sucia ahora para robarse en tribunales lo que ganamos en la elección. Esa paradoja explica que por sobre los partidos están los titiriteros que no obstante la derrota de los primeros seguirán impulsando la ruindad, ergo, la guerra sucia se mantiene. ¿Y nosotros distrayéndonos con el bailarín que ya nos traicionó, que votó en contra de todas las reformas de la 4T, que insultó a los morenistas y que apoyó las marchas rosadas? Que nos sirva para lo que nos sirva y después él decidirá si jala la cadena de su excusado.

Si la suma de lo que ganamos más lo que quedó de ruinas en el congal que conformó el mareo rosa, no nos es suficiente para decirnos vamos bien, vamos muy bien, y que la dirigencia del partido hizo un gran trabajo; entonces hay un egocentrismo por parte de quienes prefieren ver tan solo para su propio interés. Hay una forma muy simple de verlo, ¿Qué teníamos hace 10 años, hace 6, hace 2 meses, el 3 de junio? Hacer ese recorrido puede abrir los ojos a más de uno que se solaza en la crítica de lo que –en este momento- no es sustantivo.

Tenemos que comprender lo sucedido en estos años de 4T para aprender la lección a manera de legado: unidos somos imparables, separados nos desgastan.

En 2018 recuperamos y le dimos sentido a lo que la sociedad había perdido, la orientación del ideario de la Independencia, la Reforma y sobre todo de la Revolución: que la sociedad fuera más igualitaria y se acotara a las élites que depredaron los recursos públicos. Recuperamos también la capacidad de encarnar la historia como aquella de los individuos y no la de las hazañas en abstracto. Eso, que en mi opinión es el mayor legado de López Obrador, resume el tamaño de sus hechos, de nuestros hechos.

Mientras escribía esta columna, recibí la columna del sociólogo y compañero nuestro en el movimiento cuatroteista, Germán Castro, https://losreporteros.mx/no-gracias-a-ti/; la sintonía con lo que yo pensaba también escribir hace necesaria que la comparta (tanto en el sentido de transmitir como de coincidir). Me parece concordamos en que es mucho lo que hemos hecho y avanzado pero añado también que es mucho más lo que nos falta por lograr.

No es momento de pensarnos en un presentismo indeterminado como el que la derecha pretende, sino continuar en la idea de la marcha continua hacia el futuro. Hay un pasado que nos destruyó, y ese pasado está ahí, cito al historiador Fernando Cuesta en su semblanza sobre el gran filósofo Walter Benjamin: “El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza solo le es dado al historiador perfectamente convencido de que ni siquiera los muertos estarán seguros si el enemigo vence. Y ese enemigo no ha cesado de vencer.”

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AMLO, Historia, México

Pata rajada de Macuspana

«¡Olvida la muerte y busca la vida!»

Gilgamesh

Presidente:

Érase una vez un México imbuido de desesperanza y desencanto, un país roto en sus certezas y en camino hacia el precipicio social producto de la arrogancia de élites económicas, políticas y sociales que -bajo una lógica de clasismo, racismo e individualidad- intentaron despojar la cosmogonía mexicana de su sentido de comunidad.

Y llegaste tú, como vocero, representando para muchos una posibilidad de salvación en este país exacerbado, a contarnos una nueva narrativa en la que te hundías en los momentos más significativos de la historia nacional  para explicar y, sobre todo, recordar,  de dónde venimos; y nos hablaste así de nuestras transformaciones, de los sueños y posibilidades de un México que se presentaba herido y agotado.

Eres constructor de una nueva historia, esa que dice que puede haber algo mejor, esa que se contrapone a la idea del “así nos tocó vivir” sólo porque unos pocos, en su propio beneficio,  asignaron el papel que cada mexicano debía seguir para que el histórico saqueo de recursos pudiera realizarse.

Como nadie, entendiste que la única polarización posible de hablar se refiere a la desigualdad económica y social; y que el racismo entre los propios mexicanos es uno de los forzados pilares sobre los que se construyó el país; y que, finalmente, el clasismo es el aniquilador de la convivencia nacional. Y a partir de que interviniste, México no es el mismo, defendiste a los tuyos, a ese todos tan separados de sus procesos de identidad, reconstituiste un tejido ajado en cientos de años y particularmente en las últimas décadas.

¿Con cuántas personas se llena el Zócalo? preguntan los curiosos: con uno, contigo, la gente te sigue y así es que te conviertes en héroe; debe ser difícil porque enfrentas pruebas que en los hechos representan un carácter ontológico porque te convierten en un personaje fundamental en la construcción de nuevos referentes culturales que te dejan muy poco espacio para fallar.

No eres como los héroes míticos de la antigüedad, obviamente; representas un heroísmo contemporáneo que te transforma paso a paso en mito, aunque algunos no lo ven, no lo quieren ver o ¡no lo están viendo! cuando frente a sus narices te conviertes en un arquetipo que responde a patrones universales e inmutables, creo yo, en donde no te circunscribes a una sucesión de avances y retrocesos, entre pasado y presente, entre lo bueno y lo malo; sino que fundamentalmente  rechazas el concepto del destino para anteponer la idea de ciudadano, de hombre libre.

Cuando la oposición te ve como el conductor de la voz de la mayoría no te soportan, para ellos el único héroe a considerar es el vencido; es aquél del que puedan decir: sí, fue y acabamos con él. El problema del héroe, del mito López Obrador es que hoy eres de carne y hueso, hoy eres el hombre en el gobierno, el hombre al que sigue la mayoría de mexicanos y por lo tanto antes de que trasciendas como mito histórico intentarán destruirte; saben que si al acabar tu gobierno la persona que continúe tu labor no es de los suyos, están acabados. Ellos necesitan o, destruirte ahora o, destruir tu legado bajo un siguiente gobierno a su cargo.

Mañana habrá una marcha, hiciste un llamado y acudirán millones, los que estamos contigo intuimos que lo haces para mostrarle a los opositores la fuerza que les haga detener cualquier intento de ruptura social.  Mañana sabrás una vez más, constatarás lo que representas para este país al que alguna vez le llamaron “de jodidos” Tienes un gran compromiso que es el de los héroes, el de los que ya nos son para sí sino para los demás.

Te amolaste estimado presidente, así te toco vivir, es tu sino del que no tienes escapatoria; somos afortunados a quienes nos tocó contemporizar contigo y vivir la transformación que has provocado.

Por los otros no te preocupes, algunos de ellos tienen recursos inagotables para ellos y sus descendencias, otros se convirtieron en traidores cuando, aunque en algún momento se decían cercanos obradoristas, se dieron cuenta que tu gobierno no era para repartirles prebendas; y en las mitologías históricas los traidores acaban mal.  Y otros, los más, tan solo vivirán con la desventura de no entender la trascendencia histórica en la que estamos y la vergüenza de haberse dejado manipular por los mismos que ocasionaron la tragedia mexicana que muchos, encabezados por ti, intentamos revertir.

Realizar hace al héroe, no hace cosas por serlo sino lo es porque las hace, hay mucho trabajo aún, mi opinión ciudadana es: deshazte de la basura, aniquila con las posibilidades legales de tu puesto a los conjurados que ya conocemos y cuando acabes vete a “La chingada” a descansar. Aunque he oído que los héroes no descansan.

Te han puesto un buen sobrenombre, uno muy bonito: Pata rajada de Macuspana: el trabajador de la tierra que lo vio crecer. Si te querían insultar, también, una vez más, se equivocaron, te halagaron aunque no entiendan por qué.

El 18 de julio de 1872, cuando el presidente Juárez, al que tanto admiras presidente, estaba a horas de morir de angina de pecho, escribió una carta, la última de sus muchas escritas, en esa breve carta de la que no me explayaré decía: “Las cosas por acá siguen siendo buenas como habrá visto usted…”  Que así igualmente sea cuando en el año 2024 entregues el poder: que las cosas sigan siendo buenas.

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