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El tamaño sí importa

«O se acaba ya con los comportamientos mafiosos del PRIAN o éstos acabarán con el país»

Las 6 gubernaturas en juego electoral mañana, no harán otra cosa que  confirmar el crecimiento del proyecto 4T y la minimización de PRI y PAN. Estamos ante la cercana desaparición del PRI y el ajuste a la baja del conservadurismo, este año no perderán más estados porque no hay más elecciones.

En las elecciones del 2018, la composición política del país cambió de manera radical, más allá del cambio en el poder ejecutivo que trajo a López Obrador a la presidencia, los gobernadores de los estados pasaron de:

2012: 18 PRI, 7 PAN, 5 PRD  

2018: 12 PRI, 12 PAN, 5 MORENA, 1 PRD

2021:4 PRI, 8 PAN, 17 MORENA.

Cuando se antepone el interés privado a los intereses públicos; y la ambición privada, la avaricia y la fascinación de ejercer el poder determinan la política, el interés público necesariamente pierde. Esto es lo que explica el radical cambio electoral en tan pocos años porque hoy existe una ciudadanía mucho más politizada y atenta a los cambios que suceden en su beneficio que no está ya dispuesta a perder.

Ningún gobierno neoliberal tuvo el ingenio para ver que el presidente tenía  una tarea mayor que la búsqueda de lo “mío”, los ciudadanos se (nos) habían acostumbrado a que las cosas eran como eran, a que no se saldría de la postración, a que los hijos de los pobres seguirían siendo pobres porque así era, porque se normalizó la desigualdad y la inseguridad, porque ningún medio de comunicación decía la verdad, porque se sistematizó la sinergia entre corrupción y políticos.

Así como en el territorio, el poder tiene un tamaño, el beneficio de las mayorías va por la vía de acrecentar ese tamaño. Mientras siga habiendo estados en manos del PRI y del PAN, estos seguirán sirviendo como caja chica de los partidos y sus dirigentes; la historia lo confirma: en la cárcel están o estuvieron Mario Villanueva (PRI), Javier Duarte (PRI), Tomás Yarrington (PRI), Roberto Sandoval (PRI), César Duarte (PRI), Jorge Torres López (PRI), Andrés Granier (PRI), Jesús Reyna (PRI), Guillermo Padrés (PAN), Jaime Rodríguez “El Bronco” (PRI-Independiente); y eso que muchos otros gobernadores -aficionados al uso de los recursos públicos en beneficio propio, de sus familias, de sus amigos y de sus partidos – han librado la suerte de que se les persiga.

Cada paliza que la ciudadanía le propina al PRI y al PAN en las urnas, es un golpe al crimen organizado, es un rompimiento de la estructura de la narcopolítica. Así como el gobierno del capo Felipe Calderón se alió al narcotráfico de manera directa poniendo a su secretario de seguridad García Luna al frente de la administración del tráfico de estupefacientes a cargo de distintos cárteles, así los gobernadores de PRI y PAN en sus estados han servido para acompañar a las mafias de todo tipo.

Una de las elecciones de mañana es la del estado de Tamaulipas que hoy gobierna el panista  Sr. Cabeza de Vaca, ese estado penetrado hasta el tuétano por el narcotráfico en el que éste gobernador por el PAN y sus 4 previos gobernadores por el PRI: Cavazos Lerma, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández y Edigio Torre Cantú; han sido acusados en México y Estados Unidos de delitos relacionados a narcotráfico y lavado de dinero. Cualquiera que apueste que Cabeza de Vaca se fugará del país en cuanto acabe su sexenio, o antes si puede, ganará.

Aunque los medios tradicionales de comunicación no dicen la verdad sobre las campañas en Quintana Roo, Oaxaca, Tamaulipas, Durango, Aguascalientes e Hidalgo y la expectativa de sus resultados, las encuestas serias coinciden en que el domingo será una debacle para los opositores a la 4T. Es papel de los ciudadanos de esos estados salir a votar y cuidar los intentos que, seguramente, habrá por reventar las elecciones.

Estamos ante las patadas de ahogado de los partidos PRI, PAN, PRD y MC que se toparán en unas cuantas horas con el resultado de su descomposición; su historia les condena, sus candidatos propuestos les exhiben, las dirigencias de sus partidos les reprueban. Aquellos que creyeron que votar en contra de la reforma eléctrica, aquellos que le apostaron a dar el litio a manos privadas, aquellos que se han opuesto a las pensiones, a la construcción de hospitales, aeropuerto, refinería, carreteras y tren, tragarán una amarga medicina en pocas horas.

Después de estas elecciones, MORENA se convertirá en el partido con más gobiernos en los estados desde el año 2000 y preparado para disputar el siguiente año los dos que le resten al PRI: el Estado de México y Coahuila; el PAN mantendrá un pequeño grupo de estados que se cuelgan del conservadurismo aspiracionista característico de la derecha.

Y a partir de esto, la elección mayor: el 2024 en donde se refrendará la 4T como proyecto nacional enfrentándose a una oposición envuelta en un pasticcio sin ideología alguna que buscará mantener o recuperar privilegios y acceso al presupuesto público, porque para la oposición el único interés en gobernar se escribe con $.

Ese Leviatán que para México representa las élites económicas, políticas, intelectuales y delincuenciales se toparon con la horma de su zapato; jamás pensaron que ese pueblo al que excluyeron sería el que los excluiría de las decisiones del poder político.

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4T, El péndulo mexicano

La buena noticia: nada es para siempre. La mala noticia: nada es para siempre.

Ningún régimen político piensa en su fecha de caducidad, durante su momento de gestión se ve a sí mismo como imprescindible y le es más importante su visión de presente que la de futuro. El mundo moderno, actual, en que cada día las personas vivimos con más incertidumbres y estamos en un alejamiento constante de dogmas de toda índole: familiares, morales, religiosos, económicos; los gobiernos son los únicos que se aferran, a decir de sus partidos políticos, a que su planteamiento e ideología es y será para siempre.

Si algo nos ha enseñado la historia es que así como en la vida de mujeres y hombres todo es pasajero, en la política también.

Bien decía Maquiavelo en El Príncipe: “La naturaleza de los pueblos es muy poco constante: resulta fácil convencerles de una cosa, pero es difícil mantenerlos convencidos”.

Y nada más falso que la permanencia, el mundo, las sociedades, los países cambian de formas de gobierno cada cierto tiempo: así como la Revolución francesa llevó a Francia de una época de absolutismo y feudalismo a un radical cambio hacia la soberanía popular o así como España rompió con una férrea dictadura franquista para dar paso a un gobierno electo democráticamente y con un giro hacia políticas socialdemócratas como las que representó el triunfo de Felipe González de la mano del PSOE en 1982.

Así el ejemplo de la historia de México rompiendo de manera muy radical y nada tersa con esquemas previos de organización social en su Independencia de España que la libera del dominio de este país; en la Reforma que modifica en leyes la relación con la Iglesia y da pie a la Constitución de 1857 y plasma el triunfo de los liberales sobre los conservadores; y en la Revolución que como resultado incorpora nuevos derechos sociales en el Constituyente de 1917. Y, más recientemente, en el giro histórico que representó el triunfo (tan amplio que esta vez no pudo ser robado) de López Obrador y Morena.

Este aprendizaje y experiencia que nos da la historia lleva a la 4T y al gobierno del Presidente López Obrador a tenerlo muy presente y, en consecuencia, a encaminar a que la transformación que se lleva a cabo, quede bien anclada en leyes, formas de operación, cambios constitucionales y reorganización administrativa pensando en que esto también pasará algún día. Que a la manera de un péndulo el país podrá moverse hacia otras ideas políticas y que se debe proteger que cualquier cambio no implique un retroceso al pasado de corrupción, saqueo, crimen y desigualdad en que se condujo al país por los gobiernos pasados, particularmente desde Salinas pasando por Zedillo, Fox, Calderón Peña Nieto.

Así hoy la 4T que avanza, entre otras cosas aunque de manera principal, en lograr cambios profundos que provoquen mayor igualdad de oportunidades para todos, reconstruir el tejido social que la polarización real ocasionada por la enorme desigualdad económica en que vive el país ocasionada por las políticas neoliberales seguidas en los últimas tres décadas, resolver la inseguridad que ocasionó la guerra sin sentido y estrategia del calderonato, acabar con la corrupción que ha permeado a todos los gobiernos priistas y panistas sin excepción y  enmendar de alguna manera las formas clasistas y racistas que aprendió e hizo propias buena parte de la población conservadora; debe, por necesidad dejar estructuras sólidas que hagan imposible o por lo menos dificulten un retorno a las causas de la tragedia en que vive gran parte de la sociedad. El trabajo de los siguientes dos años por parte de las Cámara de Diputados y de Senadores se vuelve fundamental por lo que Morena debe tener a los mejores y más leales legisladores al frente de las comisiones, representaciones y coordinaciones y, no ceder ningún espacio que no sea estrictamente obligado a los partidos opositores por razón de amabilidad política.

Los vividores del pasado que acechan recuperar privilegios seguirán intentando embaucar a quienes les escuchan y siguen para obtener en algún momento los votos que les regresen el bastón de mando y, sobre todo, las arcas presupuestales con las que se enriquecieron.

A cada cambio de ley, proyecto de obra, estrategia o decisión política que el gobierno actual ejecuta e implementa; la respuesta opositora invariablemente ha sido el intento de bloqueo por la vía judicial, cientos de amparos se han presentado ante cada decisión y aunque con el paso de los días y meses estos instrumentos van cayendo y se resuelven dando la razón al presidente López Obrador, nos muestran el terror que causa en la Oposición ver que los cambios son profundos, sustentados y que revertirlos será tarea titánica. Le apuestan a cambio de gobierno, le apuestan a un régimen que les regrese al poder; su apuesta la perderán si el anclaje de las políticas de la 4T es sustentada en la ley y la Constitución.

Henri Bordeaux, el escritor francés que en su obra literaria hablaba recurrentemente sobre la lealtad decía: La política es la historia que se está haciendo, o que se está deshaciendo”.

 El avance de la sociedad hacia nuevas formas de organización y nuevos gobiernos no debe dar pie, en el caso mexicano, a volver a un pasado reciente con las consecuencias bien conocidas por todos, aunque algunos se nieguen a interpretar en su causalidad.

A este gobierno le quedan tres años, cortos porque el tiempo se agota, es deseable y muy probable que el que le siga continúe y consolide lo realizado hasta ahora pero no puede haber confianza de por medio, la oposición irá por todo, se juntará una vez más el agua con el aceite, no se puede olvidar que van por sus intereses y prerrogativas y no por lo que le conviene a la mayoría del país;  hoy se construye el anclaje del péndulo, no en la elección del 2024.

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