4T, Cuarto año, México, Oposición, Partidos políticos

No los distraigan

“Homero y yo nos separamos en las puertas del Tánger; creo que no nos dijimos adiós”.

Borges

Si usted es fotógrafo y ve a una persona ahogarse, ¿ajusta su lente para sacarle la mejor foto posible o deja a un lado su cámara y hace lo posible por rescatarla? ¿Es comparable un dilema así con ver a la oposición ahogándose en su miasma o darles algunas ideas para que dejen de zozobrar? Mi conclusión es que, en éste segundo caso, saquémosles la foto mientras los vemos hundirse y minimizarse.

Ya ha transcurrido cuatro años de este gobierno, la oposición decidió no apoyarlo, ha intentado bloquear todos sus proyectos; ha asumido lo que llamaron “moratoria legislativa” para no aprobar cambios en leyes; ha dedicado ingentes recursos económicos a mantener a medios de comunicación, editorialistas y columnistas que -a cambio de ellos- discurren mentiras y medias verdades; ha vulgarizado el lenguaje de la confrontación política; ha pasado al insulto y agresión como forma cotidiana de trato hacia quienes favorecieron con su voto a López Obrador. Convirtieron una obvia polarización derivada de la desigualdad social en una, patética y grosera, polarización clasista.

¿Y cuál fue el resultado, qué obtuvieron a cambio? La intrascendencia política. Han perdido casi todo, no solo votaciones, cargos, presupuestos y poder sino, además, y me parece que es lo más importante, desvirtuaron lo que decían representar. Hoy nadie puede decir qué diferencia al PAN del PRI, prd o MC. Lograron confundir a su base electoral al intentar unir agua y aceite para estar en contra de…

Eso, lo intrascendente de su “idiosincrasia” construida en este cuatrienio, al interior de sus seguidores se convirtió en fuente de enojo social, mismo que les ha llevado al derrumbamiento permanente. Y nosotros los vemos caer, y nos reímos, nos solazamos al ver que la narrativa histórica de la 4T agotó rápidamente cualquier viso de pensamiento racional opositor; tiró como dominós en fila cada concepción social, económico y política que decían tener.

Ahora bien, si el discurso opositor pretendía llegar a los hombres y mujeres que favorecieron con su voto al gobierno de López Obrador, evidentemente han fracasado. Sencillamente no pudieron esconder la complicidad histórica del prianismo con el autoritarismo, la violación de derechos humanos, la desigualdad y el clasismo. Sus gobiernos no sólo no hicieron nada para favorecer una mejor distribución de recursos y minimizar el desastre social que crearon y que después se fueron heredando al paso de los sexenios neoliberales, sino que además actuaron de manera complaciente -cuando no asociada- con la delincuencia organizada, particularmente del narcotráfico y del saqueo de recursos públicos. No pensaron que los sectores sociales mayoritarios ya los conocen bien y que dejaron de comprarles sus historias que les decían que los llevarían al primer mundo.  En resumen, una vez más por no entender el país y a sus ciudadanos, ahora politizados, se han ido dando de tumbos cada vez que abren la boca.

Ese discurso -intrascendente para la mayoría- no encontró eco más allá de las mismas élites que lo emiten y del “aspiracionismo” analfabeta que les sigue -cada vez en menor cantidad- (me remito a los resultados electorales a lo largo de estos cuatro años) Nuevos seguidores, afines a la ideología clasista que se dice “económicamente liberal” (con la ayuda divina de jugosas exenciones fiscales y concesiones públicas, hay que decirlo) no los tienen; son menos que los mismos de antes, haciendo lo mismo, diciendo lo mismo, gritando lo mismo.  ¿Por qué no se allegaron de nuevos ciudadanos a sus partidos?  Principalmente porque no ofrecen nada más que estar en contra de.., no tienen proyecto ni ideología, y su conservadurismo trasnochado invariablemente se ve acompañado de un desamor profundo al país. No tienen una sola herramienta que enfrente los resultados cuatroteistas.

Al no contar con liderazgos serios, dejaron sus tareas en bufones y peladitas, que han decepcionado y avergonzado al prianismo de antaño que hoy se encoge y esconde, nadie espera nada de ellos. Entonces:

Entre ellos se hablan y se entienden, sus líderes provocan y promueven majaderías en las personas que les representan como voceros, de ahí éstos pasan a manejar a sus menguadas huestes y  anularlas de todo entendimiento afectivo al país. México es naco, dicen; huele mal, dicen; es moreno, dicen. La gente conservadora y aspiracionista necesita que le digan cosas, oír cosas, hay muchos mensajes que provienen de gente idiota y que consumen con avidez;  cuando las élites vean el legado que están sembrando: la falta de civilidad y amor al país, la incultura y la ignorancia; no sé si se vean arrepentidos, lo que sí sé es que debería darles pena. Siempre hubo analfabetos, pero la falta de estudios y cultura se vivían como vergüenza, nadie se jactaba de no tener cultura o haber leído libros. Los analfabetos del conservadurismo de hoy son los peores porque en su mayoría han tenido acceso a la educación, saben leer y escribir, manejan tecnología, son la clase económicamente dominante, y, precisamente por su incultura y analfabetismo están volcados a ser un producto en un mercado.

Y nosotros los vemos caer, nos reímos de ellos, nos alegramos de sus fracasos golpistas y de sus resultados electorales, así van muy bien, no hay que distraerlos.

No, no los distraigan; nosotros avancemos en todo lo que hay que hacer para transformar el país que la tarea no es poca, a ellos dejémosles el encargo de memes y bots.

No los distraigan.

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3 comentarios en “No los distraigan

  1. Sebastián Ramos Durán dijo:

    A este Cravioto le escuché un discurso en el senado. Se ganó mi respeto y por eso leí esta nota. Lily, Kenia, Fox.. Creo son de los mejores representantes de esta gente majadera y resentida.

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    • Javier Cravioto dedogmasyrenuncias dijo:

      Hola, César Cravioto es quien es senador de la República, es primo mío pero no soy yo. Yo escribo estas columnas semanales. Saludos. Javier Cravioto.

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  2. Cada que avanzan los proyectos de AMLO, se arrecia el ataque sistemático del conservadurismo y su poder económico, por eso en el último año o año y medio los que creemos en este proyecto debemos carrar fila y desde nuestra trinchera para no dejar que la ideología de ultraderecha retome el gobierno y regresar al pasado de los privilegios de unos cuantos a costa del erario público.

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