El movimiento de la cuarta transformación (4T) no es otra cosa sino la representación formal de esa esperanza. En este movimiento decimos, sin certeza pero con esperanza: “Todo va a estar bien”
“Y a la esperanza de que la guerra contra la insensatez pueda ganarse algún día, a pesar de todo” (Isaac Asimov en “Los propios dioses”)
Resulta sumamente cómodo no tomar una posición frente a los problemas importantes y fundamentales del país, puede parecer agradable sentir que la vida fluye y que vamos en un barco que en su recorrido nos realiza, no somos quien lleva el rumbo y tampoco lo decidimos, nuestro rango de acción es pequeño e intrascendente y por ello no somos responsables del puerto al que llegue, si llega.
Año 2021, México. Hablemos de polarización:
Hay dos formas de enfrentarnos al tema: La del discurso político de hoy que critica permanentemente el sistema de gestión gubernamental anterior al actual explicándolo como la estructura institucional de saqueo económico del país y que en contraparte tiene el otro polo que defiende el modus operandi que nos trajo a la situación actual, extrañando y hablando de un pasado mejor. En el camino de esta interpretación está la palabra brusca, la descalificación y la exégesis o explicación de los grandes agravios sociales como el clasismo, racismo, machismo; el ruido, el ruido, el molesto ruido.
La segunda forma es la que explica la polarización de manera más simple y directa: la de los agraviados históricamente y (podría decir en contra de, pero lo voy a dejar en: y) los beneficiados. La proporción entre los primeros sobre los segundos es abrumadora en cualquier indicador social y económico.
En cualquiera de estas dos interpretaciones anteriores subyace el ellos y el nosotros; el uno y el otro; dos entes distintos que son recordados diariamente a manera de esclarecimiento: somos distintos. Se dice así: somos distintos.
¿Y por qué somos distintos?
Mi conclusión es que lo que nos diferencia a unos y otros es tan solo un asunto de visión en el tiempo, por una parte los que viven la añoranza del pasado y por otra los que con expectación pensamos sobre el futuro, los que tenemos esperanza.
Václav Havel fue este poderoso político europeo, el último presidente de Checoeslovaquia y el primero de República Checa, profundo humanista y férreo defensor de los derechos humanos; este hombre escribió algo que bien explica lo que hoy muchos pensamos: “La esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido, sin importar su resultado final”.
El movimiento de la cuarta transformación (4T) no es otra cosa sino la representación formal de esa esperanza. En este movimiento decimos, sin certeza pero con esperanza: “Todo va a estar bien”
En la 4T se asume la esperanza como una guía que nos pone al mando de ese barco del que hablaba al inicio, en la 4T no somos viento, somos timón. Pensar que las decisiones de hoy se verán reflejadas en resultados inmediatos que resuelvan las urgencias del país es iluso; ninguna transformación en ningún país es inmediata, se construye paso a paso, suma voluntades y es precisamente por eso que transforma; este es un movimiento de millones de personas (esto explica por qué sin importar la coyuntura diaria, la gravísima situación pandémica y la alteración que generó en la economía, la aprobación del gobierno actual crece día con día; es muy simple, es la esperanza)
Dice el filósofo español Fernando Savater: “…soy decididamente de los que prefieren abrigar esperanzas, aunque siempre tomando la precaución de no considerarlas una especie de piloto automático que nos transportará al paraíso sin esfuerzo alguno por nuestra parte.Es decir, creo que la esperanza puede ser un tónico para los rebeldes y un estupefaciente para los oportunistas y acomodaticios”.
Yo entiendo al México actual como uno en donde millones de personas se hacen cargo de su futuro, para este universo se acabó el: Ustedes únicamente voten, nosotros nos encargamos de la verdad, nosotros somos los que sabemos porque estudiamos aquí y allá, dejen a un lado la ideología y aspiren a lo que sea que nosotros les digamos…, nosotros les informamos y nos preocupamos.
México, con este movimiento, está demostrando que es capaz de ser causa y autor de su progreso. La naturaleza del ser humano es desarrollarse, ¿y cómo lo hace?, lo hace con el uso de su razón y de su libertad. Razón a manera de autoconciencia que le señala límites pero que con el uso de la libertad los rompe en busca no de un desarrollo trivial sino de una posibilidad de esperanza.
Hay un fundamento filosófico para interpretar la esperanza, diversos autores a lo largo de la historia la mencionan, las religiones monoteístas también lo hacen, lo que a nadie debe sorprender es que la política actual del país, la 4T, está fundada de ella. Cito a Kant: “Se trata tan sólo de la manera de pensar de los espectadores que se delata públicamente en este juego de grandes transformaciones y que se deja oír claramente al tomar ellos partido, de un modo tan general y tan desinteresado, por uno de los bandos contra el otro, arrostrando el peligro del grave perjuicio que tal partidismo les pudiera acarrear; lo cual demuestra un carácter del género humano en conjunto y, además, un carácter moral, cosa que no sólo nos permite tener esperanzas en el progreso, sino que lo constituye ya, puesto que su fuerza alcanza por ahora”
Esta, la 4T, es transformadora, es complicada, avanza pero a veces parece que retrocede, hay que darnos cuenta que está tomando vuelo. Sí, somos diferentes.
Freud acotó: «Un buen día, echando la vista atrás, se dará usted cuenta que estos años de lucha han sido los más hermosos de su vida”