No pasarán.
El lunes 3 de julio del 2023, antes de que se seleccionaran candidatos a la Presidencia y casi un año antes de las elecciones del 2024, el Presidente López Obrador dijo que la candidata de los conservadores sería Xóchitl Gálvez. Anteriormente a esa fecha, por varias semanas la mencionó en sus conferencias mañaneras y, conforme lo hacía, el conocimiento de los ciudadanos sobre la senadora -hoy candidata- crecía; mientras más escándalos de corrupción y contratos amañados en sus empresas se hacían públicos y el presidente los remachaba, la señora subía en su probabilidad de ser nombrada candidata. Mientras más la inflaba el presidente, la oposición enloqueció orgásmicamente al pensar que había encontrado la némesis de López Obrador. En medio de una patética ingenuidad creyeron que ese globo se inflaba por virtudes propias y no se dieron cuenta que el dueño de la válvula despacha en Palacio Nacional.
Esta es una historia sobre la candidez de los conservadores agrupados en el frente formado por PAN, PRI y prd, que se encontraron con una candidata definida por el mismísimo presidente a quien tanto odian. Se les adelantó en la tarea que tendrían que haber hecho ellos y por lo tanto les constriñó a seguir el juego al que les obligó.
Una vez determinada –por el presidente– la candidata opositora, el PAN la acuerpó porque es -aunque se avergüence y hoy quiera deslindarse de esa reaccionaria agrupación- integrante de su partido: participó en el gabinete panista de Vicente Fox entre el 2000 y 2006, después Jefa delegacional de Miguel Hidalgo por el PAN entre 2015 y 2018 y ahora candidata del menjurje llamado Frente Amplio que dirige Claudio X González y que es el que agrupa al PAN con PRI y el –a punto de extinción- prd. Así que a la candidata que hoy reniega representar a su cuna azul, le pasa como aquello de que si grazna como un pato, camina como un pato y se comporta como un pato, entonces, seguramente es panista, digo, pato.
Por su parte el PRI no tuvo voz para oponerse ya que el acuerdo entre las mafias partidistas indicaba que las candidaturas a presidente y a jefe de gobierno de la CDMX le correspondía elegir al PAN pues el PRI llevó mano meses atrás en las candidaturas del Estado de México y de Coahuila, así que por primera vez en su historia se quedó sin candidatura a la presidencia de la República. (Sobre la debacle de Alito Moreno como el peor y más perdedor presidente del PRI en la historia, hay material para un libro que hasta Aguilar Camín podría escribir)
Al prd, por su parte, acostumbrado ya a la ignominia, tan solo le avisaron y dio por válida la figura de la panista Xóchitl Gálvez como su candidata. Esa decisión tan solo les representa la puntilla que da fin al otrora exitoso y comprometido partido que con el tiempo devino en comparsa del PAN. Ni antes en las candidaturas estatales de Coahuila y Estado de México o ahora en las de Ciudad de México o Presidencial tuvo voz o voto; se le relegó a pequeñas posiciones propias de su representación actual.
En pocas palabras, el Presidente López Obrador les (¿o será se?) “sirvió en bandeja de plata” la candidata al PAN, al PRI y al prd.
Desconozco si más allá de la intuición política del presidente, él ya presuponía que a la carencia intelectual y pocas luces de la candidata de la derecha se sumarían errores garrafales en la campaña como el simple hecho de no haber llegado con una propuesta de campaña en vez de meras ocurrencias, incoherencias, chistes y bobadas. No contaba ¿o sí?, con que la Sra. Xóchitl además de la caricaturesca personalidad que se ha inventado; cometería -por ella misma- grandes errores como lo fue el involucrar a su familia en puestos de su organización y rodearse de los políticos más corruptos e ineficientes en la historia de las campañas políticas mexicanas en las últimas décadas.
No abundaré más en la candidata porque a estas alturas aplica el que no hay que hacer leña del árbol caído. La campaña concluye en 6 semanas, la preferida del INE da traspiés un día sí y otro también, y después del 2 de junio “pagará los platos rotos” en el imaginario prianista para tener a alguien a quién achacarle sus derrotas.
¿Cómo juegan la partida los grandes líderes políticos de la historia? Así.
De un plumazo y con esa jugada estratégica el Presidente situó a la oposición en su irremediable verdad, sentó frente al espejo a cada uno de los partidos y la imagen que encontraron es la de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz. Cada uno se ve reflejado en su candidata, por una parte les dijo: es lo que son y es quien les representa, y además, y me parece es lo fundamental en este maquiavélico entuerto a que les sometió López Obrador, les demostró que todos ellos son iguales, que PAN, PRI y prd son lo mismo y por lo tanto les llevó a compartir candidata. Touché.
Si a lo largo de los 5, casi 6 años que lleva gobernando López Obrador, se le ha tachado por parte de los opositores como un ignorante y poco preparado político; la lección que les ha dado, una vez más, es la que habla de él como el más diestro político mexicano de la actualidad, el que marca la agenda política y el que metió a los “experimentados” políticos prianistas a buscar -día a día- la punta de la hebra de la madeja que les representa la candidata seleccionada para ellos.
La gran jugada del presidente, hay que decirlo, tuvo ayuda. No existe una sola personalidad opositora que se encuentre al nivel de disputar la presencia, experiencia y preparación de Claudia Sheinbaum; no es que los partidos tuvieran una baraja de donde elegir; el embudo se va cerrando a partir de que el elector sería la mafia panista y se aprieta más cuando la definición pasaba por que fuera mujer.
La lectura de la situación la tuvo el Presidente y la ejecutó con precisión de reloj; lo que a él le sirve para hacer constatar que PRI, PAN y prd son lo mismo y el nivel de representación que merecen; a la 4T le permite avanzar haciendo una campaña de propuestas, estructurada y sin errores.
Quienes dicen que el presidente López Obrador impuso a Claudia Sheinbaum se equivocan, olvidan del proceso que llevo a su elección; lo que sí se debe decir es que el presidente le designó a la oposición a Xóchitl Gálvez. Él y nadie más es el dueño de la válvula que la infló.
Ante ese complejo de genérica superioridad que presumen los conservadores mexicanos, ese que intenta descalificar, desvalorizar y degradar a los mexicanos; se les enfrentó el zoon politikón, el tabasqueño de Tepetitán, el gran elector de la Oposición.