Nacimos aquí, donde las masas idolatran a los idiotas y los convierten en héroes ricos.
Bukowski
No es casualidad que los tres partidos políticos opositores PRI, PAN, PRD, hayan derivado en dirigentes ineptos, mafiosos, despolitizados y aferrados únicamente a su enriquecimiento personal. El que hayan dejado a un lado los principios y plataformas que les dieron razón de ser -sin juzgar los que fueran en cada caso- para convertirse en empleados de Claudio X y, que al interior de sus partidos no tuvieran un freno para llegar a la casi extinción me lleva a la hipótesis de que es intencional.
¿Quién tiene interés en que en un régimen de partidos, como lo es el mexicano, los partidos de oposición de larga historia se deprecien, abaraten y pierdan identidad ideológica y de propuestas? Sólo alguien con el dinero suficiente para querer comprar sus membretes a precio de oferta.
Alguien del PRI, PAN o prd (bueno, éste último ya no), tendría que ser inteligente y en consonancia con la ideología que los vio nacer oponerse a que un junior caprichoso, evasor de impuestos y golpista sea su patrón. Sin embargo tal vez ya es muy tarde, a partir de aquél vergonzoso Pacto por México en 2012, a estos tres partidos les fueron mezclando en un espantoso menjurje que, como robo hormiga, les fue privando de sus propuestas tradicionales y de su ubicación en el espectro político. Juntaron el agua con el aceite y los intereses de élites económicas arrasaron con el abanico opositor. Rehacer lo desecho se antoja imposible pero los opositores de base bien podrían darse cuenta que sus dirigencias los están arrastrando a un vergonzoso precipicio.
La soberbia de estos tres partidos al olvidar su función social y el interés de sus afiliados para, en cambio, darles un mero trato de animales me hizo recordar a Józef Weyssenhoff, el autor polaco que tenía una irónica revista de crítica literaria y social, que, al juzgar la poesía de Rimbaud (a quien despreciaba) dijo:
Al escuchar las palabras de Rimbaud/ siento escalofríos en mis patas traseras.
Así parece ser el modo con el que los dirigentes actuales ven a sus afiliados, si acaso estarán sintiendo escalofríos en…
El PAN, fundado en 1939, surgió como la oposición al poder emanado de la Revolución y sobre todo para defender a las empresas petroleras extranjeras a las que el presidente Cárdenas expropió. Se planteó también como una alternativa cristiana, de derecha, conservadora. Recientemente, hace apenas un año, sus senadores se adhirieron a la “Carta de Madrid”, el instrumento de la extrema derecha española que “busca frenar el avance del comunismo” De los fundadores ideólogos panistas su desvarío fue pasando de un Gómez Morín a un Fox, Calderón, Fernández de Ceballos, para concluir en el cajón de ofertas a cargo de Xóchitl Gálvez, Javier Lozano y Kenia López bien representados por el aliado del prófugo Ricardo Anaya, el contador y sepulturero del panismo: Marko Cortés (éste último uno de los tres títeres del dueño de Va x México)
Por su parte el PRI, en sus nueve décadas de existencia, siempre presentó una ideología que aunque cambiante, mantenía una institucionalidad a diferentes valores, en un principio a la Revolución, posteriormente al desarrollo estatista, para después pasar a un centrismo inclinado a la derecha y, -ya en el neoliberalismo- a un capitalismo de libre mercado con restablecimiento a la iglesia católica de por medio. En este caso pasó de ideólogos como Reyes Heroles, Muñoz Ledo, Dulce María Sauri y Beatriz Paredes para llegar a otro de la triada pelele: Alejandro Moreno, el conocido como Alito, el multifacético (por sus cirugías) campechano, dueño de medios de comunicación, periódicos y televisoras de Campeche en donde fue gobernador (sí, el dirigente priista que como gobernador puso precio de medio centavo a cada metro de terreno público que adquiría y posteriormente donaba a su mamá)
Y lo que resta del PRD, el partido que se convirtió en la nada después de haber sido una muy competitiva oposición de izquierda que ganó la ciudad de México y varias gubernaturas; el que inició su camino al vació una vez que sus líderes históricos fueron abandonando su barco. Ese PRD con Cárdenas, Ifigenia, Pablo Gómez, Encinas y López Obrador que a la salida de estos, quedó en la red del chuchismo para depositar ahí su incongruencia de haberse plegado con Peña Nieto en el Pacto por México. Una triste figura como la de Jesús Zambrano es el tercero de los tres dirigentes opositores actuales, el tercer cooptado.
Si cada uno de estos tres por separado, a cual más es un dirigente perdedor que ha acabado con sus partidos y ha perdido fuerza política y votantes elección tras elección, solo es cuestión de ver sus resultados, pues: ¿Qué lograrían juntos en la suma de ineptitudes e intereses económicos que hoy les empalma?
Cuando no hay ideología ni principios, propuestas y razones, lo único que amalgama a las dirigencias opositoras es el beneficio económico para los gerentes (no digo dueños porque ese ya es otro) de los partidos y, lo que sí es muy grave, convierte su única función en cumplir la instrucción que les han dado: estar en contra del proyecto actual. Estar en contra es el aglutinante de los -cada vez menos- ciudadanos que apoyan a esos partidos, y si no hay inteligencia en éstos para participar en la subasta de membretes y subirse a rescatarlos de la élite económica que los compró; será otra poderosa razón para que la 4T tenga muchos años por delante. Si los opositores, por capricho y conveniencia de sus dirigentes, quieren estar en contra de todo lo que haga el presidente López Obrador tan solo seguirán sumando la frustración a su idea de país, misma que parece desconocen, porque sus cabecillas les han dejado sin poder crítico ante la sociedad. Es hora de que se deslinden porque los volvieron irrelevantes.