2024, 4T, AMLO, Claudia

Bastón de mando.

No estoy interesado en el poder por el bien del poder, pero estoy interesado en el poder que es moral, que es correcto y que es bueno.

Luther King

A la 4T, la cuarta transformación, bien podríamos ponerle un epígrafe. “Cuando ya lo insólito es cotidiano…” Porque, ¿cómo, si no entonces, podemos entender los resultados obtenidos –contrarios a todas las pesimistas proyecciones de la oposición– al inicio de este gobierno y cada día y cada mes y cada año y cinco años después?

Con la oposición en contra, en estos 5 años se mantuvieron firmes las variables macroeconómicas; los anunciantes del presagio se quedaron con las ganas de ver hundirse –una vez más- la economía del país. Los que auguraban un dólar a 30 pesos se quedaron con un palmo de narices.

Con los medios en contra, en cada una de las elecciones para gobiernos y congresos locales que ha habido desde 2018, Morena ha crecido y en la mayoría de los casos ganado. Del 2018 a la fecha hemos ganado 22 gubernaturas por ejemplo. Sí, de 0 a 22 en 5 años.

Con un 30% de los ciudadanos siempre en contra, los programas sociales favorecen a la inmensa mayoría de mexicanos, también los odiadores a la 4T cobran sus pensiones, becas y apoyos.

Con una pandemia de por medio en contra, y un sistema de salud quebrado y saqueado, del 2018 al 2022, hay más de 5 millones de mexicanos que salieron de la pobreza.

Con una guerra en Europa en contra porque llevó los precios de los alimentos y energía a máximos históricos; y a pesar de ello, la inflación en México ha tenido de los mejores comportamientos en el mundo y los ingresos salariales han crecido por arriba de lo que ha sucedido en cualquier otro lugar y, en México en cualquier otro gobierno.

Con una violencia incontrolable al recibir el gobierno y una corrupción permeada en todas las áreas del Estado actuando en contra del futuro de la mayoría de los mexicanos, sin pedir préstamos como solía hacerse, se desarrolla infraestructura como pocas veces. Es fácil decir aeropuerto, trenes, carreteras, Tren Maya, Corredor Transístmico, plantas de energía, plantas de agua; pero si nos damos cuenta de lo que significa entendemos lo inaudito del trabajo realizado.

Con una rotunda deslealtad y un profundo desamor al país de muchos que -a conveniencia- se vistieron de rosa, de blanco, de botargas, de ecologistas, de todo cuanto significara oponerse a la gestión de gobierno, se topan con que los números, los datos y los hechos dicen que se han hecho bien las cosas. Sus gurúes y líderes con quienes se identifican viven escondidos o a salto de mata en Estados Unidos, España o Indonesia.

Y si digo en contra es porque todos estos antes mencionados, no aportaron siquiera, un ápice de buenos deseos para que al país le fuera bien; no se diga ya un voto o un apoyo para alguna de las causas en las que se pudo avanzar. La ciudadanía ya se los cobró.

Pero las cosas no son por milagro, alguien es quien ha conjuntado los esfuerzos de millones de personas, hay quien encabeza este proyecto: Andrés Manuel López Obrador, el presidente de todos (también de quienes le odian al mismo tiempo que se benefician de su gestión), él es quien en estos 5 años le ha dado la vuelta a la circunstancia en la que nos manteníamos; él es quien derrumbó la tara neoliberal. El hombre que ocupa la segunda posición en popularidad y aprecio entre los mandatarios de todo el mundo; el hombre que a más de 5 años de gobierno mantiene una aprobación de más del 68% y del que más del 75% por ciento de los ciudadanos considera que ha hecho en un buen gobierno.

Estos 5 años suponen una experiencia tan penetrante y sorprendente que cuando se recuerda parece haber ocurrido en un letargo con muchos sueños dentro; con un montón de imágenes, símbolos y lecciones de historia que se han mudado indefinidamente a la memoria. Este hombre y su gobierno le han dado un nuevo rumbo al país.

Estos cinco años han pasado rápidamente y estamos a uno en que debe suceder -aunque nos cause tristeza- el cambio de poder, la renovación sexenal de la presidencia. Falta un año para ello, dirán algunos; hay que aferrarse al poder pensarán otros; es un dictador que se quiere mantener en el poder dirán los absurdos. López Obrador entregará la presidencia a quien los votos de la elección en julio de 2024 declaren ganadora. De eso no hay duda más allá de las calenturientas cabezas de sus odiadores que aseguran se quiere eternizar en el poder.

Pero hoy estamos hablando de otra cosa; de la entrega del bastón de mando. Tan simbólico, tan ininteligible para algunos; tan fundacional en su esencia.

Un poderoso símbolo entra a la narrativa política mexicana; lo que éste representa es casi para iniciados –que son ya la inmensa mayoría de mexicanos-, no lo es para quien no quiere o puede entenderlo. El simbolismo de su representación es de lo que estamos hablando.

El gobierno lleva su cauce y sus fechas y calendarios institucionales; el movimiento de la Cuarta Transformación fundado por López Obrador acompañado de muchos otros, va distinto; gobernar es tan solo una parte, su vivencia es más que eso.

López Obrador dijo que cuando se eligiera a la persona que se convertirá seguramente en candidata a la presidencia y también seguramente quien será la que le suceda en el puesto; le entregaría el mando del movimiento, no del gobierno, del movimiento. Pocos le escucharon, pocos le creyeron; su permanente presencia hace parecer imposible que un día al encender el televisor ya no estará. Y no va a estar.

No bien se acabó el conteo de las encuestas que declaran ganadora a Claudia Sheinbaum que unas horas después, el presidente le hizo entrega del bastón de mando; el símbolo –poderosísimo- con el que él quiere decir, yo me voy, sigue Claudia.

Parece difícil que hayamos llegado a este momento; como si la solución fuera pensar que es un sueño de una travesía en el que finalmente se regresa al lugar en el que se vive y en el que descubrimos que todo está exactamente como se dejó antes de partir; pero no, no va a pasar; ya es Claudia.

El hombre en la cúspide de su poder, en la cima del aprecio ciudadano nos ha dicho; sigan ustedes. Si todos los logros materiales no fueran insólitos respecto a lo que se creía y decía por parte de los opositores; éste solo hecho, el dejar ser dirigente y dar un paso a lado lo es, cuando nadie se lo ha pedido, cuando muchos no quieren que suceda, él lo hace; porque sí, porque es un hombre de palabra, porque es un demócrata; porque sabe que es la hora de las mujeres.

Hay pocos ejemplos de personas que en la cúspide del poder, lo ceden en beneficio de algo más grande, de una idea mayor. Costa Rica tiene un ejemplo: cuando en 1948 Don Pepe Figueres abolió el ejército al triunfo de una revolución que él encabezaba y siendo él el jefe militar y victorioso. Y pocas historias más hay en este sentido, no es costumbre ceder el poder cuando no es requisito. Sólo quienes viven con la máxima: «Es necesario hacer importante lo importante«, tienen la capacidad de hacerlo.

En el año 2018, al asumir la presidencia, López Obrador recibió de manos de los representantes de las 68 comunidades indígenas y afromexicanas el Bastón de Mando, en símbolo de reconocimiento y apoyo al nuevo dirigente de la nación. Este hecho histórico, cargado de un gran valor y contenido simbólico, era inédito en nuestro país; que las siempre marginadas y maltratadas comunidades indígenas lo hicieran, significaba que veían en el presidente a uno de los suyos, a uno a quien le cedían su poder para que viera por ellos, para que les representara, para que fuera su voz.

De tal forma, ahora López Obrador pasa otro bastón, inspirado en el simbolismo de los bastones indígenas, pero éste es uno que significa que la cabeza y dirección de la Cuarta Transformación ya no es él; él renuncia, Claudia asume.

Claudia Sheinbaum no recibe ningún regalo, recibe lo que le corresponde, duela a quien le duela; la ganadora en este proceso es ella y sólo ella.

Tenemos una gran futura candidata y presidenta, una mujer preparada, científica, con experiencia de gobierno; tiene frente así grandes retos, abundar en la lucha por el feminismo y por atender la afectación del cambio climático; continuar con la disminución de la pobreza, mantener el impulso a la educación… me puedo seguir porque sus tareas son inacabables como lo son las necesidades y desafíos del país.. Ha sido una gran decisión la que tomamos la mayoría en Morena. Claudia, la primera mujer en la presidencia de México. “Cuando ya lo insólito se nos vuelve cotidiano”, así la 4T.

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3 comentarios en “Bastón de mando.

  1. Avatar de TERESO MURRIETA M TERESO MURRIETA M dijo:

    COMO MEXICANO ESTOY CONVENCIDO Y ORGULLOSO DE MI PRESIDENTE POR TODO EL TRABAJO REALIZADO,
    ESPERO LA CONTININUIDAD DEL PROYECTO DE NACION. PARA SER EN BREVE PODEMOS SER UNA POTENCIA MUNDIAL PORQUE TENEMOS TODO, NOS FALTABA UN GOBIERNO CÓMO AMLO
    NUESTRO APOYO INCONDICIONAL PARA LA CUARTA TRANSFORMACION
    VIVA MÉXICO VIVA AMLO VIVA LA 4T

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