Tanto tren con tu cueppo/ tanto tren; tanto tren con tu boca, tanto tren; tanto tren con tu sojo/ tanto tren.
Mulata, Nicolás Guillén
¿Hay ideología de por medio al decidir qué, cuándo y dónde se hace obra pública? ¿Hay un actuar distinto entre derecha e izquierda respecto a las decisiones financieras? ¿Se soluciona el rumbo económico del país sin que intervenga la ideología de quién gobierna? Decir que no debe haber tendencia política en estas decisiones es la trampa perfecta para que la respuesta sea volver a la política neoliberal (porque según dicen, ésta no tiene ideología sino que las fuerzas del mercado son su motor), tal y como la de los 6 sexenios de depredación que van de De la Madrid a Peña Nieto. La decisión pasa por hacer obra que beneficie a las mayorías u obra que beneficie a unos pocos; he ahí el dilema, la diferencia y lo que significa un modelo ideológico transformador.
En 1995 el presidente priista Ernesto Zedillo decidió privatizar los ferrocarriles mexicanos, entregó en concesión más de 22 mil kilómetros de la vía férrea mexicana, es decir el 84% de la red y el 95% de todo el sistema ferroviario, con ello las 1220 locomotoras y 254 mil vagones de carga. Los beneficiarios fueron diversas empresas mexicanas y estadounidenses, entre ellas Kansas City Southern Industries; él, al término de su gobierno fue contratado en el consejo de Administración de ésta empresa. ¿Fue o no ideología deshacerse de una industria nacional que daba empleo a más de 15,500 personas y que usufructuaba las vías públicas, es o no la constatación de que el neoliberalismo tiene como eje fundacional la desaparición del Estado en la política industrial y económica de los países para que éstas sean reguladas por las élites privadas?
Muchas preguntas pero la que no lo es, es el hecho cínico y poco ético de Zedillo de irse a trabajar a una empresa extranjera a la que benefició. Mismo modus operandi que continuó el panista Felipe Calderón cuando después de regalar la industria energética a la española Iberdrola, al término de su mandato se fue a trabajar, también como consejero, a una filial de la misma. Además de su ideología política en estos casos se mezcla con la putrefacción moral del neoliberalismo.
Si se invierte en la industria eléctrica nacional o se regala y privatiza por supuesto pasa por ser una decisión económica sustentada en una ideología; si éste gobierno gasta más de 9500 millones de dólares para renovar turbinas, más de 6 mil millones de dólares para recomprar plantas a una empresa mafiosa como lo es Iberdrola, si construye más de 12 plantas nuevas de ciclo combinado, si construye en Sonora la planta fotovoltaica más grande de Latinoamérica, significa que hay toda una ideología detrás que renacionaliza la industria eléctrica.
Volvamos al tren.
El primer ferrocarril mexicano se construyó en la época de la República restaurada durante el mandato de Benito Juárez, fue la vía de Veracruz a Ciudad de México de poco más de 600 kilómetros; al terminar el porfiriato el país ya contaba con una red de más de 20,000 kilómetros; éstos trenes –los mismos que transportaron tropas durante la Revolución- fueron nacionalizados de las empresas concesionarias en 1937 por Lázaro Cárdenas y sería el priista Zedillo su privatizador casi 60 años después. No hay mucho que explicar sobre ideología ¿o sí?
Otro priista, Enrique Peña Nieto, uno de los máximos corruptos y corruptores presidentes emanados de ese partido, sí optó por construir un ferrocarril, uno de 58 kilómetros, el Tren Interurbano México-Toluca, un muy buen proyecto no cabe duda; se empezó a construir al inicio de su sexenio en el 2012 y al terminar 6 años después no tenía siquiera un avance del 30%. Se proyectó en 30 mil millones de pesos, cuando acabó el sexenio peñanietista se había erogado la totalidad de ese dinero y se había comprometido gasto adicional por otros 30,000. Vil saqueo de recursos (ya verán por qué). Quien tomó la batuta del proyecto y enderezó el entuerto fue López Obrador, se encontró con una obra que en muchos casos no tenía siquiera derecho de paso sobre los terrenos que ocupaba y que para concluirlo requería una gran inversión. Costo total $97,000 millones de pesos. Costo final por kilómetro: Mil seiscientos setenta y dos millones de pesos. Sí, como lo lee, ¡cada kilómetro costó 1672 millones de pesos! (Esto no es sino la ideología del saqueo y robo de recursos públicos, la ideología liberal)
Pero hay más trenes:
El proyecto del Tren Maya que inició en 2019 será inaugurado en diciembre de este año 2023. Es un recorrido de 1554 kilómetros, algo así como el perímetro de toda Francia, será finalizado en 5 años. Costo final proyectado $500,000 millones de pesos. Costo final por kilómetro: Trescientos veintiún millones de pesos.
¡Ojo! Tren Toluca 1672 millones de pesos x kilómetro y más de 10 años para su construcción (5.8km por año). Tren Maya 321 millones de pesos por kilómetro y 5 años para su construcción (310 km. Por año)
Se constata que mientras la ideología de derecha y neoliberal no es más que ideología de pillaje, la ideología de izquierda construye en beneficio de las mayorías.
En la infancia de muchos adultos, hubo un tren en el que viajamos o veíamos pasar, antes de su privatización fue un gran sistema de transporte de pasajeros. Como sucede en Europa, algo que quienes viajan invariablemente reconocen, hay una magnífica movilidad entre ciudades y países por la vía del ferrocarril. ¿Por qué aquí se optó por destruir esta industria? La respuesta es simple: Es parte de la catástrofe neoliberal mostrada en un tema específico y concreto. Es parte de la ideología de derecha, NO beneficiar a las mayorías.
Aquí, los conservadores mexicanos, los apoyadores de la candidata corrupta y plagiaria que les ha impuesto el Sr. Claudio X hablan pestes del Tren Maya, lloran y hablan pestes del Tren Interoceánico en construcción que cruza el Istmo de Tehuantepec, lloran y hablan pestes de la rehabilitación del tren Veracruz-Chiapas y la nueva conexión con la refinería de Dos Bocas, y pestes de la rehabilitación ferroviaria de la ruta de Coatzacoalcos a Salina Cruz que implica el establecimiento de 10 corredores industriales, y más pestes del tren ligero de Guadalajara y del tren suburbano de Monterrey, y de la extensión del tren suburbano que conectará Buenavista con el AIFA y…
Los avances en estos 5 años en Infraestructura están lejos de las obras de relumbrón de los gobiernos anteriores; hoy solo hablo de ferrocarriles pero hay muchísimas más. Por su parte, los gobiernos neoliberales son dignos de recordar por la barda para una refinería que construyó el gobierno del ex presidente alcohólico; y también de su autoría, el adefesio conocido como la suavicrema que está en paseo de la Reforma construido para conmemorar el bicentenario de la Independencia; por los cascarones de hospitales que dejaron regados por todo el país, por la carretera del amor que diligenció el panista Fernández de Cevallos para llegar a la casa de su novia, y poco más. ¿Por qué en este sexenio se hace obra pública? Porque hay dinero fruto de la austeridad y buen manejo de recursos y sobre todo porque hay vocación de servir a las mayorías.
Sí, sí es ideología, y por cierto, es de izquierda.