4T, Políticos mexicanos, Traición

Marcelo y el parto de los montes

“Parturient montes, nascetur ridiculus mus”, traducción: “parirán los montes; nacerá un ridículo ratón”.

(Fábula de Esopo)

La salida de Marcelo no es ya más que una crónica anunciada, queda saber, tan sólo, cómo será su trámite. Sus razones que -con el paso de las semanas- devinieron en traiciones deben llegar a un final, como en una obra de teatro en tres tiempos nos vamos acercando al desenlace.

La impugnación de la elección de Claudia Sheinbaum como el elemento de ruptura no es otra cosa más que el Marcelo que busca  “justificar su salida”, porque la idea constatada de que es un mero capricho de egolatría va siendo más claro conforme se desarrolla éste segundo acto.

Yo o la nada, parece decirnos el funcionario afiliado a Morena hace apenas un año (julio del 2022) para poder participar en la votación interna para elegir a los Congresistas Nacionales; el que es político desde hace más de 40 años y que no participó en la fundación de Morena; el ex priista (1977-1995), ex verdista (1995-1998), ex centrista (1999-2000), ex perredista (2000-2015), ex emecista (2015-2018) y a punto de ser ex morenista (2022-hagan sus apuestas); el hombre al que éste gobierno le abrió todas las puertas, le dio la confianza y le encumbró incluso como un posible sucesor. Porque vamos, decir que es él o la nada, él o la debacle, él o el regreso de la oposición conservadora y rapaz  a gobernar éste país, en fin, creerse que es el centro del mundo o el summum de la política, no es más que una desatinada creencia de un narcisista al que hoy vemos como chivo en la delicada cristalería que la 4T ha construido.

Se va porque los resultados no le favorecieron, muchos advertimos que podría pasar, se va porque no quiere reconocer que las encuestas (todas salvo la de su yo interno) desde hace más de un año decían que en una elección Claudia sería la ganadora, se va aunque (o porque) en el proceso en el que Claudia fue elegida se cumplieron las condiciones marcelistas de que renunciara antes a la jefatura de gobierno; se va aunque (o porque) en la rifa de las casas encuestadoras propuestas por los precandidatos (Claudia, Marcelo, Adán Augusto, Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco) para llevar a cabo los sondeos acordados, la que él propuso no fue escogida y aún así, se le dio la gracia de que otra sí elegida fuera descartada para dar paso a su propuesta, y se va finalmente porque las 5 casas encuestadoras coinciden en que Claudia ganó y con ello el proceso la definió como la sucesora del movimiento.

Ebrard fue un buen funcionario, fue un valioso colaborador del gobierno en este sexenio, nadie quiere (o queríamos) que se fuera de Morena; muchos lo veíamos como un fuerte senador (porque así se acordó que lo sería el segundo lugar en la encuesta), y sin embargo hoy, como dice el refrán “el muerto y el arrimado a los tres días apestan”

No se ha ido porque, a mi parecer, no le han confirmado la chamba nueva, tal vez apuesta a un arreglo con Movimiento Ciudadano para que lo nombre candidato, o tal vez a limpiarle la cara al pri-pan-prd y ser la nueva botarga que sustituya a la sobajada, desgastada y acabada Xóchitl, o tal vez a asumir una candidatura independiente (aunque el 7 de septiembre fue el último día para registrarse siempre puede haber una maroma) o ya de plano si no consigue estar en la boleta, buscar ser el hijo pródigo que regrese a casa como si nada. O nada, porque también hay la posibilidad, enorme, fundada y cada vez más factible que, como en la fábula de Esopo: “…Llegó el día del parto y resultó que después de tanto alboroto el fruto del parto no fue más que un mísero ratón, por lo que los hombres, que habían pasado semanas atemorizados por aquel suceso, rompieron en carcajadas”.

Si él por sus pistolas ha dicho en estas semanas: sobre Claudia Sheinbaum “No nos vamos a someter a esa señora”; sobre los dirigentes de Morena “No vamos a tolerar a una dirigencia que nos haga esto” y que Mario Delgado el presidente del partido y Alfonso Durazo el presidente del Consejo Nacional de Morena son “cobardes” (por no reponer la elección); y que no dejaron entrar a sus representantes al conteo cuando hay 5 notarios testigos de que eso es falso, y la de ayer apenas “Morena ya tenía resultados de la encuesta antes del conteo”; pues ingenuo es creer que se quedará una vez que ha quemado así sus naves.

No Marcelo Ebrard, ni su encuestadora le da la “razón”. Todo su discurso está sustentado en una entelequia ficticia, envidiosa y coercitiva para sus seguidores y equipo de trabajo. Penosamente vemos a sus “manos derechas” defendiendo lo indefendible, a las valiosísimas Malu Micher y  Martha Delgado dando coba a su sueño guajiro de “o soy el candidato o nos vamos”. Y más penosamente aún ver que un grupo de allegados suyos, de diputados y senadores amenazan con oponerse al presupuesto que presente el presidente López Obrador, el vulgar chantaje al que quiere someter a la 4T no es viable, no es posible y tan solo exhibe su miseria ética. (Ojo, que esa mazorca también ya se le está desgranando)

Nietzsche bien decía: “Hay que apartar de nosotros el mal gusto de querer coincidir con muchos”; yo no coincido, absolutamente, con quienes le dan aún el beneficio de la duda; sus dichos y hechos, sus ofensas a Claudia y al partido, su traición al movimiento son la letra escarlata con lo que Marcelo se ha marcado.

Hay partidos a quienes les puede interesar su número de seguidores, el PAN y PRI estarían deseosos de sus servicios como esquirol, la rémora del PRD (aquella que lo persiguió antes de que Andrés Manuel lo rescatara del exilio y de la justicia a modo que le perseguía) hará lo que le digan sus patrones de la derecha con tal de salvar su raquítico tres por ciento que representan; Movimiento Ciudadano puede ser su nueva casa, business is business.

¿En Morena va a faltar? Sí, como cualquiera no indispensable, como uno que suma a los muchos, sin embargo Morena y la 4T sobreviviremos, Claudia será la próxima presidenta con él o sin él; que no nos amenace, que no nos quiera cobrar su amor, como dicen por ahí: si te quieres ir ahí está la puerta.

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