Moral pública, Oposición, Periodistas

Alazraki, la anomalía.

«Su madre debería haberle tirado a la basura, y haberse quedado con la cigüeña.» (Mae West)

El legado de los opositores es haber creado ciudadanos llenos de odio y rabia hacia el pueblo de México -llenos de amargura ocupan los medios de comunicación, las redes sociales y las mesas familiares -dada su incapacidad de entender que su odio fue inducido y condicionado por algunos quienes tienen una agenda particularmente regresiva y llena de resentimiento.

La memoria de los pueblos a veces es corta, son los medios de comunicación quienes se encargan de sembrar su narrativa y a conveniencia ponen y quitan, limpian y ensucian, recuerdan y olvidan. Transcurre el tiempo y en procesos de malabarismo, se limpian conciencias y se hacen pulcros quienes vivieron en heces. Las historias, las microhistorias hay que escribirlas para que la memoria colectiva las tenga presente y no compre lobos con piel de oveja.

Hoy hablo de uno de ellos, tan solo de un ejemplar de la nociva fauna que alimentó durante el sexenio lopezobradorista de esa animadversión que encona la discusión pública. Recalco que es tan solo uno de varios que con gran alcance mediático conforman pequeños  núcleos de similares grupos para “monetizar” inescrupulosamente la discusión pública.

Qué mejor ejemplo que un mercachifle ignorante y ruin que sin preparación política o discursiva alguna utilizó su influencia como antiguo mercadólogo priista para intentar ensuciar el mejor sexenio de las últimas décadas y en particular la campaña política en la que venció Claudia Sheinbaum.

Y hablo de él porque en sus programas  y redes tiene miles de seguidores: esas tías panistas que se ven reflejadas en el analfabetismo de la palabrería que ahí se expresa; esos “empresarios” que se sonríen al escucharlo y se alimentan de las sandeces que repetirán entre los mismos; esos odiadores profesionales a la espera de cualquier frase o slogan pegajoso con que tener “munición” para expresar su rencor social. En todos los casos hablo de que el mercado del publicista que se dice convertido en analista político se dirige a un público absolutamente ignorante y desinformado.

El programa del susodicho se convirtió en el hazmerreir de la opinión política, cualquiera con dos dedos de frente lo sabe, pero para la derecha derrotada representa la catarsis que le ayuda a entenderse entre  un grupo de adictos a la miseria moral. Son algo así como un grupo de terapia grupal de la oligarquía esquizofrénica a quien solo le falta repartir camisas de fuerza.

El señor Alazraki encabeza a un grupo de arcaicos propagandistas del PRI y del PAN, que a fuerza de mentiras, odio y resentimiento, esquilman las bolsas de sus seguidores, cobran porque se inscriban a sus redes y les piden aportaciones de unos cuantos pesos. Aplican su cobro de diezmo y cuando no les funciona acuden a la mera limosnería; conforme van cayendo en el notorio ridículo sus fuentes de financiamiento se secan; su competencia -de otros similares a ellos (Latinus y Loret p.ej.)- les gana mercado y la desesperación en sus voces y dichos les provoca una furia mayor para insultar a López Obrador, a Claudia Sheinbaum, a la 4T y a los chairos a quienes recomiendan quemar en el Zócalo.

Amlo está temblando, Xóchitl aplasta, la derrota de Claudia es inminente, perderán todas las gubernaturas menos Tabasco, – nada fuera de la vendimia de conceptos para engañar a los bobos que les siguen es lo que dicen- acompañado de: odio a Claudia, es una pendeja, los que votan por ella son muertos de hambre, los seguidores de la 4T son imbéciles, AMLO les lavó el cerebro, y así…

Anomalía significa “Defecto de forma o de funcionamiento”. Alazraki y su programa Atypical son un defecto social; encarnan lo peor de la sociedad mexicana, suman a la ignorancia, el clasismo y la reivindicación de mentir y hundir al país para que regresen los regímenes corruptos de los que se alimentaron.

Participan en esa vomitiva asociación, personas como: Pedro Ferriz, Beatriz Pagés, Javier Lozano, Lourdes Mendoza, Laura Zapata, Francisco Martín Moreno, Emilio Álvarez Icaza, ¿que los reúne? La fealdad. Revisen sus caras, sus figuras, sus cuerpos; su fealdad ética y moral se visibiliza en sus personas; su expresión de aborrecimiento permanente y su mirada de repulsión. El gesto de todos ellos es uno de envidia y rencor; no soportan ser irrelevantes frente a la amplia sociedad y haberse convertido en la burla del periodismo y coadyuvantes de la histórica derrota que sufrió la derecha hace apenas unas semanas.

Sus pares comunicadores, más allá de su ideología, los ven como el fondo de la fosa séptica que mantiene la porquería.

Decía Woody Allen algo respecto a California pero que aplica perfectamente al modelo del programa de este energúmeno: “En California no tiran la basura: la convierten en programas de televisión.”

Alazraki decía, “Yo tenía la solución, entre más mentiras des contra MORENA mejor te va”, pues ahora debe tragarse sus palabras; su forma de actuar y su alevosa palabrería ayudó a que Xóchitl Gálvez perdiera de la manera en que lo hizo. Alazraki ya fue, fue un fiel servidor del PRI, su tiempo ya pasó, es hora de que él y su séquito se recluyan en algún hospital psiquiátrico y den paso a formas decentes de comunicación. Las tías panistas tendrán que buscarse un nuevo marrullero que les explique el mundo.

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3 comentarios en “Alazraki, la anomalía.

    • Sergio dijo:

      Todos en ese show son mitomanos, de verdad creen sus mentiras, viven en un universo a parte donde ellos son exclusivos y todos los demas somos bobos, sólo ellos saben lo que nos conviene.

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